Los inicios de la automatización de bibliotecas en México. Juan Voutssás Márquez

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Los inicios de la automatización de bibliotecas en México - Juan Voutssás Márquez

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empezaron a usar como catálogos giratorios para libros, revistas, usuarios, etcétera. Fueron utilizados por décadas en bibliotecas de todo el mundo. Como ejemplo, el Boletín de UNESCO de Bibliotecas consigna e ilustra el uso de uno de ellos en 1958 en la Biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad de Washington, Estados Unidos (Boletín UNESCO 1958, 293).

      Con el advenimiento en 1935 de la película de 35 mm., se desarrolló poco después con mucho auge la tecnología de las diapositivas. Muchas bibliotecas iniciaron a partir de entonces colecciones de transparencias acerca de los más diversos temas.

Imagen 39
El Cardineer utilizado por la biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad de Washington, EU. boletín UNESCO, 1958.

      A partir de 1961, los “carruseles” o cilindros giratorios para proyección secuencial de diapositivas fueron muy utilizados para producir pequeños textos visuales en secuencia. Un solo carrusel podía contener hasta ciento cuarenta diapositivas. Poco después se podía agregar al proyector un reproductor de audiocasetes, el cual podía sincronizarse automáticamente con la secuencia de transparencias.

      El casete con audio o música podía programarse para que en un cierto momento seleccionado, enviase pulsos preestablecidos al proyector mediante un cable al efecto, los cuales cambiaban a la diapositiva siguiente. Una vez activado el casete, este sincronizaba automáticamente la secuencia de diapositivas asociadas. Ello permitió la creación de pequeños textos audiovisuales, los cuales comenzaron a ser utilizados dentro de las bibliotecas para los más variados propósitos: tutoriales, lecciones, talleres, etcétera. Muchas bibliotecas produjeron sus propios materiales, y hubo inclusive empresas que se dedicaron a producir y vender tutoriales de variados temas a las bibliotecas. Estos dispositivos estuvieron en auge hasta fines de los noventa (Kodak 2004).

      En noviembre de 1957, la empresa 3M presentó en la Exhibición Nacional de Negocios (National Business Show) de la Ciudad de Nueva York el prototipo de una máquina lectora de rollos de microfile que además podía imprimir copias de sus páginas en papel de forma rápida y económica. Fue producida desde entonces a gran escala con el nombre de Filmac 100 y se convirtió en un gran éxito industrial, pues solicitada en todo tipo de instituciones. Originalmente podía contener imágenes hasta tamaño carta, pero para 1959 había sido perfeccionada y el modelo Filmac 200 ya podía manejar tamaños de planos de ingeniería. Poco tiempo después, manejaría también microfichas. Al atractivo precio de 919 dólares, se convirtió en todo un éxito comercial. Fueron muy solicitados en bibliotecas (Conners y Amundson 1975, 46-48). En el Boletín de la ALA de diciembre de 1962, puede observarse un anuncio de uno de estos dispositivos ya operado con monedas para ser utilizado directamente por los usuarios de las bibliotecas, los cuales podían personalmente revisar las micropáginas e imprimir aquellas que les interesaran. Podía ser programado para cobrar 15, 20 o 25 centavos de dólar por impresión. Existía además la opción de adquirirse con un cambiador integrado de billetes por monedas (ALA Bulletin 1962, 980-981).

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Proyector de transparencias Kodak con carrusel, ca. 1965.
Imagen 41
Lectora-impresora de rollo de microfilme “Filmac 100C” operada con monedas. Imagen con permiso de “fair use”, ALA Bulletin, vol. 56, num. 11, December 1962, p.980.

      Las computadoras actuales tienen también raíces en equipos mecánicos y electromecánicos. De hecho, todas las máquinas sumadoras, calculadoras, tabuladoras, clasificadoras, de contabilidad, de registro unitario, etcétera, existentes durante los siglos XIX y XX son antecesores de las computadoras actuales. Hubo algunos ejemplos destacados, como la máquina analítica de Charles Babbage de 1837, la máquina Z1 de Konrad Zuse de 1938, la Mark I de la Marina de Estados Unidos de 1939, por citar algunas; todas ellas integran ya la mayoría de los elementos considerados como propios de las computadoras, pero todas se basaron en elementos mecánicos o eléctricos.

      La forma en que concebimos a la computadora moderna se basa fundamentalmente en la electrónica. Esas máquinas empezaron a ser consideradas como computadoras electrónicas cuando comenzaron a tener componentes electrónicos, y no solo eléctricos o electromecánicos. No es lo mismo. Al margen de definiciones canónicas —y para ponerlo de manera simple—, la diferencia fundamental estriba en que los dispositivos eléctricos usan la corriente o el flujo de electrones simplemente para convertirla a algún otro tipo de manifestación de energía: movimiento, calor, frío, luz, etcétera. En cambio, los dispositivos electrónicos manejan y controlan la corriente o el flujo de electrones de forma precisa para que ese flujo realice una tarea más sutil y compleja como acoplar, transmitir y recibir datos usando una señal eléctrica; amplificar o reducir esa señal, generar o conducir datos a través de ella. La señal puede rectificarse, modularse, adaptarse o afinarse por medio de otra señal eléctrica, etcétera.

      Todos los dispositivos electrónicos se basan en el proceso delicado y control minucioso sobre los electrones –de ahí viene el nombre y la esencia de lo electrónico–, que solo se logra con componentes específicos e indispensables. La electrónica nació en 1904 con el descubrimiento del “bulbo”, también llamado válvula de vacío o válvula termoiónica, que en su forma de diodo y de triodo permitiría el primer control del flujo eléctrico gracias al cual se desarrollarían en pocas décadas la radio, la televisión, el tocadiscos, el magnetófono o grabadora de sonido, el sonar, el radar y, en la década de los cuarenta, las computadoras electrónicas. A partir de la década de los cincuenta, el desarrollo de los semiconductores sustituiría a los bulbos con transistores, y estos a su vez con microcircuitos, circuitos integrados o chips, etc., que permitieron la reducción de los tamaños de los equipos y sentaron las bases de la electrónica moderna.

      Si se revisan los ejemplos mencionados hasta el momento, todo es tecnología y mucho es automatización aplicada a las bibliotecas, pero nada fue computadoras. De ahí la aseveración al principio de este texto de que la automatización de bibliotecas no necesariamente implica el uso de computadoras interactuando con actividades y funciones en la biblioteca. Cierto que ello es lo más conocido y relevante pero, como ha podido comprobarse, existió mucha automatización de bibliotecas antes y más allá de las computadoras.

      Notas

      1 En su versión original, esta bibliografía contenía 12 mil títulos de tres mil autores clasificados por nombre, seguida en 1548 de una tabla sistemática con los libros distribuidos en veintiún secciones, y de un apéndice en 1555.

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