El pueblo en movimiento. Gloria De La Fuente

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El pueblo en movimiento - Gloria De La Fuente

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se resuelven fundamentalmente a niveles individuales o de expresiones de grupos fácticos. Entonces, precisamente yo diría que las movilizaciones pueden ser leídas también, y el estallido, en términos de la crítica bastante radical a la democracia que existe y la apelación o postulación utópica de una democracia que sea realmente expresión de la soberanía popular entendida no solo como la suma de las expresiones individuales sino como la expresión de una voluntad colectiva de construir una sociedad.

       GDF: Entonces ¿estamos frente a un cambio de paradigma o una coyuntura crítica en nuestro sistema político? ¿qué podemos esperar del futuro?

      MAG: Creo que el estallido puede ser considerado, sin duda, una coyuntura crítica, un momento crítico, y uno podría decir ‘mire, este ciclo de momentos críticos comienza el 2011, 2012, y esta podría ser una culminación. Es la tesis que han sostenido algunos. Que estamos en una coyuntura crítica en el sentido técnico del término es fundamental. Ahora, las coyunturas críticas, es obvio que pueden tener distintas evoluciones, pueden transformarse en un proceso que recoge el conflicto central de esa coyuntura crítica y, por lo tanto, uno podría decir “pueden llevar al cambio de época”. Las coyunturas críticas pueden ser el inicio de una nueva época y entonces en ese sentido logran un carácter fundacional. Es, como podríamos señalar, lo que ocurrió con la coyuntura crítica de los 20 en Chile en que emergió, después de varios años, el tipo de sociedad con las reformas consiguientes posteriores, que conocimos hasta el momento de la dictadura. Por supuesto que el golpe militar fue una coyuntura crítica, obviamente negativa, y también generó un cambio de época. Creo que aquí estamos también en esta posibilidad que esta coyuntura crítica genere un proceso largo y complejo, un proceso de fundación o refundación de las bases de nuestra convivencia y de los proyectos del futuro. Si ello no fuera así, el país viviría una época también larga de descomposición y crisis permanente.

      En este sentido, tengo la impresión de que el estallido es una coyuntura crítica. El movimiento social que lo desencadena es un movimiento muy diverso y que no tiene un solo actor que lo controle, es un sujeto complejo, un movimiento que es continuación, pero al mismo tiempo transformación del movimiento 2011-2012, es decir, el movimiento de superación de la sociedad pospinochetista en términos de los desafíos que la sociedad plantea hoy día, con sus nuevas características, los nuevos principios de la modernidad que vienen del paso de una sociedad industrial de Estado nacional a una sociedad postindustrial globalizada, que algunos han llamado sociedad informática, digital, en fin. Entonces, hay componentes civilizatorios que van más allá de un solo cambio de época política.

      La importancia de la demanda y del movimiento feminista es una expresión de eso. También lo es la demanda o el movimiento medioambiental y todas estas voces que son fundamentales, a mi juicio, están de alguna manera presentes cuando se produce la demanda por superar la actual sociedad que a mí me gusta llamar la sociedad pospinochetista o de neoliberalismo corregido. La actual sociedad que se quiere superar es el actual modelo económico social heredado de la dictadura y corregido por la Concertación, pero que no dejó de ser, y no deja de ser visto, a veces con mucha rabia, como un orden social abusivo en que mandan los poderes fácticos y que generan desigualdades, injusticia y abuso. No solo eso, sino que también se incluyen los elementos de esta crisis de la modernidad donde los principios de horizontalidad, por ejemplo, son fundamentales, y donde todas las instituciones son cuestionadas. Hay que pensar lo que pasó en Chile en cuatro o cinco años, la institución clásica de nuestra sociedad que era la familia, el matrimonio, ha sido cuestionado no solo del punto de vista como forma de vida, no solo desde el punto de vista institucional, las leyes de divorcio y todo eso, sino también como institución en sí misma. El tema del matrimonio igualitario, por ejemplo, es evidente que tiene un componente civilizatorio.

      En estas crisis, entonces, se expresan también conflictos en torno a principios que han venido arrastrándose desde hace siglos. La dureza de la crítica feminista al orden patriarcal es de orden civilizatorio. Entonces, lo que tenemos no es solo la demanda por un nuevo orden social político y económico distinto al que heredamos, sino incorporar en eso las dimensiones civilizatorias que tienen que ver con el medioambiente, con las relaciones de género, con la diversidad cultural, etc. Y esto es lo que está en juego. De ahí la profundidad y la extensión de la crisis que vivimos y la sensación para muchos que se tambalea el piso completo.

      Ahora, todo esto, cuando hablamos de alguna coyuntura crítica o de algún estallido, hay que plantearlo en términos cuidadosos, porque, como ya dijimos, puede ser que el aspecto “movimiento” o “proyecto”, que incorpora estos componentes de superación de la sociedad heredada desdeictadura con las transformaciones que ha tenido y la generación en todo el mundo de nuevos modelos de modernidad, de constitución de sujeto, de organización de la vida social, todo esto puede, en algún momento, ser revertido o no encontrar un cauce y entonces vivir tambaleándonos de crisis en crisis, como ha ocurrido en otros casos, incluso en nuestro país. Entonces, el desafío es cómo se aprovecha la coyuntura crítica para transformarlo en un proceso fundacional.

       DMP: ¿Se trata de la superación del modelo neoliberal?

      MAG: Bueno, repitiendo un poco, cuando se habla de modelo neoliberal, se alude fundamentalmente al modelo de organización social, económica y política heredado de la dictadura y que fue, de alguna manera, corregido y superados algunos de sus déficits por los gobiernos democráticos de centro izquierda con un intento más global de superación de ese modelo en el gobierno de Bachelet, como lo vimos anteriormente. Ahora, yo prefiero hablar de la sociedad, lo que llamamos la sociedad pospinochetista, o sea de la sociedad heredada de la dictadura y corregida, en fin, más que del modelo neoliberal, que daría cuenta del conjunto, pero no define todos los rasgos de esa sociedad. De hecho son los rasgos neoliberales sin duda predominantes en las distintas esferas de la sociedad y la vida cotidiana, pero la sociedad no se agota en eso y en ese sentido, entonces, lo que el estallido, y las demandas, y las movilizaciones están planteando es queremos una sociedad distinta a la que hemos vivido, y que fue heredada de la dictadura, y que tiene una Constitución impuesta de la dictadura por más que se hayan hecho algunas modificaciones, queremos una sociedad distinta. Esa sociedad implica superar el modelo neoliberal, pero también bastante más que eso, o digamos, no solo eso: está en cuestión el modelo de desarrollo, el modelo de relación con el medio ambiente, el orden patriarcal, el modelo de convivencia autoritario o jerarquizado, etc. Y todo ello está atravesado por el neoliberalismo, pero no puede definirse solo en esos términos, y la lucha contra el neoliberalismo, condición necesaria, no va a resolver completamente todas estas cuestiones.

      Se podría decir que el modelo de desarrollo extractivista clásico en Chile tiene rasgos o que es afín al modelo económico neoliberal, pero no necesariamente es neoliberal. Existen modelos extractivistas básicamente dirigidos por el Estado en donde este es el principal agente e incluso propietario de los recursos naturales, de modo que el estallido significa —y en eso retoma como he dicho las movilizaciones de 2011-2012— la superación de la sociedad heredada en todos los distintos campos, y eso incluyendo además transformaciones o superaciones que tienen que ver con el modelo de modernidad.

       DMP: ¿La búsqueda de la superación de esta sociedad fue la causa del estallido? ¿Y será la consecuencia de él?

      MAG: Yo creo que evidentemente uno puede decir en términos abstractos y generales que la causa del estallido es el hastío de una sociedad y de distintos sectores de ella, especialmente los más afectados ya sea por las realidades de la desigualdad, del endeudamiento, de los abusos, ya sea por la frustración de sus expectativas. Estas cosas están todas ellas mezcladas unas con otras y son las que dan el origen a la rabia y a la búsqueda de querer cambiar las cosas y la política que no nos sirve para cambiarlas, por lo menos la política como ha sido hasta ahora. Entonces yo diría que si bien es el malestar la causa del estallido y el no encauzamiento de este malestar por rechazo de las formas políticas establecidas hasta ahora, lo que hay detrás de este malestar, como he tratado de plantearlo, es la búsqueda de

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