Psicología política y procesos para la paz en Colombia. Omar Alejandro Bravo

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Psicología política y procesos para la paz en Colombia - Omar Alejandro Bravo страница 7

Автор:
Серия:
Издательство:
Psicología política y procesos para la paz en Colombia - Omar Alejandro Bravo

Скачать книгу

el mapeo comprensivo que hacemos de los textos constitutivos de este libro sobre psicología política y procesos para la paz en Colombia. Ahora le invitamos a usted, como lector, a explorarlo, a adentrarse en él a la manera de una aventura del conocimiento, no de un tour del mismo.

      —— ÁLVARO DÍAZ GÓMEZ Y OMAR ALEJANDRO BRAVO

CONCEPTUALIZACIONES DE LA PSICOLOGÍA POLÍTICA EN EL SIGLO XXI

       —— 1

       La necesaria politización de algunas categorías clínicas

      OMAR ALEJANDRO BRAVO Universidad Icesi

      Este texto se basa, principalmente, en la investigación denominada Procesos de producción de memoria y sentido en familiares de desaparecidos en Colombia, finalizada en el año 2015, que hizo parte del posdoctorado realizado en la Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ). Ese trabajo se produjo a partir de entrevistas realizadas a familiares de víctimas de desaparición forzada de la ciudad de Trujillo, Valle, de la Unión Patriótica y de las víctimas de la contratoma del Palacio de Justicia. Parte de esta investigación fue publicada en forma de libro (Bravo, 2016).

      A partir del análisis de la información reunida en esa investigación y de la discusión teórica relacionada, se plantea aquí una línea de reflexión en torno a algunos conceptos que, principalmente en el marco del proceso de paz con la guerrilla de las FARC-EP y del escenario de posacuerdo surgido de dicho proceso, tomaron un mayor volumen e interés. En particular, cabe mencionar aquí la cuestión de la memoria, como imperativo de la época y eventual ejercicio obligado de ciertos procesos clínicos o reparatorios, la noción de trauma, considerada en sus aspectos tanto intrapsíquicos como socioculturales, y la reparación, cuya dispersión interpretativa le ha dado un carácter polisémico que merece también una discusión más profunda. La primera merecerá un análisis más extenso, dado el espacio que la discusión relacionada viene mereciendo en el campo de las ciencias sociales y humanas y la manera en que los conceptos de trauma y reparación se ven afectados por este debate.

      Se trata, en definitiva, de politizar estos conceptos mencionados. Entiendo por politización la posibilidad de vincularlos a los procesos políticos y sociales que los tornan hegemónicos y configuran las formas y límites de las prácticas asociadas, así como sus eventuales consecuencias.

      En torno al auge de la memoria

      Aproximadamente desde finales del siglo pasado, se produjo un aumento de los procesos de producción de memoria, principalmente en relación con violaciones a los derechos humanos, masacres y otras formas de violencia colectiva, protagonizadas en mayor medida por agentes del Estado o paraestatales. La inevitable referencia, en este sentido, es el Holocausto. Rabotnicof (2003) denomina este imperativo actual como de «euforia mnémica», que excede el campo académico y político, extendiéndose también a los de la cultura y la moda, por ejemplo.

      Pécaut (2004) considera que esta hegemonía se debe a la crisis de los Estados nación, que fungían como articuladores de identidades colectivas y procesos históricos. González Calleja (2013) amplía este análisis, considerando que el futuro, que antiguamente se consideraba en términos de revolución o progreso, hoy ha perdido esta posible trascendencia. De esta manera, esos ejercicios retrospectivos buscarían encontrar elementos para poder reconstruir una noción posible de futuro, ya sin «el estímulo de las grandes utopías políticas y sociales» (p. 10).

      En lo que hace a la revolución como destino inexorable, sujeta a leyes de la historia que conducirían a ese fin (Benasayag y Schmit, 2010), las denominadas crisis de los metarrelatos tienen una dimensión particular, que impacta también en una noción de sujeto histórico actor de esos procesos de cambio y en la propia historia como disciplina.

      Para Vezzetti (2009), esto revierte el sentido de la historia, organizado ahora en torno al pasado, fundamentalmente a los genocidios, no ya al hecho revolucionario como suceso inevitable. En la perspectiva histórica anterior, las víctimas eran un precio, generalmente anónimo, a pagar por ese futuro mejor (Zamora, 2010).

      Erll (2012), por su parte, sitúa esta preocupación actual por el tema de la memoria en el campo de los estudios culturales. Destaca que la caída de la Unión Soviética y el Holocausto, principalmente, permitieron visualizar y destacar la transmisión oral de la experiencia y una multiplicidad de memorias étnicas, en el marco de una creciente interculturalidad. En esta perspectiva, la memoria es un fenómeno enteramente cultural, que se debe abordar necesariamente desde una mirada transdisciplinaria que permita superar las diferencias arbitrarias que la ciencia moderna coloca entre una disciplina y otra.

      Por otra parte, cabe mencionar que existen, en el campo particular de la psicología, dos campos de estudio en torno al tema de la memoria: el que la analiza como una facultad individual, generalmente de carácter biológico-psíquico, y el que destaca su aspecto sociocultural, vinculándose en general a una perspectiva de defensa de los derechos humanos. Este último es el que ha tomado más volumen en los últimos años, aunque existen entre estas dos dimensiones numerosos puntos de contacto (Serna Dimas, 2015).

      En este contexto, y como consecuencia de los desplazamientos histórico-epistemológicos mencionados, toma actualmente mayor volumen el trabajo de Halbwachs (1925/2004; 1925/1994) en torno a la memoria, sus varias dimensiones y formas de transmisión y conservación. A partir de su interlocución inicial con Bergson, este sociólogo francés rescató las nociones de memoria pura y memoria hábito, poniendo a la primera en discusión al afirmar que la memoria se reconstruye en el presente, a partir de la pertenencia a grupos sociales y por los nuevos acontecimientos producidos. De esta manera, la propia posibilidad de identificar una memoria exclusivamente individual separada de la social, eventualmente inalterable en parte de sus contenidos, se coloca también en cuestión.

      En esta perspectiva, los denominados marcos sociales de la memoria son los que le otorgan contexto y material a esta memoria colectiva. Estos pueden ser la clase social, la religión o la familia; también pueden incluirse aquí el tiempo, el lenguaje y el espacio. Entre estos tres últimos, el lenguaje ocuparía un lugar predominante como vehículo de transmisión; el espacio y el tiempo situarían la información en coordenadas concretas. Cuando estos marcos desaparecen, desaparecería también la memoria asociada a los mismos.

      Por otra parte, en esta misma perspectiva, para Ricouer (1999) la memoria colectiva es

      solo el conjunto de las huellas dejadas por los acontecimientos que han afectado al curso de la historia de los grupos implicados que tienen la capacidad de poner en escena esos recuerdos comunes con motivos de las fiestas, los ritos y las celebraciones públicas (p. 19).

      Según

Скачать книгу