Dijo el Buda.... Osho
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Primero srotapanna, luego skridagamin, a continuación anagamin, finalmente arhat. Ésos son los estados. Se trata de un marco referencial muy científico. De ser una persona mundana pasas a srotapanna e inicias el viaje.
Basta por hoy.
2. SÓLO LA NADA ES
Dijo el Buda:
«El shramana sin hogar cercena las pasiones, se libera de los apegos, comprende el origen de su propia mente, penetra en la más profunda doctrina del Buda, y comprende el dhamma, que es inmaterial.
»En su corazón no alberga prejuicios. No ansía nada. No se ve obstaculizado por pensar en el camino ni se enreda en el karma. Sin prejuicios, compulsión, disciplina, iluminación, y sin ascender escalón alguno, y no obstante en posesión de todos los honores en sí mismo. Eso se llama el camino».
Dijo el Buda:
«Quienes se afeitan la cabeza y el rostro se convierten en shramanas y quienes reciben instrucción sobre el camino deben abandonar todas las posesiones mundanas y contentarse con lo que obtengan mendigando. Una comida al día y una morada bajo un árbol, y ninguna de ambas debe repetirse, porque lo que hace al ser humano estúpido e irracional son los apegos y las pasiones».
Dijo el Buda:
«Hay diez cosas que todos los seres consideran buenas, y diez cosas malas. Tres de ellas dependen del cuerpo, cuatro de la boca, y tres del pensamiento.
»Los tres actos nocivos que dependen del cuerpo son: matar, robar y cometer adulterio. Los cuatro que dependen de la boca son: calumniar, maldecir, mentir y adular. Los tres que dependen del pensamiento son: envidia, cólera y pasión ciega. Todas estas cosas van contra el sacro camino, y por tanto son nocivas. Cuando no se practican esos males, hay diez actos buenos».
Lo primero: el Buda insiste mucho en la idea de un sin hogar itinerante, en la idea del que carece de morada. No hay que comprenderlo de manera literal, pero la idea es muy importante. Si construyes un hogar, si levantas un hogar a tu alrededor, estás haciendo algo que no es posible en la naturaleza de las cosas. Porque esta vida es un fluido, esta vida no es más que momentánea. Esta vida no es estable, ni permanente, y estamos aquí tan sólo unos momentos. La muerte se aproxima continuamente; morimos a cada momento mientras permanecemos vivos.
Alzar ese lugar, construir ese espacio, un hogar, es absurdo. Un hogar no es posible aquí. El hogar sólo es posible en la eternidad. El tiempo no puede ser convertido en un hogar, y si intentas hacerlo entonces te hallarás en una desdicha constante, porque lucharás contra la naturaleza; irás contra lo que el Buda denomina el dhamma.
Dhamma significa simplemente tao, la manera en que las cosas son. Si quieres convertir en permanente un sueño, entonces sufrirás, porque un sueño no puede ser permanente. Su naturaleza es impermanente. De hecho, incluso es difícil repetir el mismo sueño. El sueño es ilusorio, y no puedes vivir en él para siempre.
Considerar una vida permanente aquí, en esta orilla, en la orilla del tiempo, es una estupidez. Si fueses un poco inteligente, si fueses un poco consciente y pudieras ver lo que sucede a tu alrededor… Antes no estabas aquí, y llegará un día en que tampoco lo estés. ¿Cómo puedes crear un hogar? Puedes permanecer aquí como quien pasa una noche en un caravanserrallo, pero cuando llegue el alba deberás partir.
Sí, puedes plantar tiendas, pero no puedes construir un hogar. Puedes contar con refugio, pero no debes apegarte a él. No deberías llamarlo “mi” o “mío”. En el momento en que dices que algo es “mío” estás cayendo en la estupidez. Nada te pertenece, nada puede pertenecerte.
En la verdadera naturaleza de las cosas uno es un sin hogar itinerante. El tiempo es impermanente. Tiempo significa lo temporal. El tiempo no puede albergar ningún hogar eterno. Construir un hogar en el tiempo es construirlo en la arena, o como dibujar en el agua. Puedes hacerlo continuamente, pero continuamente desaparece.
El Buda dice que comprender esta condición de carecer de hogar es pasar a ser un sannyasin. No es necesario que abandones tu hogar. Puedes hacerlo si te sientes mejor. Si se ajusta a tu naturaleza, entonces puedes abandonar el hogar, y convertirte en un vagabundo en sentido literal, pero no es una condición fundamental. Puedes seguir en casa, pero para ti ya no será un hogar. Sabrás que no la posees. Podrás estar utilizándola por un tiempo, pero mañana deberás irte.
Así que no crees un hogar en ninguna parte, ni siquiera en el cuerpo, porque ese cuerpo también desaparece continuamente. Si no creas un hogar en ninguna parte entonces eres un sannyasin en espíritu, y un sannyasin nunca se siente desdichado. Porque la desdicha proviene del apego. Cuando los apegos no se satisfacen tal y como se deseó, cuando no se colman las expectativas, surge la frustración. La frustración es un derivado.
Si no albergas expectativas, entonces nada puede frustrarte. Si no quieres crear un hogar aquí, ni siquiera la muerte puede asustarte. Nada puede asustarte. ¿Cómo puedes sentirte desdichado si no te aferras a nada? El apego crea desdicha, porque uno se aferra, y en la verdadera naturaleza de las cosas, éstas no hacen más que cambiar; así que el apego no es posible. Las cosas resbalan continuamente de nuestras manos. No hay modo de apegarse a ellas.
Te apegas a tu mujer, a tu esposo, a los hijos, a los padres, a las amistades. Te apegas a personas, a cosas, y todo está en constante fluir. Intentas agarrar un río entre los brazos y el río fluye deprisa; corre hacia un destino desconocido… y te frustras.
La esposa se enamora de otro, y te frustras. El esposo huye con otra, y te frustras. El hijo muere, y te frustras. El banco se arruina, se declara en bancarrota, y te frustras. El cuerpo enferma, se debilita, la muerte empieza a asomar por la puerta, y te frustras. Pero esas frustraciones existen a causa de tus expectativas. Tú eres el responsable.
Si llegas a entender que este lugar no es un hogar y te conviertes en un sin hogar itinerante, en un extranjero en una tierra desconocida, de la que debes partir, marcharte… Si has llegado a comprender esa cuestión, si la has penetrado, entonces no crearás un hogar en ninguna parte. Te conviertes en un errabundo sin hogar, en un parivrajaka. También te puedes convertir en un parivrajaka en el sentido literal de la palabra; depende de ti. Puedes convertirte en vagabundo de verdad, o en vagabundo espiritualmente.
Yo tampoco insisto en que haya que convertirse en vagabundo de verdad, porque, ¿qué sentido tendría? Tampoco era lo que quería decir el Buda; has de tenerlo bien claro. El Buda no dijo qué había que hacer, ni siquiera si había que seguirle literalmente. Es cierto que le siguieron millones de personas de forma literal, que abandonaron sus hogares y a sus familias; se convirtieron en bhikkhus que vagaban por todo el país, mendigando. Pero yo no quiero insistir en ello.
Si lo comprendes de verdad entonces no es necesario llevarlo a cabo de forma concreta. Porque me parece a mí que cuando una persona no comprende del todo la cuestión, entonces se convierte en vagabundo de verdad, porque de otro modo no es necesario. Puedes quedarte en casa, con tu esposa y tus hijos, y no obstante ser consciente de que nada te pertenece; ser consciente para no caer en apegos; ser consciente para que si las cosas cambian estés dispuesto a aceptarlo, que a lo hecho pecho, que no llorarás, ni enloquecerás.
A mí me parece que eso es más significativo que convertirse en un vagabundo de verdad, porque esto último es más fácil. Porque si no hay hogar y no posees nada, entonces, ¿a qué renuncias? La idea misma de renunciar deja claro que en algún lugar del inconsciente creíste poseer,