La potencia del talento no mirado. Carlos March

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La potencia del talento no mirado - Carlos March

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eficiente. Es un modelo de negocios que funciona y, por eso, la contratan. Arbusta se metió en el mercado a competir de igual a igual, con cualquiera, porque compite con un modelo innovador. Esa es la gran diferencia con otros esquemas de la economía social», ilustra Willi para dar una idea de lo complejo que resulta dotar de identidad legal y simbólica a un nuevo paradigma de negocio.

      Para complejizar aún más, desde Medellín, Esteban Uribe profundiza las contradicciones: «El término “empresa” se ha corrompido un poquito porque responde a cualquier proyecto que se tenga para cualquier fin, sea individual o colectivo, donde, al fin y al cabo, el desarrollo económico habitualmente solo se enfoca en el tema comercial». Por eso, destaca que, en el caso de Arbusta, se hace «muy de la mano de buscar a esas personas que no están en el sistema», lo cual marca una gran diferencia. «Al final, estamos cumpliendo una función que debería estar haciendo el Estado, que es la parte de hacer cosas que no hacen las empresas. Hay empresas, como los call centers, que contratan el mismo perfil de jóvenes que Arbusta, pero se olvidan del componente humano, de lo social, y los salarios son bajos. Nosotros estamos con una mirada hacia otro lado, a lograr que los salarios sean competitivos y que las personas puedan desarrollarse y trabajar en posiciones altas. Si bien la Constitución Nacional garantiza el derecho al trabajo, los Estados no llegan a dar soluciones concretas como las que, por ejemplo, nosotros damos».

      También, Noelia, que pasó por experiencias de trabajo en empresas y en ONG, ve en Arbusta características propias de un mundo y del otro que confluyen en su identidad. «Como organización, tiene eso del acompañamiento, donde todos somos partícipes de los proyectos; como empresa, tiene servicios de calidad, con la fortaleza de que son desarrollados por centennials», sostiene.

      En esto de que Arbusta va a contramano del camino habitual de una empresa tradicional, Noelia es muy concreta: «Me gusta de Arbusta que, por ser mujer, tenés más posibilidades y más te bancan, incluso aún más si sos madre. Eso es lo que más me gustaba de Arbusta cuando arranqué; me cerraba por todos lados», recuerda.

      Además, señala que algo de esto intuyó en su charla personal previa al ingreso: «Me llamó poderosamente la atención el perfil de la persona que me entrevistó, que no me generó miedo sino todo lo contrario: me dio mucha seguridad». Otro de los aspectos por los cuales, desde el vamos, Arbusta tocó el corazón de Noelia fue ver que —cuenta— «un cierto grupo de personas que pertenece a una cierta clase social estaba mirando a personas de otra clase social, con necesidades que no tienen nada que ver con las suyas, y ahí estaban, dando una oportunidad». «Eso es lo que me gustaba y lo que más me llamó la atención en primera instancia, y eso es lo que me sigue gustando de Arbusta», completa.

      Para potenciar el talento hay que generar las condiciones para que las personas sean. Arbusta, mientras este libro ve la luz, tiene que iluminar la vida de más de 300 personas que eligen trabajar en la empresa. Si a ellas se le suman las 160 personas que integraron la organización y hoy desparraman su talento en otros lugares, son casi 500 las que formaron y forman parte de esta experiencia de vida llamada Comunidad Arbusta.

      Por lo tanto, resulta obvio que, en estos años, se hayan acumulado muchísimas historias que dejaron un sinnúmero de aprendizajes y vivencias que, en definitiva, no solo son asimiladas para mejorar como organización, sino que son las que dan identidad a esta comunidad.

      En conversaciones entre jóvenes arbusters brotan las descripciones:

      «Para mí, venir a Arbusta es como venir al club con amigos. Es como una familia».

      «Es una empresa barra comunidad. No lo veo como algo pesado, pocas personas hablan bien de su trabajo, como que amás lo que hacés. Festejamos cosas, armamos actividades afuera, nos juntamos. No es que cada uno está en su mundo, no hay una jerarquía, todos somos todo».

      «Arbusta forma parte de mis días. Muchos analistas se cansan. Yo fui analista pero no por un largo período, por eso comprendo lo que es ese cansancio. Lo que yo hago (como team leader) es más variado. Arbusta completa todo mi día. Llegás a hacer amigos; eso se genera».

      «Arbusta es progreso tanto personal como profesional».

      En cambio, Gonzalo se explaya: «Arbusta es capacidad de superación, es oportunidad, es confianza, es el comienzo de algo grande, es poder hacer, es desarrollo y crecimiento. Empezó como un sueño, una idea. Combinar dos cosas que nunca habían sido combinadas: servicios tecnológicos y jóvenes de alto potencial que no tenían un lugar en el mercado». Diana, entonces, se suelta: «Al principio, en 2013, éramos solo tres personas, solo había un proyecto y, los demás, nos capacitábamos. Luego, ingresó un gran proyecto y los tres empezamos a trabajar codo a codo. Ese proyecto nos enseñó mucho, nos dio dolores de cabeza y nos unió como grupo. Después, se empezaron a cranear, expandir y hacer más grandes esas capacitaciones, tanto que llegamos a Buenos Aires».

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