Mujeres y educación en la España contemporánea. Raquel Vázquez Ramil

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Mujeres y educación en la España contemporánea -  Raquel Vázquez Ramil Universitaria

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conferencia (21 de febrero): «Educación social de la mujer» por José María Sanromá, catedrático del Conservatorio de Artes.

      2.a (28 de febrero): «La educación de la mujer por la historia de otras mujeres», por Juan de Dios Rada y Delgado, catedrático de la Escuela de Diplomática.

      3.a (7 de marzo): «La educación literaria de la mujer», por Francisco de Paula Canalejas, profesor de Literatura Española de la Universidad Central.

      4.a (14 de marzo): «De la influencia del cristianismo sobre la mujer, la familia y la sociedad», por Fernando Corradi. Lectura del artículo «Del lujo» por su autor, Antonio Segovia.

      5.a (21 de marzo): «La mujer y la legislación castellana», por Rafael M.a de Labra, miembro de la Sociedad Abolicionista Española. Lectura del ensayo «Lamentos de Jeremías», a cargo del presbítero Antonio M. Blanco.

      6.a (28 de marzo): «La higiene de la mujer», por Santiago Casas, médico.

      7.a (4 de abril): «Influencia de la madre sobre la vocación y profesión de los hijos», por Segismundo Moret, catedrático de Instituciones de Hacienda de la Universidad Central.

      8.a (11 de abril): «Influencia del estudio de las Ciencias Físicas en la educación de la mujer», por José Echegaray, ingeniero de caminos.

      9.a (18 de abril): «Influencia de las Ciencias Económicas y Sociales en la educación de la mujer», por Gabriel Rodríguez, profesor de la Escuela de Ingenieros de Caminos.

      10.a (25 de abril): «Algunas consideraciones generales sobre el matrimonio», por Florencio Álvarez-Ossorio, abogado. Lectura del artículo «La música y la mujer», a cargo de Francisco Asenjo Barbieri.

      11.a (2 de mayo): «Influencia de la mujer en la sociedad», por José Moreno Nieto, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Central.

      12.a (9 de mayo): «La religión en la conciencia y en la vida», por Tomás Tapia, profesor auxiliar de la Universidad Central.

      13.a (16 de mayo): «Educación conyugal de la mujer», por el padre Antonio M. García Blanco, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central.

      14.a (23 de mayo): «La misión de la mujer en la sociedad», por Francisco Pi y Margall. Lectura de un artículo de M. C. Hippau sobre el estado de la educación de la mujer en Estados Unidos, con descripción de Vassar College, a cargo de su traductor Juan Uña.

      15.a (30 de mayo): conferencia de Emilio Castelar sobre la mujer a lo largo de la historia. Lecturas de Ventura Ruiz Aguilera, Silió y Bustillo. Por último, Fernando de Castro clausura el ciclo de Conferencias Dominicales con un breve discurso.

      Las conferencias fueron sazonadas por lecturas de ensayos y poemas (de Valera, Hartzenbusch, Núñez de Arce, Campoamor…). De tono muy desigual, como corresponde a la variedad de oradores, su mérito fundamental es el de haber franqueado a las mujeres las selectivas puertas de la universidad, aunque fuera en domingo. Sin moverse de lo tradicional, reincidiendo muchas de ellas en un paternalismo más protector y afable que en un verdadero afán educativo, destacan no obstante algunas por su seriedad.

      Fernando de Castro, en el discurso inaugural, compendia el ideal krausista sobre la educación de la mujer: expresa el propósito de contribuir al perfeccionamiento de la mujer, necesario para el avance de la naturaleza humana; para lograrlo, el camino más seguro es la reforma de la educación. El paradigma femenino es para él la mujer fuerte del Libro de los Proverbios, a cuya imitación han de tender todas las mujeres; teniendo en cuenta que el fin primordial de éstas es el hogar (o sea, el matrimonio y la maternidad), su formación ha de constar de materias que la preparen para su conveniente desempeño: Religión y Moral, Higiene, Medicina y Economía Domésticas, Labores propias del sexo y Bellas Artes, complementadas por Pedagogía, Geografía e Historia, Ciencias Naturales, Lengua y Literatura y Nociones de Legislación.

      Con este programa formativo la mujer de su casa estará en condiciones de instruir adecuadamente a sus hijos y salvar el abismo intelectual que la separa del hombre, abismo en el que muchas veces crece la simiente de la corrupción y la inmoralidad.

      Dibuja Castro la figura de una mujer providencial que contribuya a la recomposición armónica de una sociedad entonces rota y desangrada por las luchas políticas, que estimule al hombre sin mancharse en los aconteceres extradomésticos, que aprenda lo imprescindible para ser útil a su entorno pero no tanto como para cuestionarlo.

      Esta serie de conferencias alcanzó gran éxito; convertidas en pretexto de exhibición para el Madrid elegante, los organizadores decidieron imprimirles otro carácter, de manera que sólo asistiesen a las disertaciones las mujeres deseosas de instruirse seriamente. Así, al siguiente curso, las conferencias se agruparon en ciclos temáticos de contenido elemental.

      Sobre esta base, el 1 de diciembre de 1869 Fernando de Castro inauguró el curso de la Escuela de Institutrices, instalada provisionalmente en locales cedidos por la Escuela Normal Central de Maestras; las jóvenes asistentes recibían clases de Física e Historia Natural, Francés, Cosmografía, Economía Política, Literatura Española, Dibujo y Música. En junio de 1870 se examinaron seis muchachas ante un tribunal que admiró su aprovechamiento. Visto el éxito, Fernando de Castro pensó en consolidar la obra y dio un nuevo y más decidido paso adelante con la creación de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer.

      Asociación para la Enseñanza de la Mujer

      Para ello proyecta crear establecimientos de enseñanza, organizar ciclos de conferencias y emplear todo tipo de medios instructivos. Ocupó la presidencia Fernando de Castro y, a su muerte en 1874, Manuel Ruiz de Quevedo; la vicepresidencia correspondió a Manuel M.a José de Galdo.

      El modelo sobre el que se calcó la Asociación para la Enseñanza de la Mujer fue la Lette-Verein, establecida en 1866 en Berlín. La Lette-Verein contaba con escuelas de Comercio, Dibujo, Pintura sobre Porcelana, Modelado, Cajistas de Imprenta, Ampliación de Conocimientos Elementales, de Oficios y Trabajos Artísticos e Instituto para Exámenes de Maestras. Esta institución alemana poseía asimismo una bien surtida biblioteca, una pensión para alojar a mujeres a precios módicos, una fundación para sufragar las matrículas y manutención de las alumnas necesitadas, una agencia de colocaciones, un montepío encargado de hacer préstamos a bajo interés y de vender a plazos objetos de utilidad para el trabajo femenino (como máquinas de coser) y un bazar para vender objetos realizados por mujeres.

      La Escuela de Institutrices ofrecía un plan de estudios de tres años, con asignaturas como Aritmética, Geometría, Ampliación de Gramática, Antropología (primer curso); Física y Química, Geología y Mineralogía, Deberes Morales de la Mujer en la Sociedad y en la Familia (segundo curso); Botánica y Zoología, Pedagogía (tercer curso), etcétera.

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