El cerebro adicto. Fernando Bergel
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Si hablamos de hábitos adictivos, diremos que son ejercicios pensados para aumentar o disminuir diferentes niveles en los neurotransmisores y donde la fantasía implícita está dada por una prolongación del bienestar. Esto produce una elevación de las endorfinas o, quizá, con las adicciones no tóxicas como la comida, el juego, el cigarrillo y el sexo, que aumentan, por carácter transitivo, las endorfinas, aunque la búsqueda es la misma. Basado en una sensación de displacer, producto del estrés, se desemboca en ejercicios llamados hábitos adictivos que producen endorfinas.
Incurriendo en las drogas opiáceas más fuertes como la heroína, la morfina y estimulantes opiáceos como la marihuana, las investigaciones —precisamente con marihuana— han encontrado sitios específicos de tetrahidro cannabinol (THC) en el cerebro. Reemplazándolas por sustancias naturales —similares al THC, como las anandamidas—, se ha descubierto que activa la dopamina, tal como lo hacen la cocaína, las anfetaminas, la heroína y la morfina.
En el caso del alcohol, este produce un efecto aliviador en los opioides, pero de un modo un tanto diferente. Cuando se ingiere alcohol, es metabolizado en isoquinolinas tetra hidro (IQT). Estos se enlazan a diferentes tipos de opioides, que tienen la capacidad de desplazar a las encefalinas y a las endorfinas de estos sitios. Los IQT actúan como opioides, produciendo una sensación de bienestar y paz en una primera instancia del alcoholismo. Estos también recrean un circuito de retroalimentación que disminuye las encefalinas. El estudio de Genazzani de 1982 determinó que el nivel betha-en-endorfínico en el fluido del cerebro espinal en un grupo de veinte alcohólicos crónicos fue de dos tercios menos que en las personas no alcohólicas. Inclusive, beber cuatro copas de alcohol en un almuerzo o cena disminuye en cantidades considerables los opioides naturales y apoya a los neurotransmisores. Las investigaciones en ratones estresados tendían a preferir el alcohol, en lugar del agua y la hidratación, inmediatamente después del momento del estrés. Podemos sospechar entonces que era para restablecer la sensación de bienestar.
Orígenes y causas del cerebro adicto
Las relaciones y las causas que devienen en la enfermedad de la adicción cuando un cerebro se encuentra biológicamente alterado están muy vinculadas con:
1 Estrés emocional situacional
2 Mala nutrición en la adultez
3 Exposición tóxica: metales pesados, pesticidas, herbicidas, insecticidas
4 Estrés emocional de un cerebro biológicamente alterado
5 Mala genética. Menos neurotransmisores y menos receptores
6 Mala nutrición del lactante y del niño
7 Mala nutrición prenatal: durante el período de gestación, madre con tabaquismo, ingestas de alcohol y drogas.
Todas estas situaciones afectan a diferentes regiones del cerebro que terminan en depresión, adicciones a la comida, alcohol, drogas, sexo y violencia, trastorno de desatención, problemas de aprendizaje, síndrome obsesivo compulsivo y síndrome de Tourette. También devienen en una mala expresión genética, niveles de receptores de dopamina más bajos, niveles de receptores de serotonina más bajos y niveles de receptores de endorfinas más bajos. Además, la mala nutrición de la madre y del padre tiene como consecuencia un útero desnutrido y una deficiencia del embarazo, cuya debilidad obedece a una exposición a metales pesados, pesticidas, herbicidas e insecticidas. Si incursionamos en la historia familiar, revisando hasta siete generaciones anteriores, se pueden encontrar causas que dan como resultado casos agudos de depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar y ansiedad severa.
Los neurotransmisores
Las endorfinas: son sustancias naturales sintetizadas por el cerebro que, entre otras cosas, alivian el dolor a niveles muy efectivos solo comparables con la morfina u heroína, sin tener los efectos secundarios que tienen las drogas de alto impacto. Por otro lado, la baja segregación de endorfinas produce un cuadro de anhedonia, que es la dificultad para expresar placer y la incapacidad de dar y recibir amor. Es decir, corta el circuito de la empatía. Por ejemplo, la heroína, la marihuana y el alcohol, como también el azúcar y el tabaco, afectan a los sitios de este neurotransmisor sacando al cerebro de los carriles empáticos, emocionales y afectivos. También hay que decir que la D-fenilalanina es una proteína que se encuentra en muchos alimentos, siendo unos de los diez aminoácidos esenciales para el ser humano inhibiendo la actividad de la encefalinasa y, de ese modo, aumenta los niveles de endorfinas.
La serotonina: ayuda a mantener la estabilidad emocional, la autoestima y la sensación de bienestar, bajando los niveles de consumo de alcohol y carbohidratos. Una deficiencia de serotonina produce depresión, tendencias suicidas, obsesiones, ansiedades, pérdida del sueño y la compulsión por los dulces, como también irritabilidad del carácter. La marihuana, el éxtasis y el azúcar bajan la segregación de serotonina. También el tabaco reduce los sitios y neurotransmisores de serotonina. El L triptófano y el 5 hidroxi triptofano son suplementos de aminoácidos que elevan la producción de serotonina en el cerebro.
El AAG: el ácido aminobutírico gamma o GABA produce tranquilidad y relajación, generando efectos antiansiedad y, en algunos casos, ayuda con el insomnio. Cuando la mente se siente demasiado activa, cuando hay una deficiencia, los síntomas son una ansiedad flotante, es decir, temor, inseguridad, insomnio, tendencia a los ataques de pánico y atracones. El Valium, el alcohol y la marihuana afectan a la función de este neurotransmisor. Para aumentar los niveles de GABA, son imprescindibles la L glutamina y el AAG, ácido aminobutírico gamma.
La norepinefrina: brinda energía, motivación, ambición, poder, estado de alerta y una sensación de bienestar. Una deficiencia de esta parece estar asociada con el estado de letargo, la falta de energía, la melancolía y la depresión. La cocaína, el Speed, la cafeína, el tabaco y la marihuana, el alcohol y el azúcar afectan a la función neurotransmisora de la norepinefrina. La L tirosina y la L fenilalanina son precursores de la norepinefrina.
La dopamina: es la activadora principal de los centros del placer. Crea una sensación de bienestar, felicidad, amor, contento y paz interior. Disminuye los atracones. La carencia de dopamina crea una sensación de miedo, urgencia, depresión, irritabilidad y una falta de la sensación de bienestar. La cocaína, el Speed, la marihuana, el alcohol, el tabaco y el azúcar funcionan como un inhibidor de sus funciones. La L tirosina y la L fenilalanina son precursores naturales. La L fenilalanina parece incrementar el número de receptores dopamínicos, un hecho que es importante debido a que muchas personas nacen con un alelo A2 D1 disminuido, lo que significa que tienen un tercio menos de receptores dopamínicos.
Un código en la enfermedad de la adicción
El ser humano, desde sus comienzos como mamífero, fue construido sobre la base de la supervivencia. Este principio está fundado en la dopamina como el neurotransmisor que motoriza el hambre y la reproducción, ubicado en el cerebro límbico o cerebro medio. Este diseño