El pueblo en movimiento. Gloria De La Fuente

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El pueblo en movimiento - Gloria De La Fuente

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Constitucional va a depender de la capacidad de los actores políticos deslegitimados de movilizar a esta ciudadanía distante y desconfiada. Lo que implica un cambio de lenguaje, de símbolos y también de liderazgos y aquí sí que valdría este concepto.

       DMP: En esas subjetividades es que hemos vivido el estallido, como una montaña rusa donde a veces se está arriba con optimismo y otras veces abajo con miedo y pesar.

       GDF: Pensando también en la configuración de esas subjetividades y en la construcción de agenda pública ¿cuál es el rol de los medios de comunicación y las redes sociales en el contexto del estallido social?

      MAG: Bueno, los medios de comunicación hacen, durante el estallido, lo que se supone que tienen que hacer, y cuando hablamos de los medios de comunicación en general, con excepciones mínimas, nos referimos a un sistema de medios de comunicación: prensa, radio, televisión; que ya existe y que, por lo tanto, lo que van a hacer es continuar con su tarea, y de acuerdo a sus intereses, realizando la labor periodística o informativa, en este caso respecto del estallido.

      Digamos algo sobre el sistema de medios en Chile antes de entrar en su acción en el estallido social. Es evidente que el sistema de medios de comunicaciones que tenemos en Chile es un sistema que emerge también del orden económico, social y cultural heredado de la dictadura, pero con las transformaciones que existen, en el mundo, en todo lo que es la cuestión de la comunicación. Aquí hay dos aspectos. Hay un aspecto propio de lo que es este sistema de medios de comunicación en nuestro país, que tiene elementos también universales y la particularidad respecto al estallido. En relación con lo primero, el sistema de medios de comunicación está establecido para generar información y otros elementos que están siempre editorializados en términos de un determinado sistema de valores, lo que expresa, por ejemplo, lo que llamamos el duopolio de los grandes diarios es precisamente eso. Todo lo excepcional que ocurre fuera del sistema de mercantilización de la información expresada, entre otras cosas, en el financiamiento publicitario es exactamente eso, una valiosa excepción, aunque hay que reconocer que esta mercantilización también afecta a la libertad de los medios llamados alternativos. La tarea real del sistema, dejando las excepciones al lado, no es informar, tampoco lo es la de la televisión, independientemente que haya periodistas, que haya gente que sí cumple honestamente esas tareas; la tarea de esos medios es generar un conjunto de percepciones, de sensaciones, en un determinado sentido, y en ese plano el rol fundamental que ocupa la noticia es no tanto informar, sino despertar, provocar una reacción, y por eso no importa lo que esté pasando, por ejemplo, importa más, en el caso de la televisión, un escándalo que haya ocurrido en determinado lugar porque eso va a hacer que la gente lo vea, y eso obviamente tiene una repercusión en dinero a través del sistema de publicidad. Y no deja de ser interesante hoy día que, en el caso de los noticieros de la televisión abierta, por ejemplo, toda ella funciona como televisión privada. La televisión pública chilena no funciona como tal, por cualquier estándar de cualquier parte del mundo no es una televisión pública, aunque se llame así.

      Para ilustrar esta mercantilización de información y de la noticia, pensemos en los noticiarios. Quien dirige el noticiario tiene frente a sí un panel con todos los otros canales y entonces, a su vez, va midiendo, qué noticia lleva más gente, y, por lo tanto, puede cortar una noticia y cambiarla si otro canal está haciendo algo que tiene mayor rating. ¿Y, entonces, qué significa eso? Al cortar una noticia, o al ponerla después de otra, o al postergarla, o al suprimirla, o al poner una noticia que puede ser menos importante respecto del acontecer nacional y mundial, al ponerla en primer plano lo que está haciendo es editorializarlo. Entonces, despejemos el mito: los sistemas de comunicación comunican, no informan, no forman, no ayudan a la creación de una opinión pública distinta a los principios y valores que ellos quieren transmitir.

      Y eso pasa, por supuesto, también con los diarios. A eso hay que agregarle que hoy día uno no sabe si el diario es algo para dar noticias, informar, relatar los acontecimientos, o es simplemente un conjunto de avisos. Hay algunos diarios en que se alternan una página de noticias y una página de avisos, de modo que la mercantilización radical y absoluta de los sistemas de medios de comunicación va asociada a quienes son los que pagan, y los que pagan son precisamente las grandes empresas, los intereses económicos, etc. Y eso penetra de alguna manera la noticia, la información. Por ejemplo, volviendo a la televisión y también a la radio, sin duda con excepciones, es frecuente ver u oír a quien da una noticia hacer también la propaganda de un producto con lo que se produce un uso de la credibilidad para fines distintos de la información y eso está exigido por contrato. Por supuesto, esto no es un mundo cerrado, hay miles de posibilidades de transmitir, noticias reales, pero no siempre hay posibilidades de explicarlas, de contextualizarlas.

      Volvamos ahora a la pregunta más específica.

      En este panorama general, que obliga a una profunda revisión de todo el sistema de comunicación y también de la formación de las y los periodistas y los y las comunicadoras, ¿qué ocurre respecto del estallido social? Lo que vimos y escuchamos o leímos —insisto, con excepciones— de muchos programas y canales de televisión, con excepciones en las radios, con muy pocas excepciones salvo lo que son las columnas en los diarios, fue la exaltación del aspecto espectacular que podrían tener los acontecimientos, titularlos de una manera enteramente engañosa y sin dar elementos que permitieran aumentar la capacidad comprensiva de la gente y conocer el conjunto de hechos en su realidad, pero también, en su contexto. En ese sentido, mi impresión es que no es que hayan jugado un rol nuevo, hicieron lo que saben hacer, donde lo que predomina es el aspecto rentable y, por otro lado, detrás de ello, obviamente, conjuntos de valores y orientaciones que corresponden a un modelo económico social. Insisto en que no hay que mirar esto como un universo cerrado, sino como el eje principal para el análisis de los medios de comunicación: toman el discurso oficial sobre el orden público y plantean la necesidad de algunas reformas, pero, sin entender la profundidad del proceso social.

      Ahora, como los medios, para no perder legitimidad y audiencias o públicos, se ven forzados a tener debates, incorporar distintas visiones —no todas, algunas son excluidas, no se hacen las entrevistas que corresponden, o se hacen de manera desequilibrada respecto de otras visiones—, es posible que salgan de ahí debates que son importantes en la opinión pública. Diría, en síntesis, que el sistema de medios de comunicación hizo lo que sabe hacer y eso contiene una enorme parte de tergiversación de lo que pasa en la realidad, y eso evidentemente se debe a la estructura de los medios de comunicación en Chile. La reforma profunda del mundo de la comunicación y el reemplazo de los principios de competencia y mercantilización por los de diversidad, servicio público y sentido ético deberán ser una consecuencia inevitable del estallido social.

       GDF: Y en este contexto ¿cómo ve el rol de las redes sociales?

      Ahora, si examinamos las redes, el juicio es necesariamente ambivalente. Hay un elemento claramente positivo en las redes, que en realidad no son redes sociales, son redes virtuales, las redes sociales han existido siempre entre las personas, los seres humanos, los grupos, etc. Las actuales denominadas redes sociales se realizan en un espacio que, como se llama, es virtual; y lo virtual se opone de alguna manera a lo real o es otra realidad, pero lo virtual pasa a ser la realidad para mucha gente. El aspecto positivo es el rasgo de inmediatez y la posibilidad de usar las redes, de comunicarse, tanto para juntarse, para definir los espacios, lugares y actividades de las manifestaciones como, por ejemplo, para transmitir una situación en la cual se están produciendo violaciones a los derechos humanos, por ejemplo, las fotografías que se hacen sobre la actuación de los carabineros. El aspecto positivo de las redes queda de manifiesto cuando pasan a ser instrumento de algo distinto a ellas, como la causa, el movimiento, la organización, etc.: sirven para convocar, sirven para mostrar lo que está ocurriendo, sirven para transmitir imaginarios. Fíjense el impacto que tuvo la viralización de Las Tesis. Ahí las redes sirven de vehículo y no son el fin en sí mismo.

      Hay sin embargo un componente, a mi juicio,

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