Género y juventudes. Angélica Aremy Evangelista García

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Género y juventudes - Angélica Aremy Evangelista García

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Sergio, y Manuel Reachi (Productor) Buñuel, Luis (Director) (1951) Susana (Carne y demonio). México.

      Puenzo, Luis. José María Morales (Productor) Puenzo, Lucía (Director) (2007), XXY, Argentina, Francia, España. Filmmovement.

      Ripstein, Arturo (Director) (1972), El castillo de la pureza. México. Estudios Churubusco

      Sharma, Suresh (Productor) Gupta, Surendra (Director) (2007), College Girl. India.

      II. La construcción de lo juvenil en las experiencias migratorias de mujeres y hombres indígenas en dos contextos metropolitanos en México

      Jahel López Guerrero

      Luis Fernando García Álvarez

      RESUMEN: El objetivo de este capítulo es mostrar algunas de las estrategias metodológicas que nos permitieron analizar la construcción de lo juvenil en las experiencias migratorias de mujeres y hombres jóvenes indígenas en dos contextos metropolitanos en México: la Zona Metropolitana del Valle de México y el Área Metropolitana de Monterrey, para contribuir al análisis de cómo se sintetizan las condiciones de género, edad, etnia y clase en la construcción de lo juvenil en las experiencias migratorias de mujeres y hombres indígenas. Para responder a esta interrogante, definimos los conceptos de juventud, jóvenes y condición juvenil, describimos el contexto de los procesos migratorios, y reflexionamos sobre datos etnográficos que muestran cómo el género, la etnia y la clase se articulan en la construcción juvenil de mujeres y hombres indígenas en la migración interna rural-urbana.

      PALABRAS CLAVE: jóvenes indígenas, migración, género, etnia, clase.

      Desde la década de 1940 del siglo XX, la población indígena se ha desplazado constantemente de las zonas rurales indígenas hacia centros urbanos, motivada principalmente por la búsqueda de mejores condiciones de vida. Desde entonces a la fecha, se ha observado que la población indígena ha diversificado los motivos de salida y los lugares de llegada en los flujos migratorios, que éstos han abarcado a todos los grupos étnicos y que han influido sobre prácticamente todos sus integrantes. De acuerdo con algunos especialistas en el tema, esto ha conformado “un nuevo mapa de la etnicidad nacional” y una “recomposición geográfica de la diversidad cultural del país” (Nolasco y Rubio, 2011: 9).

      La incursión de los jóvenes indígenas en los procesos migratorios se ha concentrado en las últimas tres décadas en la movilidad desde sus comunidades de origen hacia los centros urbanos inmediatos, las ciudades y zonas metropolitanas con mayor demanda de mano de obra, los centros turísticos, los estados agroindustriales del noroeste, la frontera norte del país y distintos enclaves de Estados Unidos (Sánchez, 2002).

      El objetivo del presente capítulo es mostrar algunas de las estrategias metodológicas que nos permitieron analizar la construcción de lo juvenil en las experiencias migratorias de mujeres y hombres indígenas en dos contextos metropolitanos de México: la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) (López, 2012) y el Área Metropolitana de Monterrey (AMM) (García, 2012). En ambas metrópolis se contactó y realizó un extenso trabajo de campo con mujeres y hombres jóvenes indígenas sobre su experiencia migratoria, ya sea propiamente como migrantes en el caso de la ZMVM, o como descendientes de migrantes de una comunidad mixteca de Oaxaca en el AMM. En las dos investigaciones se efectuó una reconstrucción histórica de la migración indígena, partiendo de la delimitación y caracterización de los flujos en los que actualmente se insertan los hombres y mujeres jóvenes indígenas migrantes. Asimismo, indagamos sobre cómo se adaptaron a la vida urbana, sus formas y espacios de residencia, sus posibilidades de trabajo en la ciudad, sus formas de agrupamiento y vida social, las expectativas de futuro y las posibilidades de reproducción de sus grupos culturales. A partir del análisis de estos y otros temas, fuimos articulando las categorías de juventud, género, etnia y clase.

      Esta articulación, que se puso a prueba en las dos investigaciones aquí reportadas, nos permitió caracterizar una construcción juvenil, desde una perspectiva antropológica, para mostrar tanto la especificidad del fenómeno, como las similitudes que encontramos en los dos contextos metropolitanos abordados.

      El capítulo se organiza en cuatro apartados. En el primero se define sucintamente el concepto de juventud, la categoría de jóvenes, la condición juvenil y, finalmente, lo que entendemos por construcción de lo juvenil. En el segundo apartado se describe brevemente el contexto en el que las juventudes, los jóvenes y la condición juvenil indígena se han construido, contrastándolo con lo que encontramos en la literatura especializada sobre el tema, para analizar su inserción en una estructura social caracterizada por la desigualdad y la asimetría en las condiciones sociales. Exponemos en el apartado algunas reflexiones sobre por qué los procesos migratorios se han convertido en espacios para la construcción de lo juvenil indígena. Por último, a partir de algunos datos etnográficos elaborados en las dos investigaciones referidas, reflexionamos sobre cómo se sintetizan las condiciones de género, edad, etnia y clase en la construcción de lo juvenil en las experiencias migratorias de mujeres y hombres indígenas.

      Adscritos a una perspectiva antropológica, definimos el concepto de juventud como una construcción histórico-cultural cuyos límites, contenidos y valores difieren en el tiempo y el espacio. Por ello, es relevante asumir la enorme diversidad que cabe en el concepto de juventud y coincidir en que desde el campo cultural se caracteriza por sus sentidos múltiples, dado que se incorporan, desechan, mezclan e inventan símbolos y emblemas en continuo movimiento, lo que hace al concepto difícilmente representable por su ambigüedad. Es decir, como afirma Carles Feixa: “la juventud no es homogénea ni estática: sus fronteras son laxas y los intercambios entre los diversos estilos, numerosos” (Feixa, 1999: 3). En este sentido, no podemos definir el concepto de juventud como unívoco, lo que ha dado pie a utilizar el término en plural, “juventudes”, para dar cuenta de la multiplicidad y diversidad de experiencias que se intentan aunar en este concepto (Duarte, 2000).

      Sin embargo, hablar de juventudes no es lo mismo que hablar de jóvenes.6 Esta última es una categoría social y, por tanto, relacional, lo que implica una delimitación contextual en el tiempo y el espacio, la caracterización de los distintos espacios de interacción y una importante reflexión sobre las relaciones de poder en las que se construyen las juventudes y los jóvenes. Se conforma así una estrategia que nos permite establecer una condición social que podemos definir como condición juvenil, ésta igualmente construida en el tiempo y el espacio. Al respecto, Valenzuela explica que:

      La condición juvenil es polisémica y se le define a partir de múltiples criterios que expresan su diversidad histórica o regional, las disímiles condiciones entre las ciudades y los campos o entre hombres y mujeres. […Aunque] la recreación de las relaciones juveniles desde las perspectivas dominantes pondera y minimiza, focaliza o invisibiliza y, por lo general, excluye a las mujeres, a los campesinos y a los indígenas [de tal condición] (Valenzuela, 2009: 59).

      En síntesis, nos referimos a la construcción de lo juvenil como un espacio sociocultural en el que se define qué es ser joven, tener una condición juvenil y experimentar la juventud.

      Hasta hace tres décadas más o menos, las etnografías sobre pueblos indígenas proponían que estas sociedades no reconocían nítidamente un estadio diferenciado entre la dependencia infantil y la autonomía

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