Dijo el Buda.... Osho
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Dice, por ejemplo: «A menos que odiéis a vuestro padre y vuestra madre, no podéis ser mis discípulos». Los cristianos siempre se sienten un tanto incómodos cuando escuchan eso. ¿Qué clase de enseñanza es ésa? «A menos que odiéis a vuestro padre y vuestra madre…» ¿Y decís que Jesús es amor y que vino para enseñar amor al mundo? ¿Decís que Dios es amor? La enseñanza parece estar llena de odio: «Odia a tu padre y tu madre». Todos los grandes maestros han dicho: «Respetad a vuestro padre y a vuestra madre». ¿Qué tontería está diciendo Jesús acerca de odiar? Debe haberlo aprendido de algunas fuentes ajenas al judaísmo.
Esas fuentes sólo pueden ser budistas, porque el Buda dice: «A quienes dejan a sus padres, abandonan el hogar…».
Pero no lo entendáis de manera literal. Ni tampoco a Jesús. Porque no está diciendo: «Odiad a vuestro padre y a vuestra madre». Lo que dice es que debéis separaros por completo del padre y la madre. Está diciendo que debéis trascender toda seguridad. Volveros inseguros. Apartaros de toda independencia, ser independientes. Ser un individuo. Eso es lo que está diciendo.
Jesús utiliza un lenguaje muy crudo, y el Buda utiliza lenguaje cultivado. Jesús no recibió muy buena educación; era un hombre inculto, fue hijo de un carpintero. Y la tradición judaica es muy cruda. Los profetas utilizan un lenguaje muy fogoso. Su lenguaje parece más político que religioso. El Buda era hijo de un rey, y fue muy bien educado y era culto. Su terminología es distinta porque fueron personas diferentes, pero el sentido es el mismo.
Uno ha de dejar a los padres, debe abandonar el hogar, hay que dejar el pasado. Hay que ser totalmente independiente, estar solo… estremecerse en ese recogimiento, pero uno debe “ser” solo. Hay que ser totalmente responsable de uno mismo, y sólo entonces puede entenderse la mente. Si se depende de los demás, esa dependencia impedirá entender quién se es.
Cortar todos los recursos, cortar toda relación. Ahora estás solo, ahora no hay nadie más. Debes mirar en tu propia alma, debes hallarte a ti mismo. Ésa es la única manera de encontrarse a uno mismo. Entonces llegas a la auténtica fuente del ser, al entender con la mente… y comprender lo inmaterial.
Mira, el Buda no habla de comprender lo espiritual, sino de comprender lo inmaterial. Ésa es la diferencia. Su enfoque es tan racional que no sostendrá nada en lo que pueda hallarse una laguna. No dice “lo espiritual”; sólo dice “lo inmaterial”.
Pregúntale al físico, porque él entenderá el lenguaje del Buda. El científico dice: «Analizando el átomo llegamos a los electrones». Los electrones son partículas eléctricas casi inmateriales. La materia ha desaparecido, sólo resta energía. No podemos decir que sea materia, sólo podemos llamarlo inmaterial. Y luego, al analizar el electrón hemos llegado casi al vacío, a la vaciedad inmaterial. El físico entendería muy bien la terminología budista.
El Buda llegó al mismo punto analizando la mente. Al analizar la mente llegó a un punto en el que ningún pensamiento existía… sólo vacío. Él lo llama “lo inmaterial”. El pensamiento es el “material” interior. Cuando dispersas el pensamiento y sólo queda espacio, entonces tienes lo inmaterial.
Lo mismo ha sucedido en la física moderna. Analizaban la materia en el mundo exterior y llegaron a lo inmaterial. El Buda llegó a lo inmaterial en su viaje interior, y la ciencia ha llegado hasta allí en su viaje externo, pero ambos han alcanzado lo inmaterial. Los científicos tampoco dirán que es algo espiritual. El científico sólo puede decir que, sea lo que sea la materia, ya no está presente. No puede decir qué es lo que hay. «Sólo puede decirse que, sea lo que fuere lo que solíamos considerar como materia, ya no se halla presente; todo lo que podemos decir es una negación».
Dice el Buda:
«…y comprenden lo inmaterial, se les llama shramanas.»
Éstas son las categorías de shramanas:
«A quienes observan los preceptos de moralidad, son de comportamiento puro e intachable y se esfuerzan por realizar los frutos de la santidad, se les llama arhatas.»
Arhat es el estado más elevado de inmentalidad. La palabra arhat significa “quien ha conquistado a sus enemigos”. Ari significa “enemigo”, y arhat, “quien ha conquistado a sus enemigos”.
¿Quién es el enemigo? No está fuera de ti. Las pasiones, distracciones, deseos, odios, celos, la posesividad, la cólera, la sexualidad… Ésos son los enemigos.
En cierto modo, tu mente es el enemigo, el enemigo de fondo. A quien ha conquistado la mente se le llama arhat. Se trata del estado más elevado, el de alguien que está por encima de todas las nubes.
¿Alguna vez has viajado por el aire y te has fijado cuando el avión remonta por encima de las nubes? Todas las nubes están por debajo y tú te hallas en un cielo puro y azul. Ése es el estado interior del arhat. Se va penetrando la mente. Con el tiempo desaparecen las nubes de las pasiones, se quedan atrás, y uno asciende más y más por el espacio puro, en un espacio inmaterial. Ése es el estado del arhat.
Es el estado más elevado en la terminología budista. A lo que los cristianos llaman Cristo, el Buda lo llama arhat. Los jainistas lo llaman arihanta, que es una palabra que significa lo mismo. Lo que los hinduistas llaman avatara –Rama, Krishna– es ese mismo estado, el de arhat.
Pero el Buda es muy científico también en eso. No lo llama avatara, porque significa “Dios descendiendo en el mundo”, y eso implica creer en Dios. No utiliza ningún término que contenga presupuestos. Utiliza términos simples, sin presupuestos.
«Después está el anagamin.»
Arhat es el estado más elevado, y luego está el anagamin, que significa “el que no regresa”. Y dice:
«Al final de esta vida, el espíritu del anagamin asciende al cielo y realiza la arhatidad.»
Está justo por debajo del estado de arhat.
Anagamin es una palabra que significa “el que no regresa”. Ido, estará ido. Ido para siempre, sin tener que regresar. Ha llegado al punto de no retorno. Está cerca de ser un arhat, ha traspasado las nubes. Está en el límite, se halla en el umbral de llegar a ser arhat. Tal vez en él quede un pequeño apego, y ese apego está relacionado con el cuerpo. Así que al morir también desaparece ese apego. No regresará.
«Después está el skridagamin.»
Skridagamin significa “el que regresa”.
«El skridagamin asciende al cielo (tras su muerte), regresa una vez más a la tierra…»
Sólo una vez… Mantiene algún apego; muy débil, pero todavía existen algunas raíces y por ello se ve obligado a regresar a otro vientre. No carece absolutamente de deseos. El arhat carece de todo deseo. Un skridagamin ha ido más allá de los deseos groseros, pero todavía mantiene algunos sutiles.
¿Cuáles son los deseos groseros? El deseo de dinero, poder, prestigio… Ésos son los deseos groseros. El deseo de ser libre, de estar tranquilo, de alcanzar el estado final de arhatidad… son deseos sutiles, pero siguen siendo deseos. Deberá regresar una vez.
«Después está el srotapanna.»