El Santuario de la Tierra. Sixto Paz Wells

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El Santuario de la Tierra - Sixto Paz Wells

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cómo lo puedo lograr abuelita?

      –Aplica los mensajes anteriores que te han dado. Todo viene de la misma fuente: hazlo con amor, voluntad, paz interior, esperanza y sanación, uniéndote a los demás. La vida es una aventura personal pero en comunión con los demás, no lo olvides.

      –¡No lo olvidaré! Gracias abuelita.

      Mientras Esperanza hablaba con la abuelita en el sueño, esta había ido rejuveneciendo gradualmente hasta convertirse en una joven adolescente de rostro muy luminoso. Cuando Esperanza despertó, recordaba completamente el sueño y se sentía más que feliz por ello. Sabía que no era un simple sueño, sino una vivencia real en otro plano, y llena de convicción y seguridad les contó a sus padres en el desayuno su visión y cuanto recordaba. Su padre, al terminar de escucharla, suspiró como liberándose de un terrible peso, mientras estrechaba la mano de su mujer.

      P

      A los doce años Esperanza participó en un viaje del colegio a Cajamarca, en el Norte de Perú. Esta bella población enclavada en los Andes, mezcla indígena y española, había surgido con una belleza similar a la de Cuzco por la superposición de culturas. Fue hace siglos el triste escenario de la trampa y traición de los conquistadores europeos a las huestes de élite desarmadas del Inca Atahualpa, quien terminó siendo capturado, y, a pesar de que pagó un enorme rescate por su vida llenando dos habitaciones de objetos de plata y una de oro puro, fue criminalmente ajusticiado con la pena del garrote.

      El viaje aéreo sobre las montañas fue extraordinario. Delante de los ojos de aquel alegre grupo de chicos y chicas desfilaron entre Lima y Cajamarca las montañas nevadas con sus altas cumbres de los inigualables Andes.

      En el hotel los chicos fueron repartidos a sus habitaciones. Participaron en distintas excursiones, una de ellas a los baños termales que eran frecuentados en el pasado por los incas, un lugar extraordinario de aguas medicinales que salen de la tierra a altísimas temperaturas, y que a través de un sistema de piscinas acondicionado desde hace siglos, se van regulando con temperaturas soportables y agradables como para poder bañarse en ellas.

      Otra de las excursiones fue al bosque de piedras de Huallay, lugar al que se llega por una sinuosa carretera que sube por los cerros. La subida a la montaña permite pasar al lado de una impresionante pirámide prehispánica que aún no ha sido excavada llamada Laizón, un lugar sagrado que promete grandes descubrimientos en el futuro. Al llegar a lo alto de la montaña el lugar parece de otro mundo. Hay gigantescas rocas con formas diversas y algunas piedras tienen petroglifos, símbolos milenarios de los que vivieron en la región, que expresaron lo que veían en el cielo, sus mitos y hasta lo que vivían cotidianamente. Entre las rocas discurren extensos canales tallados en la piedra que en tiempos antiguos trasladaban el agua de los manantiales a la ciudad.

      Esperanza mantenía cierto liderazgo entre sus compañeros de clase y era la promotora de cuanta investigación y exploración se hiciera, aunque siempre sin poner en peligro a nadie ni contrariar las indicaciones de sus maestros.

      Estaba descendiendo todo el grupo por una quebrada principal que llevaba a la zona más importante de los acueductos, cuando Esperanza se fijó que en el mismo canal de piedra había como una rosa de los vientos o estrella grabada en la roca, y llamó la atención de los demás. Uno tras otro sus compañeros fueron desfilando para contemplar el hallazgo de la novel exploradora y festejar el descubrimiento.

      Una de las profesoras que acompañaba al grupo, la señorita Leonor Martínez, persona muy agradable y simpática, de mediana edad, no muy alta, ligeramente gruesa y rostro amable que apreciaba mucho a la niña y la conocía desde su más tierna infancia, se acercó y la felicitó, diciéndole:

      –¡Te felicito por tu descubrimiento; realmente parece una estrella Esperanza!

      »Cuando seas mayor vas a ser una gran exploradora.

      »Quizás los campesinos o un astrónomo antiguo vio una estrella en el cielo que le llamó la atención, probablemente una estrella que se movía en el cielo.

      –¿Un ovni profesora?

      –¡No querida, un cometa! Son gigantescas bolas de nieve y hielo de amoniaco y agua, que como una escoba van arrastrando todo lo que encuentran a su paso por el cielo. Es como un iceberg gigante que es atraído por la gravedad del Sol de entre unos bloques inmensos de hielo, que según los científicos existirían en los confines del sistema solar. O también pudo ser un meteorito, una suerte de escombro de la formación del sistema solar.

      »Vamos, apuremos el paso que nos estamos quedando rezagadas.

      Avanzaban por el camino cuando se cruzaron con un campesino con su rebaño de ovejas que iba en sentido contrario. Esperanza, siempre cortés, saludó a aquel señor mayor:

      –¡Buenos días señor!

      –¡Buenos días niña! ¿Disfrutando del paseo?

      –¡Así es señor! Muchas gracias.

      –¿Viste la estrella en la piedra?

      –¡Sí señor, es muy bonito el grabado y debe ser muy antiguo!

      –Sí lo es amiguita. ¿Y sabes lo que significa?

      –Mi profesora me explicó que es como una estrella errante o cometa.

      –Pues es un símbolo mágico que simboliza muchas cosas…

      –¿Cómo qué señor?

      –¡Cosas!… Por ejemplo, el uno como unidad, el ser uno contigo y con todo. Es descubrir que así como hay soles en el cielo que son las estrellas, tú también tienes que descubrir que puedes y debes ser un sol en tu interior, irradiando.

      –¡Qué bonito! Gracias señor.

      –Una estrella también es dos, tres y cuatro.

      –¡Qué curioso, esos números los he escuchado como mensajitos en mi vida!

      –No es para menos niña; una estrella también simboliza el número dos, porque no puedes ser un sol para los demás dando ejemplo de vida si antes no eres un sol para ti misma.

      »Si bien todo lo que tienes que hacer en la vida es personal y no lo puedes delegar en otros, todo lo tienes que hacer en relación a los demás, sirviendo y dando lo mejor de ti. Para ello fortalece tu voluntad y crece en discernimiento, para que des lo que otros necesitan pero no lo que quieren de ti.

      »Pero también la estrella es tres. Esto es que dependerá mucho de que estés en paz y confiada en las fuerzas de luz que guían tu vida para lograr realizaciones superiores.

      »También es cuatro, que es unirte en un solo sentimiento con todo y con todos sumando fuerzas, dejándote guiar por el corazón.

      »Y también la estrella es cinco. ¿Has visto las estrellas de cinco puntas?

      –¡Como las estrellitas del mar señor! –dijo Esperanza.

      –¡Cierto niña! La estrella de cinco puntas es profundidad y simboliza la magia de la palabra creadora. Con la palabra puedes crear o destruir. Puedes llenar los corazones y las mentes con confianza, o conducir a los incautos hacia el abismo.

      –¡Gracias por hacerme recordar todo esto! Como le decía, a lo largo de mi vida me han repetido estos números y su significado

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