Mujeres y educación en la España contemporánea. Raquel Vázquez Ramil

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Mujeres y educación en la España contemporánea -  Raquel Vázquez Ramil Universitaria

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Incide en el aspecto de la educación (mandamiento decimoquinto) afirmando que ha de ser igual para ambos sexos en la primera infancia, pero en la juventud debe variar porque el hombre y la mujer tienen destinos diferentes en la sociedad, y añade una recomendación que los krausistas españoles harán todo lo posible por cumplir: cada uno ha de contribuir a la educación de sus semejantes

      Con este somero análisis del Ideal de la Humanidad queda esbozada la peculiar visión de Krause y los krausistas acerca de la educación del género humano en general, y la de la mujer en particular: la perfección es imposible sin arrancar a la mujer de las tinieblas de la ignorancia y estimular al hombre a respetarla como mitad a la vez opuesta y complementaria; la unión de ambos sexos constituye el matrimonio, base de la familia, a la cual corresponde la gran responsabilidad de educar al hombre del mañana y del progreso, ejecutor del Ideal de la Humanidad.

      Abundando en el tema, Krause refutó la afirmación de que la mujer es sólo «un varón incompleto» como contraria a las investigaciones embriológicas y a la naturaleza, y rechazó, asimismo, que el fin último de la mujer fuese la maternidad, declarándola por ello incompatible con la vida social pública. Por el contrario, ésta se vería inusitadamente enriquecida con la participación activa de la mujer.

      Los krausistas fueron muy conscientes de estas deficiencias, pero hasta la Revolución de septiembre de 1868 no tendrán oportunidad de emprender medidas eficaces, siendo muy destacado en este sentido el papel de Fernando de Castro.

      Perspectiva práctica: Fernando de Castro y sus iniciativas humanitario-feministas

      Adelantado de un catolicismo liberal, que después tuvo numerosos seguidores (Gumersindo de Azcárate, Francisco Giner de los Ríos, entre los más significados), creyó posible un catolicismo compatible con el liberalismo político hasta 1870, cuando el Concilio Vaticano I declaró la infalibilidad pontificia. Castro se convierte así en el formulador de la filosofía religiosa del krausismo español (a la que no son ajenos ciertos matices erasmistas), que cristalizó en la definición de un cristianismo racional y utilitario.

      La inquietud íntima de Castro encontró un canal de realización en las actividades benéficas y pedagógicas; entre las primeras hay que citar su vinculación al grupo Los Amigos de los Pobres, su labor en la Sociedad Abolicionista Española, presidida por él desde 1869 hasta 1873, y su dedicación a fomentar la educación de la mujer española: en este campo promueve la creación de un Ateneo Artístico y Literario de Señoras en febrero de 1869, las Conferencias Dominicales para la Educación de la Mujer desde febrero a mayo de 1869 y la Asociación para la Enseñanza de la Mujer en 1870.

      Ateneo Artístico y Literario de Señoras de Madrid

      Inaugurado por Fernando de Castro el 3 de febrero de 1869, se definía como

      Quedaba así delineado el objetivo fundamental: formar a la madre de familia sensata y consciente, capaz de educar bien a sus hijos. En la Junta Directiva figuraba una mujer eminente, Concepción Arenal; era presidenta Faustina Sáez de Melgar, fundadora del primer liceo femenino de la Villa y Corte y directora de revistas femeninas como La Violeta o La canastilla infantil.

      El Ateneo se comprometía a facilitar a sus asociadas «los conocimientos necesarios para brillar en la sociedad a la altura de su siglo». Con objeto de conseguir sus fines de «regenerar a la sociedad» educando a las madres, el Ateneo proyectaba establecer cátedras diurnas y conferencias vespertinas pronunciadas por personas de relevancia; las clases serían complementadas, en su momento, por la apertura de una biblioteca, un gabinete de Física, salas de conversación y lectura y la publicación de un periódico.

      Era intención del Ateneo dotar las siguientes clases: Música, Piano, Arpa, Declamación, Teneduría de Libros, Sistema Métrico, Física Experimental, Geografía, Historia Sagrada, Historia Natural y Profana, Religión y Moral, Retórica y Poética, Idiomas, Grabado, Caligrafía, Dibujo, Pintura, Botánica, Higiene, Economía Doméstica, Flores y Labores de Adorno.

      Pese a todo, el Ateneo era un primer paso, aunque muy titubeante, en el afán por educar a la mujer española; más decidido e interesante fue el dado por las Conferencias Dominicales organizadas en la universidad de Madrid, que analizamos a continuación.

      Conferencias Dominicales para la Educación de la Mujer

      Celebradas en el paraninfo de la Universidad Central, fueron inauguradas

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