Los inicios de la automatización de bibliotecas en México. Juan Voutssás Márquez

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Los inicios de la automatización de bibliotecas en México - Juan Voutssás Márquez

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impresión de los números de documento seleccionados. Las peticiones de búsqueda se ejecutaban diferidas en ‘tandas’, lo que producía retrasos inevitables que causaban al usuario cierta insatisfacción. El usuario recibía los resultados de su búsqueda en forma de una lista de números de documentos que debía ubicar en los anaqueles para obtener los informes buscados[…] Este programa requirió de mucho ingenio, ya que la IBM-701 no podía representar caracteres alfabéticos; por lo tanto, fue necesario desarrollar subrutinas que simularan la representación de esos caracteres con números[...] (Kilgour 1970, 219).

      Otros autores agregan: “[…] Es un hecho que los primeros programas importantes de información documental en línea estuvieron dentro de una aplicación de defensa aérea para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos desarrollada por el grupo académico industrial del Laboratorio Lincoln del Instituto Tecnológico de Massachusetts y hospedada por Semi-

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IBM 650 en 1958, Centro de Cálculo Electrónico de la UNAM, Primera computadora académica en Iberoamérica. Dr. Alberto Barajas, Coordinador de la Investigación Científica (sentado) y Dr. Carlos Graef, Director de la Facultad de Ciencias (de pie). Imagen Propiedad de la UNAM - CC BY-NC-SA 3.0 ESP http://www.historiadelcumputo.unam.mx/files/fotos/1_decadas/1decada.html#.WzQeYYoh0d
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La IBM 650 de la UNAM, primera computadora académica en Iberoamérica, Fac. de Ciencias , 1958. Imagen propiedad del Archivo Histórico de la UNAM : IISUE/AHUNAM, Colección Raúl Estrada Discua, Sección Nabor Carrillo, núm. RED-01109. Con permiso del AHUNAM.

      Automatic Ground Environment (SAGE) en 1956” (Nwagwu y Onyancha 2015, 7).

      Otro ejemplo muy ilustrativo de estas primeras aplicaciones en bibliotecas ocurrió en 1957 con la llegada del primer sistema de almacenamiento masivo en disco duro, el RAMAC 350 de IBM: Random Access Memory Accounting System, creado para sistemas contables. Éste fue el primer dispositivo comercial que utilizaba discos duros magnéticos con cabezas móviles; dos brazos independientes se desplazaban vertical y horizontalmente para seleccionar un disco y una pista de grabación de entre una pila fija de cincuenta discos —cien superficies— de 61 cm. de diámetro cada uno. Almacenaba en total cinco millones de caracteres de siete bits —aproximadamente 4.2 Megabytes actuales—. Su mueble medía 1.52 m. de frente × 1.72 m. de altura × 74 cm. de profundidad, casi dos metros cúbicos, y pesaba una tonelada. Se rentaba en ese entonces por 3,200 dólares mensuales, unos 28,000 dólares actuales. A pesar de lo limitado y tosco que pueda parecer hoy en día, marcó todo un hito en la historia del almacenamiento magnético. Antes de él, el almacenamiento se hacía en tambores o cilindros de núcleos magnéticos casi igual de voluminosos pero por tener menor superficie total su capacidad era solo de 50,000 a 100,000 caracteres; esto es, 50 a 100 Kilobytes.

      […] Las aplicaciones serias de computadoras en la recuperación de referencias de documentos comenzaron a fines de los cincuenta, primero con lentas búsquedas secuenciales en cintas magnéticas de pequeños archivos de registros bibliográficos. Un experimento precursor de la recuperación efectiva en línea de grandes cantidades de información bibliográfica fue realizado en el primer gran dispositivo de memoria de IBM llamado RAMAC” (Nolan 1958, 27-28) y (Firth 1958,168-170) demostraron […] cómo los procesos de búsqueda podían ser más eficientes y reducir los tiempos, buscando en los documentos almacenados por medio de índices de ellos construidos al efecto. Su experimento demostró los beneficios de buscar en dispositivos de memoria de acceso aleatorio –también llamados de acceso directo– en lugar de la búsqueda tradicional en dispositivos de acceso secuencial como las cintas (Bourne y Hahn 2003,11).

      En ese entonces, todavía se debatía si era más rápido buscar en un disco o en una cinta. En 1952, la primera unidad de cinta magnética de IBM modelo 726 podía almacenar solo cien caracteres de información por pulgada de cinta, y su velocidad de acceso era de 7,500 caracteres por segundo; para 1968, la densidad era de 1,600 caracteres por pulgada y podía acceder a unos 100 mil caracteres por segundo; en 1973, la unidad 3420 de IBM podía contener 6,250 caracteres por pulgada y podía acceder 1.25 millones de caracteres por segundo. Pero a fines de los cincuenta, las capacidades de las unidades de cinta de ese entonces hacían dudar del resultado.

      En 1952, Jesse Shera —el connotado pionero de la automatización de bibliotecas en la unión americana— fue nombrado director de la Escuela de Bibliotecología de la Western Reserve University en Cleveland, Ohio. Tres años después, fundó ahí el Center for Documentation and Communication Research (CDCR) (Centro de Investigaciones en Documentación y Comunicación), el cual fue el primero en su género asociado a una escuela de Bibliotecología en investigar y desarrollar de forma sistemática proyectos de recuperación de información auxiliándose con computadoras.

      Ese centro fue una fuente de innovación en temas de automatización de bibliotecas por las siguientes tres décadas, asesoró al gobierno y a los sectores industriales y de educación. Ahí, se formó un grupo de profesionales de la Bibliotecología

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Memoria de tambor magnético, previa a los discos magnéticos, ca. 1952. Almacenaban de 50 a 100 Kilobytes. Wikicommons por Robert Freiberger, CC BY 2.0
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Unidad IBM RAMAC de memoria, con 50 discos fijos, 100 superficies. Almacenaba unos 4.2 Mb. actuales 1957. © International Business Machines Corp. Imagen por cortesía de International Business Machines Corp.
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Unidad de memoria de disco RAMAC de IBM, de 4.2 Mb de capacidad- 1957. Pesaba una tonelada. Foto por David Bennet. © international Business Machine Corp. Imagen por cortesía de International Business Machine Corp.

      y las Ciencias de la Información que ejercieron gran influencia durante mucho tiempo en diversos ámbitos de la automatización de bibliotecas: James Perry, Alan Kent, Alvin Goldwyn, Jessica Melton, Alan Rees, Robert Jacobs, Gordon Barhydt y Tefko Saracevic, entre otros. Este último fue muy conocido en el medio mexicano por su frecuente asistencia y aportaciones a eventos académicos de ciencias de la información en nuestro país. Jessica Melton también ejercería influencia en el medio mexicano, como se verá más adelante. El hecho de que el gran proyecto OCLC de automatización de bibliotecas surgiese precisamente en el estado de Ohio a fines de los sesenta, se debió en gran medida a la gran influencia de los trabajos de Shera y su centro.

      Para la segunda mitad de la década de los cincuenta, Shera y los miembros de su grupo ya organizaban simposios acerca de temáticas de recuperación automatizada de información, y con el tiempo publicaron numerosos artículos,memorias, reportes, etcétera, al respecto (Information Systems in Docu- mentation 1957). Durante los años sesenta, realizaron y documentaron diversos proyectos de recuperación de información automatizada en su centro, principalmente en la computadora General Electric-225 de su universidad, en especial sobre técnicas de análisis y recuperación automatizada de información en los campos de metalurgia, salud y derecho. Véase como ejemplo el reporte final del proyecto de Reeves et al. (1962). ). En 1965, Shera presentó un interesante resumen de las actividades de la primera década del cdcr en el

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