La traición en la historia de España. Bruno Padín Portela
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[15] A. Martínez e V. Infantes, El abad, p. 121.
[16] J. Pérez de Urbel (ed.), Sampiro, su crónica y la monarquía leonesa en el siglo X, Madrid, Escuela de Estudios Medievales, 1952, pp. 345-346.
[17] M. Gómez-Moreno (ed.), Introducción, p. CXI. Otro texto del siglo XII aporta una información similar: «los cuales [musulmanes] al llegar a Compostela destruyeron totalmente la mayor parte de las paredes de la iglesia de Santiago excepto su santísimo altar», E. Falque (ed.), Historia compostelana, I, II, 8.
[18] J. A. Estévez Sola (ed.), Crónica Najerense, II, 32.
[19] L. de Tuy, Crónica de España, IV, 38. El arzobispo Jiménez de Rada afirma que Almanzor «destruyó también la ciudad y la iglesia de Santiago, pero, espantado por un rayo, no se atrevió a hollar el lugar donde se creía que estaba el cuerpo del apóstol, aunque se había propuesto profanarlo», Historia, V, 16; mientras que en la Estoria alfonsí se indica que Almanzor «entro en aquel logar do yazie el cuerpo de sant Yague apóstol por crebantar el su monumento; mas fue y muy mal espantado por un grand rayo que firio y cerca dell», Alfonso X, Primera Crónica, p. 448.
[20] E. Falque (ed.), Historia compostelana, I, II, 8; L. de Tuy, Crónica de España, IV, 38; R. Jiménez de Rada, Historia, V, 16.
[21] J. de Ferreras, Synopsis histórica chronologica de España, vol. 4, Madrid, Establecimiento Tipográfico de Don Antonio Pérez de Soto, 1775, p. 398.
[22] M. Lafuente, Historia, vol. 4, pp. 72-75.
[23] M. Morayta, Historia, vol. 1, p. 1134.
[24] La Silense afirma: «Ayudaban al bárbaro [Almanzor] en esta facción, ya su larguez de pagas, con la que había ligado a sí no pocos soldados cristianos», M. Gómez-Moreno, Introducción, p. CX; mientras que la Compostelana dice que R. Velázquez «trajo a estas regiones con los otros señores de esta tierra a los sarracenos y a su jefe Almanzor», E. Falque (ed.), Historia compostelana, I, II, 8.
[25] M. Lafuente, Historia, vol. 4, p. 73.
[26] R. Altamira, Historia, vol. 1, p. 249.
[27] M. Morayta, Historia, vol. 2, p. 5.
[28] A. Martínez e V. Infantes, El abad, pp. 127-128.
[29] Ibid., p. 139.
[30] Ibid., p. 142.
[31] Ibid., p. 149.
[32] J. de Marieta, Historia de la Santissima Imagen de Nuestra Señora de Atocha, Madrid, Juan de la Cuesta, 1604.
[33] R. Menéndez Pidal, Historia y epopeya, vol. 2, p. 113. Opinión que compartieron otros autores, véase A. Deyermond, La literatura perdida de la Edad Media castellana. Catálogo y estudio, I. Épica y romances, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1995, pp. 62-63.
[34] V. Infantes, «Las Historias caballerescas», p. 312.
[35] G. Cirot, «Une chronique léonaise inédite», Bulletin Hispanique 11 (1909), pp. 259-282, y «La chronique léonaise», Bulletin Hispanique 13 (1911), pp. 133-156 y pp. 381-439. Para un análisis de la leyenda entre los siglos XII y XV, véase M. Vaquero, Tradiciones orales en la historiografía de fines de la Edad Media, Madison, The Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1990, pp. 1-64.
[36] R. Menéndez Pidal, «Relatos poéticos en las crónicas medievales», Revista de Filología Hispánica 10 (1923), pp. 331-334.
[37] L. A. García Moreno, El fin del reino visigodo, pp. 22-29.
[38] R. Jiménez de Rada, Historia, V, 3.
[39] Ibid., V, 18.
[40] Alfonso X, Primera Crónica, p. 427. Esta leyenda ocupa los capítulos 730-732 y 763-764 del segundo volumen y las pp. 427-429 y 453-454.
[41] Ibid., p. 428.
[42] S. Martínez, «Tres leyendas heroicas de la Najerense y sus relaciones con la épica castellana», Anuario de Letras 9 (1971), p. 130.
[43] Alfonso X, Primera Crónica, p. 428.
[44] Ibid., p. 453.
[45] Los Anales Castellanos Segundos, compuestos en la primera mitad del siglo XII, sitúan la muerte de García Fernández en el año 995: «In era MXXXIII preserunt mauri conde Garcia Fernandiz, et fuit obitus eius die II feria III kalendas augusti», M. Gómez-Moreno, Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia, Madrid, Imprenta de San Francisco de Sales, 1917, p. 26. El Tudense recuerda que García Fernández murió en una batalla y que Sancho, a pesar de haberse rebelado contra su padre, fue a Córdoba a reclamar el cadáver: «Poco menos en esse tiempo, como Sancho reuelase contra su padre Garci Fernandez, el noble conde Burgos, murió esse conde Garci Fernandez y subçediole [en] el condado su fijo, que llamauan Sancho, varon noble en armas, prudente en las cosas que auia de fazer, justo en sentencia, e no sabiendo dar lugar al trabajo, dio muchas pestilencias a los moros (…) Y ouo el muchos vencimientos noblemente de los moros, asi que fasta Cordoua fue batallosamente y dio muchas muertes en los moros», L. de Tuy, Crónica de España, IV, 42.
[46] Alfonso X, Primera Crónica, p. 453.
[47] Lucas de Tuy afirma que desde el día