Verdad y perdón a destiempo. Rolly Haacht
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Por último, había dos anotaciones más al final de la hoja, encasilladas dentro de un recuadro hecho a mano.
Euler: El problema de los tres cuerpos restringidos asume que la masa de uno de los cuerpos es despreciable.
Tierra—Sol—Luna.
Jake notó cómo el corazón le latía con fuerza, tanto que tuvo que levantarse y alejarse del escritorio para tratar de relajarse.
—¡Jake! —su hermana lo llamó desde la planta baja, y eso le sobresaltó todavía más—. ¿Puedes venir un momento?
Él se quedó unos segundos más mirando la hoja del cuaderno, concretamente las partes subrayadas.
—¡Jake, ven!
Lo cogió y salió de la habitación, con el corazón todavía a mil por hora. Bajó las escaleras completamente aturdido por las evidencias y allí se encontró a Zane, sentada en el suelo y rodeada de unos cuantos álbumes. Tenía unas pocas fotos en la mano y parecía que buscaba otras entre las páginas.
—Tienes que ver esto —le dijo.
Jake se acercó y se sentó a su lado. Entonces Zane le tendió las fotos que había sacado de su lugar correspondiente. En casi todas aparecía él. Había una donde estaban también sus padres. Su padre sostenía a una versión diminuta de Derek y su madre lo llevaba en brazos a él, que apenas era un bebé. Estaba en blanco y negro. También había otra, ya a color aunque deteriorado, donde estaba toda la familia. Ahora el que apenas era un bebé era Louis, también en brazos de su madre. A la derecha de ella, su padre. Y abajo estaban los otros tres: Derek, Zane y él mismo. Zane se puso frente a él y lo señaló en la foto.
—Ahí debías de tener cinco años —le dijo.
Jake se fijó en que parecía enfadado en la foto. Tenía la boca apretada y el ceño fruncido, mientras que todos los demás sonreían. Intentó recordar el momento justo de cuando la tomaron, pero le era imposible. Era agradable ver fotos donde aparecían sus padres tan jóvenes con todos ellos.
Zane le quitó la foto de las manos y, justo cuando iba a protestar, le tendió otra. Volvía a ser una foto en blanco y negro. En el centro había un carrito con un bebé llorando, y a cada uno de los lados estaban Derek y él. Ambos sonreían abiertamente, y cualquiera habría podido decir que eran hermanos gemelos de no ser porque Derek era un poco más alto que él.
—Ahí tenías unos cuatro.
Jake miró a su hermana sonriendo por lo que aquellas fotografías le estaban transmitiendo, y fue entonces cuando se dio cuenta de que ella no sonreía en absoluto. Lo miraba con los ojos muy abiertos, como a la espera de que él reconociera alguna evidencia de todo aquello.
—¿Qué es lo que pasa? —le preguntó.
—¿No te das cuenta?
—¿De qué?
—¡Pero si eres clavado a Jack! O, mejor dicho, Jack a ti. —Zane le tendió unas pocas fotos más—. ¡Mira!
Jake siguió viéndose a sí mismo cuando era un niño. Evocó la imagen de Jack para intentar comprender a su hermana, pero él no veía ningún tipo de parecido. Además, no había ninguna donde no saliese poniendo alguna cara rara, o él solo, exceptuando la que siempre llevaba consigo doblada en la cartera y donde salía llorando. Al acordarse de aquella foto la sacó y se la mostró a su hermana mientras ambos seguían contemplando las imágenes. Zane se llevó las manos a la boca al ver la que él le daba.
—Dios mío —dijo—. Jack se parece muchísimo a ti cuando eras pequeño.
—Yo no veo el parecido.
—Tú no lo has visto crecer.
Jake se sintió como si un puñal le hubiese atravesado el pecho ante aquella afirmación. Sabía que viniendo de su hermana no era ningún tipo de reproche, pero no pudo evitar sentirse culpable.
—Yo tengo fotos de Jack que podría enseñarte para que lo vieses —continuó Zane—. Aunque yo creo que aquí se aprecia especialmente.
Volvió a señalar la de la cara enfurruñada.
—¿A dónde quieres ir a parar, Zane?
Su hermana lo miró, extrañada, como si la respuesta fuese evidente. Jake arqueó las cejas para reiterar su pregunta. Eso hizo que Zane se amedrentara un poco.
—Bueno, yo... Se suponía que al principio Emma tenía pensado decirte que tú eras el padre, y...
—Yo no soy el padre de Jack —replicó Jake, molesto.
—Ya, pero...
—¡No lo soy, Zane!
—Pero las fotos...
La mirada que Jake le dedicó hizo que no terminara la frase, pero es que estaba muy enfadado. En realidad, se enfadaba cada vez que alguien le recordaba a Emma.
—Joder, Zane —dijo, abatido, al darse cuenta de que su hermana había agachado la cabeza para evitar mirarlo—. Lo siento, no quería gritarte. Pero yo no soy el padre de Jack, porque yo sé quién es en realidad su padre, así que te agradecería mucho que evitaras mencionarlo siquiera, porque eso hace que piense en cosas horribles.
—No quería hacerte pensar en cosas del pasado, Jake, lo siento... —Zane le dedicó una mirada bastante apenada—. No sé ni por qué he pensado en esa posibilidad, perdona, de verdad.
—Vale, no te preocupes. Será mejor que nos vayamos.
—¿Ya?
Jake dio una vuelta por la estancia para tranquilizarse.
—Creía que querrías pasar el día aquí y tal vez poner un poco de orden. A menos que hayas descartado la posibilidad de reinstalarte.
—No, no la he descartado, pero antes tengo que solucionar otras cosas.
—Entonces, ¿seguirás durmiendo en el salón de Louis?
—Por el momento, sí. A propósito, ¿tú sabías que tenía novia?
—¿Sammy?
—Sí.
—No es su novia... O bueno, no es nada formal. Es su compañera de trabajo, ya sabes, y a veces se queda a dormir. Pero que yo sepa no hay nada más, o al menos, Louis no la trata como nada más. Nuestro hermano pequeño es bastante cabeza loca, sobre todo si sale por ahí con Robert. Ella es una chica muy maja, por cierto. Me cae genial.
¿No había nada formal? A Jake le había dado la sensación de que sí, pero tal vez ellos tuviesen una relación de esas que la gente llamaba relaciones abiertas. Pensó en que también tendría que hablar con Louis sobre ese asunto, sobre