Resistencias noviolentas en América Latina. Esperanza Hernández Delgado

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Resistencias noviolentas en América Latina - Esperanza Hernández Delgado

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      La otra parte ha sido una lucha en los medios de comunicación dando a conocer su caso en la prensa, en conferencias, en caravanas, en bloqueos, marchas. Han mandado cartas al Papa y van a todos los foros indígenas posibles. Interpusieron dos demandas ante la Comisión de Derechos Humanos, demandas que ya establecieron varias medidas cautelares y tienen como tres resoluciones a su favor (José Moreno, 2016, entrevista).

      Métodos de intervención noviolenta: los bloqueos

      A partir de 2011, los yaquis bloquearon importantes vías de Sonora. El primer bloqueo se realizó en septiembre de 2011 y fue precedido por un comunicado que anunciaba una marcha en la carretera federal que partiría desde la escultura del indio Cajeme hasta encontrarse con yaquis procedentes de Vícam. La acción de protesta bloquearía los cuatro carriles de la carretera internacional. El objetivo era protestar contra el Acueducto Independencia. El Estado respondió con órdenes de captura, intentos de dividir a los ocho pueblos yaqui y represión a los oponentes mediante uso de la fuerza (Moreno 2014, 97-98).

      Otro bloqueo significativo fue el realizado en junio de 2013 en Vícam, que se planteó con carácter permanente. Solo dejaron pasar ambulancias con enfermos, vehículos con residuos peligrosos y unidades que ofrecieron razones humanitarias. Habiendo transcurrido 14 horas del cierre, el impacto económico ya era evidente, y los sectores empresarial, maquilador, agroexportador, minero y transportista se vieron afectados. La acción trajo consigo intervenciones a favor y en contra de diputados, servidores públicos y del sector privado (Moreno 2014, 269-270).

      Estos bloqueos visibilizaron el conflicto desatado por la construcción del Acueducto Independencia, evidenciaron la fortaleza de la campaña de resistencia yaqui, captaron simpatizantes y aliados, y produjeron costos económicos al adversario que le dieron contundencia a la resistencia. A pesar de estos logros, los bloqueos no pudieron suspender las obras de construcción del acueducto.

      La combinación de métodos de resistencia civil con métodos del ámbito de resolución y transformación pacífica de conflictos

      En procura de que sus demandas logren mayores alcances, los yaquis han combinado los métodos descritos con otros pertenecientes al ámbito de la resolución y transformación de conflictos. Apelaron a vías legales, dialogaron y negociaron con el gobierno, y se aliaron con otros sectores sociales (autoridad; líder yaqui, 2016, entrevistas).

      Han desarrollado también métodos propios cuyos centros son la cultura y la identidad como factores de cohesión. A partir de estos métodos, se ha construido una red de gestores, interlocutores, luchadores que fortalece el ejercicio de resistencia noviolenta y su articulación con métodos de resolución y transformación pacífica de conflictos, como la mediación y la negociación (Tomás Rojo, 2016, entrevista).

      Combinación con el diálogo y la negociación

      Algunos investigadores han analizado la relación entre la resistencia noviolenta y la negociación. Al reconocer que esta resistencia tiene métodos propios y que la negociación hace parte del ámbito de resolución y transformación de conflictos, plantean la posibilidad y las ventajas que ofrece su articulación, especialmente en conflictos asimétricos (Finnegan y Hackley 2008; Dudouet 2012; Wanis-St. John y Rosen 2017). Dudouet (2012) considera que la resistencia civil cataliza la transformación de conflictos al obligar su resolución, empodera a quienes resisten y les permite participar e influir en un proceso de negociación efectiva. En sentido similar, Wanis-St. John y Rosen (2017) y Finnegan y Hackley (2008) afirman que la resistencia civil puede convertirse en una palanca para lograr una negociación.

      En Colombia, algunas experiencias de resistencia civil, como los casos del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC), han evidenciado que, muchas veces, esta práctica conduce al inicio de un ejercicio de mediación o negociación. De igual manera demostraron que, iniciada la negociación, la resistencia se convierte en un mecanismo de presión (Hernández 2004, 2006, 2012). En estos casos las resistencias noviolentas se ejercieron frente a violencias estructurales expresadas en términos de exclusión, y a violencias directas como conflictos armados. En el marco de estas acciones, las resistencias dieron inicio o acompañaron mediaciones o negociaciones efectivas con el Estado y con actores del conflicto armado (Hernández 2004, 2009, 2012).

      Los yaquis reconocen que cuentan con capacidad para la resistencia noviolenta, pero también para la negociación política. De hecho, consideran que uno de sus más importantes logros, los reconocimientos en el gobierno de Lázaro Cárdenas, lo obtuvieron con la negociación (Tomás Rojo, 2016, entrevista). Académicos e investigadores también reconocen la capacidad de negociar por parte de este pueblo indígena. Al respecto se afirma: “Porque ha sido parte de la estrategia de la tribu yaqui, saber moverse en el terreno, negociar, dialogar y no enfrentarse directamente en algunos casos” (Alejandro Aguilar, 2016, entrevista). Otro ámbito en el que puede constatarse la capacidad de negociación es en los bloqueos ya que, en algunas oportunidades, se abrió la puerta a la negociación con el gobierno. No obstante, vale la pena señalar que, aunque estas negociaciones representaron un buen ejercicio, no alcanzaron avances significativos.

      El que estemos organizados actualmente como estamos fue porque la tribu negoció, concertó con la Corona española, y si la tribu logró allanar el camino para el reconocimiento como pueblo fue por esa capacidad de negociación, por la fuerza política de la tribu. Si la tribu ya hizo convenio de concertación fue con los diferentes gobiernos estatales de 1992, también con el gobierno federal, es porque tiene esa capacidad, y no es pedir cosas a cambio de nada, no. La tribu tiene un territorio, genera recursos naturales, genera impuesto, tiene servidumbre de paso, pasa la carretera de cuatro carriles (que ya la vieron ustedes) pasa la vía del ferrocarril, pasa la fibra óptica, pasa al oleoducto y pasa un acueducto Yaqui-Guaymas, pasa el tendido eléctrico, el tendido eléctrico de alta tensión, entonces eso no es gratuito, tiene que haber algo a cambio (Tomás Rojo, 2016, entrevista).

      Combinación con vías judiciales

      Los yaquis han interpuesto acciones judiciales ante cortes y tribunales con competencia legal nacional e internacional. El resultado ha sido muy positivo, pues han obtenido fallos favorables. Tres de ellos fueron proferidos por la Corte Suprema de Justicia (Tomás Rojo; José Moreno, 2016, entrevistas). Estos pronunciamientos judiciales han dado la razón a los yaquis, señalando que la construcción del Acueducto Independencia carece de autorización de impacto ambiental. No obstante, hasta la fecha, han quedado solo como letra muerta, pues no se cumplen (José Moreno, 2016, entrevista).

      Ellos siguieron cinco caminos, el primer camino fue la defensa legal y hay 11 resoluciones judiciales en la actualidad. De esas, seis o siete han sido a su favor, tres de ellas las emitió la Corte Suprema de Justicia, que es el órgano máximo, y ese órgano fue el que dijo que no hubo consulta previa informada y que hay que reponer el procedimiento. La tragedia es que la resolución de la Corte fue muy ambigua, porque a la vez que aprobó eso, aprueba que el acueducto puede seguir operando, entonces es ilógico consultar sobre un acueducto que está operando. […] La Corte dio dos resoluciones más que les dan la razón a los yaquis y como debe ocurrir en muchos países de América Latina, una cosa es lo que dicen las cortes y otra cosa es que se lleve a la práctica, entonces se ha ido violentado todo este derecho y ellos siguen su lucha (José Moreno, 2016, entrevista).

      Combinación con alianzas estratégicas

      Establecer alianzas estratégicas se ha convertido en un método valorado por los yaquis (autoridad; líder yaqui, 2016, entrevistas). Las relaciones con la academia, organizaciones no gubernamentales, sindicatos, partidos políticos, pueblos indígenas y comunidades que también padecen el impacto de los megaproyectos hidráulicos han permitido que el pueblo yaqui avance en la difusión de su problemática y de la resistencia civil. Las alianzas posibilitaron apoyos en momentos clave y una construcción colectiva

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