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Canon sin fronteras - Группа авторов Colección GenPop

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      Tolkien, J.R.R. (1994). “Sobre los cuentos de hadas” (Ana Quijada Vargas y Eduardo Segura, trads.) en Árbol y hoja y el poema Mitopeia (13-100). Barcelona: Minotauro. 1939.

      Wachowski, Lana y Lily (dirs.). (1999). The Matrix. Estados Unidos: Silver Pictures.

      Williams, Raymond. (2009). Marxismo y literatura. (Guillermo David, trad.) Buenos Aires: Las Cuarenta. 1977.

      Notas de Las teorías de la cultura popular a través del cine de ciencia ficción contemporáneo: una reivindicación estética de las emociones

      1. Yo mismo he separado en numerosas ocasiones la ciencia ficción más crítica, filosófica y sociopolítica —la prospectiva— de la ciencia ficción con menos interés por la negatividad intelectual, más enfocada, en principio, al entretenimiento (Moreno, 2015a). Esto siempre ha conducido a equívocos de lectores que me acusaban de marcar una diferencia entre “ciencia ficción válida” y “ciencia ficción inválida”, pese a mis constantes aclaraciones acerca de mi intención en esa línea. El imaginario crítico ha calado profundamente en la sociedad.

      2. Esta visión parte, por supuesto, de los principios propuestos por el formalismo ruso y su teoría del zaum.

      3. Si el lector desea conocer un desarrollo más amplio sobre mi entendimiento de la estética, que no tiene sentido en este artículo, puede consultar mi trabajo “La ciencia ficción y la falacia del rompecabezas blanco: influencia estética y silencio académico”.

      4. Vale la pena asistir a esta discusión en un terreno tan “abstracto” como el musical, como recoge eficaz y estéticamente Alex Ross en su recorrido por la música de las primeras décadas del siglo xx (2009: 19-157).

      5. Considero prácticamente sinónimos los términos “cultura popular”, “cultura de masas” y “productos de la industria cultural”, usados indistintamente durante el siglo xx para hablar de lo mismo.

      6. Para un acercamiento rápido e ilustrativo, basta con leer algunos pasajes de Max Horkheimer (1973).

      7. Pese a lo que pueda parecer en un primer momento, su mirada en este sentido es muy tardía, si consideramos que éste es precisamente el enfoque de los formalistas rusos, con Shklovski a la cabeza (1917). Dicho enfoque, por cierto, responde mucho mejor a la realidad del objeto estético, a su relación con el receptor y a la necesidad de metodologías productivas. El propio Shklovski, sin ir más lejos, fue un defensor de la cultura popular, demostrando así que su mirada entendía mejor la realidad socioestética que los alemanes (Sanmartín, 2008: 273-274). Incluso las propuestas del New Criticism estadounidense son anteriores a Adorno, aunque su base filosófica sea muy inferior. No obstante, los textos de Adorno podrían entenderse como la gran recuperación del objeto estético entre quienes sólo estudian filosofía.

      8. “El arte tiene que adaptar la causa de todo lo proscrito por feo, pero no para integrarlo, mitigarlo o reconciliarlo con su existencia mediante el humor (que es más repugnante que todo lo repugnante), sino para denunciar en lo feo al mundo que lo crea y reproduce a su imagen y semejanza” (Adorno, 2004: 72).

      9. “Franz Schubert preguntó si hay música alegre. La injusticia que comete todo arte alegre (sobre todo, el arte del entretenimiento) es una injusticia contra los muertos, contra el dolor acumulado y mudo” (Adorno, 2004: 61).

      10. No en vano se refiere al distanciamiento de Brecht (2004) como modelo de su concepción de la experiencia estética.

      11. La dureza llega a términos tan ofensivos como el siguiente, que además puede dar cuenta de los traumas personales que existen tras su teoría: “hay algo en lo que, sin duda, la ideología vacía de contenido no admite bromas: la atención social. ‘Nadie debe permitirse pasar hambre y frío; quien lo haga, terminará en un campo de concentración.’ Este chiste de la Alemania nazi podría figurar como máxima en todos los portales de la industria cultural” (Adorno y Horkheimer, 2013: 163). Estas analogías se encuentran varias veces en su reflexión (2013: 139, 162, 173, 177, 281 y 303).

      12. Para una muy ilustrativa explicación del funcionamiento del aprendizaje mediante el pensamiento mítico, recomiendo el clásico libro de Havelock, Prefacio a Platón (2002).

      13. Así atacará Adorno, en diversos momentos, a artistas como Orson Welles (2013: 142 y 302), Benny Goodman (2013: 148-149), Charles Chaplin (2013: 150 y 162), Billy Wilder (2013: 151), Ernest Hemingway (2013: 156), Arturo Toscanini (2013: 156 y 172), Ernst Lubitsch (2013: 168), Piotr Chaikovski (2013: 288 y 292) o Serguéi Rajmáninov (2013: 288), entre otros.

      14. Películas consideradas hoy “clásicas” sufrieron furibundos ataques por parte de críticos que seguían estos criterios. Estemos más o menos de acuerdo con sus postulados, considero muy demostrada la falibilidad de la metodología derivada de esta visión cuando se aplica inmediatamente. No creo que casos como el de Blade Runner sean fallos aislados.

      15. El análisis de Eco no deja de ser complejo y, por consiguiente, mi síntesis de sus ideas es muy general. El autor italiano aprecia numerosos matices y reflexiones de defensa de la cultura de masas que, en mi opinión, no eliminan la mirada general que aquí le interpreto, pese a que deba ser leído con más cuidado si se quiere profundizar en sus teorías.

      16. “Lo cual no significa en modo alguno que cultura de masas sea producida por las masas; no existe forma de creación ‘colectiva’ que no esté mediatizada por personalidades más dotadas que se hacen intérpretes de una sensibilidad de la comunidad en que viven” (Eco, 2006: 70).

      17. “Sólo en las interpretaciones más esnobs de los tres niveles se identifica lo ‘alto’ con las obras nuevas o difíciles” (Eco, 2006: 71).

      18. El tiempo ha desmentido las palabras de Eco: “Superman se sostiene como mito, únicamente en el caso de que el lector pierda el control de las relaciones temporales y renuncie a reaccionar tomándolas como base” (Eco, 2006: 239). La evolución de los superhéroes —de los cuales Superman es sólo una de sus representaciones— entró hace décadas en los procesos temporales sin por ello perder nada de su naturaleza mítica, como puede verse en casos de evoluciones tan marcadas como las de Wolverine, Hulk, Capitán América, Flash, Thor o el propio Superman.

      19. Hace décadas que la idea

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