Escritos Federalistas. Pierre Joseph Proudhon
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[38] «He aquí mi predicción: será usted, Proudhon, haga lo que haga, inevitablemente, es su destino, un escritor, un autor; será un filósofo; será una de las luces del siglo, y su nombre tendrá un lugar en los fastos del siglo XIX, como los de Gassendi, Descartes, Malebranche, Bacon en el siglo XVII, como los de Diderot, Montesquieu, Helvetius, Locke, Hume, Holbach en el XVIII. ¡Ése será su destino! […]» (Carta de Fallot a Proudhon, 5 de diciembre de 1831, citada por P. Haubtmann, ibid., p. 110).
[39] En en el mes de agosto de 1849, Proudhon recuerda así aquel momento: «Ejercía la profesión de impresor desde hacía 10 años. Al salir del colegio, mi suerte fue encontrarme en la necesidad de trabajar para vivir y conquistar la independencia aprendiendo un oficio. No dejé el taller por hastío o desdén, y si solicité la pensión Suard fue para poder dedicarme a mis estudios» (Carnets, cit., t. 3, p. 225).
[40] Su primera obra (anónima) será un Essai de Grammaire Générale. Cfr. P. Haubtmann, Proudhon, sa vie et sa pensée, cit., t. 1, pp. 145-165.
[41] Sí se equivocaría Proudhon, en cambio, en el aspecto económico, pues durante los tres años que pasa como becario Suard (1839-1841), a caballo entre París y Besançon, su maltrecha situación económica va todavía a degradarse. Como el minucioso estudio de Pierre Haubtmann lo muestra (ibid.), más de las dos terceras partes de los 1.500 francos anuales que percibía de la Academia de Besançon se le iban en el pago de la deuda acumulada y la ayuda prodigada a su familia. En 1840, su segundo año Suard, de los 1.500 francos iniciales sólo le quedan 200 para vivir seis meses en París, lo cual, como lo explica Haubtmann (p. 223), estaba muy por debajo de lo que ganaba el obrero más pobre. De su época de becario Suard es también el viaje que realiza entre Besançon y París, más de 400 kilómetros ¡a pie!, al no poder permitirse viajar de otra manera, o sus pírricos almuerzos de diez céntimos de pan… Recordemos, asimismo, que Qu’est-ce que la propriété? podrá editarse gracias a la ayuda que le brinda su amigo Bergmann, quien asumirá parte de los gastos de impresión de los 500 ejemplares de la primera edición en 1840. Cfr. P. Haubtmann, ibid., pp. 166-291.
[42] Es interesante ver cómo el propio Proudhon atribuye en algún momento la audacia y fuerza revolucionaria de la bomba literaria que se dispone a publicar, su Premier Mémoire, a la desazón a la que le lleva su propio infortunio: «¿Qué he necesitado para buscar las leyes y las fórmulas? El aguijón de la pobreza, el sentimiento continuo de injusticia, la contemplación de un egoísmo por el que yo sufría y que, si hubiera sido mío, me habría impedido como a cualquier otro entender… ¡La felicidad! Es hermana de la pereza, del sueño, del entumecimiento. ¿Qué hombre verdaderamente feliz ha hecho grandes cosas, contribuido al progreso de las ciencias, poseído una vasta razón, un espíritu fuerte y poderoso? El hombre feliz se vuelve pronto cobarde, débil, inerte, indolente, poco curioso, estúpido […]» (Cahier XII, p. 9, enero de 1840, citado por P. Haubtmann, ibid., p. 226).
[43] Carta de Marx a J. B. Schweitzer, op. cit., citada por Carlos Díaz en J.-P. Proudhon, op. cit., p. 49.
[44] Cfr. P. Haubtmann, Proudhon, Marx et la pensée allemande, cit., p. 72.
[45] «¡Escribir, escribir y mil veces escribir! Ésa es mi miseria. ¿Quién me librará de este infierno?» (Carta a Maurice del 17 de octubre de 1852, Correspondance (V, 1875), cit., vol. III, p. 62).
[46] P. Haubtmann, Proudhon, Marx et la pensée allemande, cit., pp. 41-42.
[47] P.-J. Proudhon, Les Confessions d’un Révolutionnaire (1849), Antony, Tops-Trinquier, 1997, p. 130.
[48] Cartas reproducidas íntegramente en, y citadas, de P. Haubtmann, Proudhon, sa vie et sa pensée, cit., t. 1, pp. 622-630.
[49] Notas reproducidas en P. Haubtmann, ibid., pp. 1055-1063.
[50] P.-J. Proudhon, op. cit., p. 124.
[51] Carnets, op. cit., t. III, p. 10.
[52] Carta a Micaud, del 17 de diciembre de 1849, Correspondance (VI, 1875), cit., vol. III, pp. 387-388.
[53] De no haber intervenido la censura, sus editores, los hermanos Garnier, calculaban que en un solo año se habrían vendido 30.000 ejemplares.
[54] Y es que el francés dedica tantas páginas y tal ardor a cantar la gloria del derecho de la fuerza que su loa de la paz puede llegar a parecer un tanto tardía y descafeinada.
[55] Prueba de ello es la retribución de 7.200 francos al año que le prometía un periódico comprometido con la política imperial a cambio de 4 artículos anuales, que acabará rechazando a pesar de la enorme deuda que pesaba sobre sus hombros.
[56] En un sentido muy similar, como apunta Bernard Voyenne, a Paul Ricoeur. Cfr. B. Voyenne, Proudhon et Dieu…, cit., p. 93 n.
[57] F. Tobgui, «Le Fédéralisme de Proudhon: mort de l’Etat?», en Quel au-delà pour la nation: mondialisme, internationalisme, fédéralisme?, París, Publications de la Société P.-J. Proudhon, 1999, p. 65.
[58] B. Voyenne, Le fédéralisme…, cit., pp. 40-46.
[59] J. Butler, Le récit de soi, París, PUF, 2007, p. 7.
[60] P.-J. Proudhon, De l’Utilité de la Célébration du Dimanche, considérée sous les rapports de l’hygiène publique, de la morale, des relations de famille et de cité (1839), en Œuvres Complètes, París, Librairie Marcel Rivière, 1926, p. 61. En el mismo sentido véase el siguiente fragmento de Idée Générale de la Révolution au xixe siècle: «Encontrar una forma de transacción que llevando a la unidad la divergencia de los intereses, identificando el bien particular y el bien general, borrando la desigualdad de la naturaleza por la de la educación, resuelva todas las contradicciones políticas y económicas» (cit., p. 150).
[61] P.-J. Proudhon, De la Justice…, cit., t. I, pp. 146-147. En el mismo sentido: «En el sistema de libertad pura […] no hay realmente sociedad. Estamos ante una agrupación de individualidades yuxtapuestas, que avanzan paralelamente sin ningún vínculo orgánico, sin fuerza colectiva»