Resistencias noviolentas en América Latina. Esperanza Hernández Delgado

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Resistencias noviolentas en América Latina - Esperanza Hernández Delgado

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Es una forma organizada de luchar por nuestro pueblo, nosotros tenemos una organización estructural, y desde siempre ha luchado por la tierra y el agua (Tomás Rojo, 2016, entrevista).

      El orgullo es saber que al yaqui nunca lo han doblegado y hasta la fecha el gobierno no nos ha conquistado. Los proyectos que dicen darnos, nos toca por derecho porque somos mexicanos (autoridad yaqui, 2016, entrevista).

      Luchar siempre contra el gobierno, a nosotros no nos da miedo porque de eso estamos hechos, nosotros podemos quedarnos en el camino, pero atrás de nosotros viene mucha gente que puede terminar con el gobierno y es gente preparada de nuestro pueblo (autoridad yaqui, 2016, entrevista).

      Lo que queremos nosotros es vivir en paz en nuestro territorio, tener para nuestros nietos, para nuestros hijos, un bien, dejarles algo, dejarles un buen trabajo, dejarles un buen porvenir. Porque como está actualmente la situación, nos quieren quitar nuestro territorio a base de concesiones, invadiéndolo. Es lo que anhelamos nosotros: vivir en paz, que nos respeten como autoridad. Dicen ellos respetarnos, pero las leyes no las están cumpliendo. Nosotros somos originarios de aquí, nosotros tenemos siglos, y nosotros estamos asignados aquí, a quedarnos en nuestro territorio (autoridad yaqui, 2016, entrevista).

      Resistencia noviolenta estratégica

      Diversas razones permiten afirmar que la resistencia civil de los yaquis representa una experiencia de resistencia noviolenta estratégica. Así se evidencia en los motivos que los condujeron a una resistencia pacífica. Para ellos, las condiciones estaban dadas: con la negociación realizada con el gobierno de Cárdenas, habían logrado la restitución parcial de su territorio ancestral y el reconocimiento de su derecho de propiedad sobre el 50 % de su río. Asumieron entonces que su territorio, eje generador y dinamizador de su resistencia, estaba asegurado y que, a partir de ello, podrían iniciar otras luchas con métodos menos costosos como la resistencia noviolenta. Además, consideraron que habían alcanzado un significativo nivel organizativo y que estaban preparados para esas formas de lucha (autoridad yaqui; Tomás Rojo, 2016, entrevistas). Parece evidente que la opción por la resistencia noviolenta fue producto de un análisis de costo beneficio y en perspectiva de conveniencia y oportunidad.

      Para los yaquis, la lucha noviolenta es una decisión con la que se han comprometido a pesar de conservar sus armas, las cuales no utilizan. También preservan organizada una guardia indígena, que es la más antigua de México. Ambos elementos representan una advertencia al gobierno de que ante un caso extremo de necesidad de defensa, son capaces de recurrir a la violencia para protegerse (autoridad yaqui; líder yaqui, 2016, entrevistas).

      La lucha de nosotros es pacífica, pero siempre damos a conocer nuestras armas para que el gobierno sepa que nosotros tenemos el poder y la autoridad. Lo que queremos nosotros es vivir en paz en nuestro territorio, tener un territorio para dejarles a nuestros hijos, nietos y dejarles un buen porvenir (autoridad yaqui, 2016, entrevista).

      La importancia que los yaquis conceden a la preparación y planeación de la lucha también le otorga carácter de resistencia noviolenta estratégica a sus acciones. Otro factor importante para destacar es que acuden a la combinación de métodos de resistencia civil con métodos de resolución y transformación de conflictos como la negociación; evidenciando una postura abierta y estratégica, que busca lograr mayores alcances para su campaña de resistencia (Tomás Rojo, 2016, entrevista).

      Actualmente, la resistencia es organizarnos para las luchas, porque ya tenemos la estructura interna y ahora vamos por la lucha externa. Esta corresponde a las alianzas con los demás pueblos, con la sociedad civil y con los distintos sectores, pero siempre bajo una alianza de respeto y de solidaridad, y esto nos ha llevado a aliarnos con estructuras que no eran consideradas como posibles, debido a la liberación económica, la apertura comercial de los países capitalistas y el esquema de la globalización económica. Nosotros tenemos un tipo de resistencia legal (Tomás Rojo, 2016, entrevista).

      Si bien la opción por la resistencia noviolenta estratégica es fundamental, no es suficiente para el éxito de una campaña de esta naturaleza; es necesario contar, además, con condiciones especiales (Sharp 2005, 193). A ellas se hace referencia al finalizar este capítulo.

      La campaña de resistencia civil de los yaquis contra el Acueducto Independencia

      El reconocimiento del gobierno de Lázaro Cárdenas a los yaquis no logró la consolidación esperada, y la tranquilidad que se había alcanzado con los acuerdos comenzó a debilitarse. A lo largo de 70 años, el decreto que reconoce su derecho sobre parte del río Yaqui ha sido violado y el estado de Sonora construyó tres represas que afectaron el cauce de este río. Desde 2010, se inició la construcción del Acueducto Independencia, sin la consulta previa exigida. Esta megaobra pretende transvasar el agua de la cuenca del río Yaqui para llevarla a la del río Sonora, en Hermosillo, afectando el cauce bajo del Yaqui y la sobrevivencia de la tribu (Padilla 2007).

      Durante los últimos 70 años no se ha cumplido ese decreto. En este tiempo, se construyeron tres represas, creció la población, se fomentó el crecimiento de la agricultura privada, creció Ciudad Obregón y hay una gran cantidad de usuarios. Esa agua se ha ido a satisfacer las demandas de todo este grupo de usuarios y al final han dejado a los yaquis. De hecho, yo creo que no les cumplen el 20 o 30 % de la cantidad de agua (José Moreno, 2016, entrevista).

      Los megaproyectos representan el principal desafío de la resistencia civil de los yaquis. Constituyen nuevas formas de despojo del territorio y del río, que como se ha mencionado hace parte del mismo, colocando en riesgo la cultura y autonomía indígenas. Como destaca una autoridad yaqui de Vícam:

      Actualmente, nos quieren quitar el territorio a base de concesiones y lo que anhelamos nosotros es vivir en paz y que nos respeten como autoridad. Nosotros somos originarios de aquí y estamos resueltos a quedarnos en nuestro territorio, ese es el más grande sueño que nosotros tenemos. Si se llegasen a cumplir esos derechos de la Constitución que por ley hemos ganado, ese sería un sueño anhelado y esperado. En la actualidad tenemos seis años y medio de estar luchando con el gobierno. Nosotros tenemos nuestro río y tenemos tres presas, la primera que se formó en 1940, pero antes nuestros antepasados habían firmado un decreto presidencial en donde el 50 % del agua era para el pueblo yaqui. Ese decreto todavía existe. Ellos pensaron que la presa solo iba a bajar el caudal del río, pero vieron que el río se iba a secar. Pasaron los años y pusieron otra presa, esa presa fue la que remató nuestro río porque ya no hubo corriente y después se formó entre las dos presas otra presa: El Novillo. Ahorita hay dos proyectos muy grandes: el Acueducto Independencia y la presa Los Pilares. Desde ese momento empezó la lucha y hubo demandas. En esos seis años que estuvo el gobernador Padrés, tuvimos amenazas a nuestros voceros y a la autoridad. Ese gobierno no respetó las leyes ni el estado de derecho. Ese es el más grande desafío (autoridad yaqui, 2016, entrevista).

      Académicos e investigadores conocedores del conflicto consideran que esta obra hidráulica representa un nuevo despojo para la tribu yaqui (Moreno 2014). Destacan que, a pesar de los acuerdos con Cárdenas, se ha ido arrebatando el territorio ancestral a los indígenas mediante decretos gubernamentales de posteriores gobiernos. Esta situación se agrava con la falta de acceso a créditos para desarrollar actividades agrícolas en sus territorios, lo que los ha llevado a arrendarlos a los yori, o no indígenas.

      Realmente es el nuevo despojo, porque ha habido otros despojos. Su territorio y parte de sus tierras les han sido quitadas a raíz de varios decretos y ha sido una vida muy difícil para ellos. Ahorita la mayor parte de sus tierras las rentan, porque los yaquis no son sujetos de crédito. En general ellos rentan tierras, rentan a un privado y hay veces que ellos se contratan como mano de obra. Esa es la situación actual. Durante mucho tiempo ellos han pedido que les den más asignación de agua para poder sembrar las tierras, y la institución federal ha dicho que no hay agua, y esa misma institución es la que aprobó el acueducto (José Moreno, 2016, entrevista).

      Este

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