Verdad y perdón a destiempo. Rolly Haacht
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Читать онлайн книгу Verdad y perdón a destiempo - Rolly Haacht страница 10
Zane se bajó del autobús repasando mentalmente los regalos que quería hacerles a todos sus allegados. Los únicos que tenía planeados con exactitud eran los de los niños: la Mansión de Malibú para Danielle y un Scalextric para Jack.
Antes de llegar a los apartamentos donde vivía el menor de sus hermanos, volvió a preguntarse el porqué de la insistencia de Louis para que fuese a cenar. Solo cenaba allí los miércoles, y exclusivamente los que Pitt podía acompañarla para llevarla después de vuelta a casa. Subió las escaleras exteriores del apartamento y llamó al timbre. Louis apareció enseguida tras la puerta.
—Hola —dijo sonriendo de oreja a oreja.
—Hola de nuevo. —Zane lo abrazó y empezó a quitarse el abrigo, el gorro y la bufanda—. ¿Hay algo para cenar o llamamos para que...?
Se quedó paralizada, observando a la persona que estaba sentada unos pocos metros delante de ella y que luego se levantó devolviéndole la mirada con timidez.
Zane se llevó las manos a la boca abierta por la sorpresa. Empezó a caminar hacia él mientras intentaba, sin éxito, retener las lágrimas.
—Hola —dijo Jake una vez la tuvo entre sus brazos.
Zane lo estrechó con todas sus fuerzas. Lloraba y reía a la vez, incapaz de articular palabra alguna.
Era Jake.
Era él, de verdad. ¡Había vuelto!
De repente, se sintió tremendamente reconfortada. No podía creer que le hubiese echado tanto de menos. Cuando se separaron tuvo que secarse los ojos con las mangas de la camiseta.
—Te has cortado mucho el pelo —fue lo primero que Jake le dijo.
Era cierto. Ahora lo llevaba por los hombros. Hacía bastante tiempo del cambio, pero claro, para él era una auténtica novedad.
—¡Mira quién fue a hablar! —replicó Zane. Jake sonreía y ella también lo hacía. Miró a su otro hermano, Louis, que se mantenía al margen con cara de diversión—. ¿Cuánto hace que estás aquí? —le preguntó alternando la vista entre ambos.
—Hace solo unas horas que me lo encontré en el trabajo —aclaró Louis.
—¿Dónde has estado? —continuó ella, dirigiéndose solo a Jake.
—Es una larga historia...
—Mientras habláis y todo eso voy a ir pidiendo algo para cenar —les comunicó Louis—. ¿Viene Pitt?
—Oh, sí, pero trabaja, así que no llegará para cenar. Me recogerá cuando acabe y me llevará a casa.
—¿Quién es Pitt?
Jake la miró arqueando una ceja, a lo que ella se sonrojó.
—Su novio —respondió Louis.
—¿Tienes novio?
Zane se rio en voz alta.
—Sí.
Jake se recostó sobre el sofá y se rascó el cogote.
—Vaya...
—Lo tengo incluso desde antes de... —Zane se paró en seco, pensando mejor lo que iba a decir—. Quiero decir, desde antes de que te marcharas.
—¿Cómo que desde antes de que me marchara? ¿Eso va en serio?
Sonrió sin separar los labios ante la estupefacción de su hermano. Entonces se acordó de algo. Se acordó precisamente de quién era su novio, y de que su hermano había vuelto, y de que iba a conocerlo. Su corazón se aceleró solo de pensar en lo que pasaría cuando ambos se encontrasen.
Al final, Louis pidió comida china para cenar. Robert, su compañero de piso, apareció cuando estaban empezando y cogió uno de los platos de arroz para luego retirarse a su habitación. Zane intentó que no se le notase demasiado lo molesta que estaba. Mientras cenaban, insistió en saber qué era lo que Jake había estado haciendo durante todo el tiempo que había pasado fuera, a lo que Jake solo respondió diciendo que lo primero que hizo fue ir a Philadelphia. Él, por su parte, también quería saber más sobre ellos, así que Zane le estuvo poniendo al día de algunas cosas. Por ejemplo, le contó que se había matriculado en Educación Infantil y que ahora estaba en tercer curso. También le habló de la casa nueva, en Valley Street. Cuando él preguntó por la de Prinss, le confesó que la intención de Derek siempre había sido venderla, pero como él no estaba para poder firmar el acuerdo, de momento continuaba deshabitada.
—¿Todos queréis vender la casa?
—No sé. Ahora ninguno de nosotros vive allí.
—¿Y por qué no te quedaste tú? —le preguntó a Louis—. Si lo que querías era independizarte, con la marcha del resto habrías tenido la casa para ti solo.
—Era demasiado grande para mí solo.
—¿Y qué me dices de ti, Zane? ¿Por qué no te quedaste en lugar de mudarte con Derek?
—Porque me gusta estar con ellos, y con los niños.
—Ya...
Su hermano parecía decepcionado. Zane se imaginó lo que habría pensado al presentarse en casa y verla en el estado en el que se encontraba. Ya ni siquiera iban a echar un vistazo. El único que pasaba de vez en cuando era Derek para recoger el correo.
—Estoy pensando en la cara que pondrá Derek cuando te vea —continuó Zane para cambiar de tema—. Va a ser alucinante. ¡Y Emily! Oh, Dios mío, ¿crees que te reconocerán los niños?
El ceño de su hermano se frunció. Eso le hizo pensar que tal vez iba a ser un tanto violento volver a ver a Jack.
—Deberíamos llevarlo como sorpresa el jueves, para la cena —comentó Louis.
—¡Es una idea estupenda! —exclamó Zane al pensar en la cena de Acción de Gracias.
Se puso a planificar mentalmente cuándo sería el momento idóneo para que Jake apareciese. Justo entonces, Louis se encendió un cigarrillo.
—Estamos cenando, Louis —protestó Zane.
—Yo he terminado hace rato... Y es mi casa, ya lo hemos hablado.
No podía con la odiosa adicción a la nicotina que su hermano había desarrollado.
—¿Cuánto hace que fumas? —le preguntó Jake.
—Bastante. Y espero que no vayas a darme el sermón ahora que has vuelto, porque ya he tenido suficiente con Derek...
El timbre de la puerta sonó. Zane se levantó y se dirigió hacia allí, nerviosa. Vio cómo su hermano separaba la silla de la mesa, preparándose para cuando empezasen las presentaciones. Todavía no le había dado detalles sobre Pitt. Zane abrió la puerta y salió antes de que este pudiese pasar al interior. Lo besó y luego le dio la noticia.
—Jake