Verdad y perdón a destiempo. Rolly Haacht
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Читать онлайн книгу Verdad y perdón a destiempo - Rolly Haacht страница 15
Fue Derek el responsable de aquella pregunta retórica. De repente, todos empezaron a cruzar miradas de lo más desconcertantes. Arabia y Derek observaban a Emily y a Zane, mientras que estas dos se miraban entre ellas.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Derek.
—Yo también me alegro de verte —respondió Jake hablando por primera vez.
Arabia seguía sin saber qué hacer ni qué decir, pero al parecer no era la única. Hasta los niños se habían percatado de la incómoda situación.
—Bueno, Derek —intervino Louis—. Tú has traído a Ari, nosotros hemos traído a Jake.
—Era una sorpresa —añadió Zane, casi en un susurro.
—¡Ari era la sorpresa de esta noche!
Arabia se dio cuenta entonces de lo que tenía que hacer, o de lo contrario sería una velada de lo más extraña teniendo en cuenta la forma en que se miraban los dos hermanos Becker. Se acercó decididamente a Jake, a pesar de que el corazón le latía a mil por hora.
—¡Jake! Me alegro de volver a verte. —Acto seguido le tendió la mano a modo de saludo—. ¿Cómo te ha ido todo este tiempo?
—Zane me dio tu teléfono. Pensaba llamarte.
—No te preocupes. Ahora estoy aquí.
Después se giró hacia el resto de los presentes, que tenían cara de preocupación, y les dedicó la mejor de sus sonrisas. Había pasado mucho tiempo desde que Jake desapareciera de las vidas de todos ellos, especialmente de la de ella. Había pasado tanto que ya ninguno de ellos debía preocuparse por lo que eso había supuesto. Todos tenían una vida nueva, y eran felices. El hecho de que él hubiera regresado no cambiaba nada.
—¿Soy la única que tiene hambre?
Zane se rio y volvió a abrazarla. Entonces todo volvió a la normalidad.
Momentos antes de que se sentaran a la mesa, Jake apareció a su lado.
—¿Podemos hablar un segundo?
—Claro. Dime —le respondió, sin apenas mirarlo, haciendo como que simplemente observaba que Jazzlyn no hiciese ninguna trastada.
—A solas.
Jake le hizo un gesto con la cabeza para señalar la puerta.
—Ah, entiendo. Pero no.
—¿No?
—No, Jake. No voy a hablar a solas contigo ahora mismo.
—¿Por qué no?
—Pues porque es Acción de Gracias, porque hace cuatro meses que no vengo, porque tengo muchas cosas de las que hablar con la gente a la que quiero... Por eso.
Momentos después, mientras cenaban, Arabia se dio cuenta de la tensión que se respiraba entre Derek y Jake. Más bien, la que había visto irradiar a Derek, porque a Jake apenas le había vuelto a mirar a la cara. Se lo debía a sí misma, así que iba a contenerse todo lo posible.
Estaban sentados de forma que Derek presidía uno de los lados de la mesa y Louis, el otro. La parte lateral opuesta a la de ella la ocupaban Jack, Danielle, Jake y Pitt; mientras que a su izquierda tenía a Zane y a Emily. La silla de Jazzlyn estaba situada entre ella y Louis.
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Cuando se sentaron a la mesa, Jake no pudo evitar sentirse desplazado. Zane y Arabia no dejaban de hablar, y Emily y Derek las acompañaban a la vez que controlaban que los niños cenasen. Miró a Pitt, al que creía igual de descolocado que él, pero pronto Louis y él comenzaron una conversación sobre béisbol en la que él no tenía nada que aportar. Era un completo extraño ahora. Derek ni siquiera se había alegrado de verlo. Indiferencia fue lo único que recibió por su parte.
—Mañana comeremos en casa de mi padre —escuchó decir a Emily.
Frederic Wathson. Claro.
En algún momento tendría que enfrentarse a Frederic, aunque no preveía que ese encuentro sucediese a corto plazo. Dejó de prestar atención a todo lo demás al pensar en ello. No tenía ni idea de cómo reaccionaría cuando se encontrasen el uno frente al otro.
—Bueno, ¿y qué vas a hacer? ¿Dónde te vas a quedar?
Estaba tan evadido pensando en la reacción de Frederic que no se dio cuenta de que la pregunta era para él.
—Jake, te estoy hablando.
Al levantar la cabeza vio a Derek mirándolo y esperando una respuesta.
—Perdona, ¿qué?
—Te pregunto que qué vas a hacer, que dónde te vas a quedar. ¿Tu visita sorpresa es temporal o...?
—Voy a quedarme en casa.
—¿Qué casa?
—Nuestra casa.
Derek dejó a un lado los cubiertos, se limpió la boca con la servilleta y se tomó su tiempo antes de contestar.
—Me temo que eso no va a ser posible.
Jake notó cómo el resto de los presentes se ponían alerta.
—¿No?
—La casa está sin suministros de ningún tipo —continuó su hermano.
—Me encargaré de restablecerlos. Mientras tanto me quedaré con Louis.
—Así que piensas volver a habitar nuestra antigua casa, sin más.
—¿Qué problema hay?
—Pues que es una casa que nos pertenece a todos.
Jake no entendía a dónde quería ir a parar, así que puso cara de interrogación.
—Quiero decir que vas a beneficiarte de ella mientras todos los demás nos ganamos la vida para poder mantener nuestros hogares.
—Ya le he dicho a Louis que puede instalarse conmigo, si quiere.
—¿Por qué no habláis sobre esto mañana, chicos? —sugirió Emily.
—Perdona, Emily, pero es que no entiendo cuál es el problema —replicó Jake—. ¿Acaso alguien o algo os obligó a mudaros a esta casa y a abandonar la otra? No, ¿verdad? Pues lo último que yo me esperaba al volver era descubrir que mi casa estaba cerrada y que no tenía ningún sitio donde quedarme.
—¿Acaso alguien te obligó a ti a marcharte y a desentenderte de todo?
—¿Estás de coña?
No podía creer que realmente lo juzgasen por haberse marchado después de todo lo que pasó. Después de todo por lo que él pasó. Sabía que Derek iba a replicar, pero por el