La izquierda legal y reformista en Colombia después de la Constitución de 1991. Jorge Eliécer Guerra Vélez
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La izquierda se hace a un patrón omnipresente
Navarro Wolff emergió como una figura relevante del paisaje político nacional. Para la izquierda legal y reformista la situación no podía ser mejor tras superar ese 3 % que históricamente recogían sus candidatos en elecciones presidenciales, y concretamente con la ad m-19 las adhesiones que amasó en tan corto tiempo produjeron como vaticinio el inminente derrumbe del bipartidismo. A modo comparativo, su caso se asimilaba a la transformación del Partido Comunista Italiano en una fuerza socialdemócrata;26 pues la ad m-19 despertó simpatías entre las clases medias y entre algunos militantes de los tradicionales insatisfechos de estos y de sus dirigencias (véase figura 2.1).
Figura 2.1 Votación por candidatos de la izquierda a la Presidencia entre 1980 y 1990
Fuente: elaboración propia con base en los datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Cuatro fueron los pilares que Jaime Nieto27 identificó en el programa de Navarro Wolff:
1. Reconciliación: comprendía una política de diálogo, un nuevo modelo de defensa nacional, el restablecimiento de la justicia y el respeto de los derechos humanos.
2. Renovación política: resumida en la propuesta de apertura democrática y modernización del Estado, la realización de una Asamblea Nacional Constituyente y la participación de la mujer y la juventud.
3. Desarrollo económico y social: incluía la estructuración de un modelo de desarrollo, a medio camino entre desarrollismo y populismo, una economía basada en la propiedad privada, que contemplaba la privatización del Estado y la apertura económica bajo ciertas condiciones, y una política social.
4. Integración bolivariana: abogaba por una política de fronteras basada en la integración entre las naciones limítrofes de Colombia y las buenas relaciones con los Estados Unidos.
Concisamente, dicho programa fue un amasijo de las propuestas del conjunto de organizaciones presentes en la ad m-19, teniendo la paz, la consolidación democrática, el respeto de los derechos humanos y la soberanía como ejes transversales. La novedad, sin embargo, se observa en el recurso a paradigmas en boga, tales como la perspectiva de género, los estudios de juventud, las alternativas de desarrollo. Con pragmatismo, Navarro Wolff habló de la desigualdad entre los sexos, comprometiéndose ante los grupos de mujeres y feministas que lo respaldaban a cumplir los acuerdos internacionales en la materia.28 De la juventud, cómplice y víctima del desangre del país, propuso imponer una mirada positiva; si la ecuación jóvenes y violencia era predominante, elogió la contribución de los movimientos estudiantiles en las reformas políticas en marcha. Concerniente al modelo económico se cuidó, muy al estilo del otrora m-19, de utilizar expresiones que irritasen a ciertos sectores, e invitó a idear mecanismos para distribuir mejor las riquezas. Finalmente, Navarro Wolff abordó el tema de la relación con los Estados Unidos, pues tanto él como el resto de dirigentes de la ad m-19 convinieron que de esta dependía el mejoramiento de la situación de exportación e importación, el financiamiento a los programas del Gobierno y la exigencia de garantías a favor de un candidato y un movimiento ajenos al bipartidismo.
La buena votación que obtuvo Navarro Wolff, y antes el m-19 en alianza con otras fuerzas en las elecciones legislativas, le dieron a la izquierda legal y reformista un nuevo aliento. Este fue completado con la aprobación por parte de la opinión de convocar una Asamblea Constituyente. Lo paradójico es que dicho propósito, enunciado por el epl en 1984 y que el propio m-19 tildó de “ilusorio”, ponía ahora a la ad m-19 en la avanzada de las reformas; recibiendo sin peros el respaldo de Fabio Rodríguez Villa,29 exsecretario de la Juventud Revolucionaria Comunista y dirigente del Movimiento Estudiantil por la Constituyente. En muchos de quienes pertenecían o simpatizaban con este campo fue imponiéndose un sentimiento de triunfo, pero faltaba convencer a los insatisfechos del bipartidismo y extender la propuesta fuera de las zonas urbanas. De esa labor se ocuparon en particular otras organizaciones de la coalición, mientras que el m-19 se encargó de las ciudades, donde en su condición anterior se desenvolviera mejor que sus concurrentes inmediatos. No se trató, por tanto, de una guerrilla urbana, pero su discurso ecléctico logró receptividad, y ya en la legalidad sus propuestas compaginaron con lo que quería escuchar el segmento citadino. Lo que las urnas no desmintieron, según lo expuso Eduardo Nieto:
La Alianza Democrática triunfó en cuatro capitales de departamento (Barranquilla, Santa Marta, Valledupar y Pasto), tres de las cuales ubicadas en la Costa Atlántica, en las que la votación alcanzada fue del 15 % del total de sus votos nacionalmente; por otro lado, cabe anotar que la tercera parte de su votación nacional, es decir, el 33.1 % procedía de las cuatro grandes ciudades de Colombia: Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla; y finalmente, un poco más de la mitad de su votación nacional, esto es el 54.6 %, procedía de 23 capitales de departamento.30
La ad m-19 se hizo al voto de opinión de una porción de la clase media y de sectores pobres que logró persuadir con frases populistas. Al tiempo, acaparó el debate político en la izquierda, como lo hizo con anterioridad el m-19 con respecto al movimiento insurgente. Y en ambos casos el epicentro del debate tuvo lugar en la ciudad. Con una mirada aproximada, Jaime Nieto realizó el siguiente semblante de la ad m-19 tras los resultados de la elección presidencial:
Su principal fortaleza estratégica desde el punto de vista de su inserción socioespacial con respecto a la up radicaba en que su mayor respaldo estaba en los centros urbanos y no en las localidades pequeñas y rurales, y su principal debilidad (fortaleza en la up), residía quizás, en la ausencia de lazos orgánicos con los actores sociales o con los grupos que políticamente pretendía representar. Al constituirse en movimiento nacional quedaba descubierta en su inserción local o regional. Pese a todo, el ser un movimiento político de carácter urbano le confería un peso considerable en el nuevo escenario político nacional.31
La capacidad de la up de establecerse con fuerza en zonas rurales y pequeños municipios fue producto de su acoplamiento con movimientos y organizaciones sociales regionales y locales durante la década del ochenta. Mientras que el m-19 y otros grupos desmovilizados tuvieron poca continuidad o preparación para el trabajo popular. Luego la ad m-19, convertida en el receptáculo de diversas experiencias, intentó emular a la up, pero careció de táctica para desplegarla. Un problema surgió cuando el espacio dejado por las columnas y milicias en varios territorios y barrios periféricos fue inmediatamente ocupado por las otras guerrillas y bandas delincuenciales. Fue en oposición o antítesis a la cooptación pretendida por estas últimas, en un contexto de expansión urbana vertiginosa y desregulada originada por el desplazamiento forzado o la variedad de violencias, que habrían de consolidarse organizaciones sociales, en gran parte con un hálito de izquierda, reclamando el respeto de los derechos humanos e inversión en sus territorios.
Tras la elección