El pueblo en movimiento. Gloria De La Fuente

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу El pueblo en movimiento - Gloria De La Fuente страница 7

Автор:
Серия:
Издательство:
El pueblo en movimiento - Gloria De La Fuente

Скачать книгу

DMP: La nueva realidad.

      MAG: El movimiento aparece como la encarnación de la sociedad, como en otro momento fue la actividad política la que se identificaba con la sociedad. Y esta ilusión forma parte de la lógica de todo movimiento social y lo que le da su legitimidad. Sus triunfos o conquistas le reafirman esta legitimidad. Y por eso vemos, por ejemplo en nuestro caso, que las movilizaciones, los cabildos, no cesan y la apariencia es que esto ya no acaba. Y el gran error del gobierno es intentar terminarlo y volver a la “normalidad” sobre la base de la violencia represiva. Ello no puede sino reforzar el sentimiento de legitimidad del movimiento como único representante de la sociedad, para lo cual además tiene el rasgo fundamental de su diversidad. Pero, a su vez, si no hay una solución la movilización permanente tiende a agotar, descomponer o dividir el movimiento. De ahí la necesidad de volver a la política.

       DMP: Y que hoy nadie hace.

      MAG: Yo creo que sí hay momentos al respecto. En este sentido hay que valorar el acuerdo en torno al proceso constituyente con plebiscito de entrada para definir sobre una nueva Constitución y sobre el mecanismo, la implementación de ese mecanismo, ya sea una Convención mixta parlamentaria y ciudadana o plenamente ciudadana, y el plebiscito ratificatorio. Pero el gran problema es que todavía no existe ese espacio de legitimidad de la política como para encauzar las movilizaciones en torno a este proceso y una gran parte sí lo acepta, pero una parte muy importante sigue sin creer en ello y temen la cooptación.

      

       GDF: Ese es el punto, usted dice que el movimiento se transforma en proyecto de dos maneras: a través de una revolución o una movilización permanente. ¿Esa movilización permanente busca o no la vía institucional?

      MAG: En un momento determinado puede buscarla, lo que quiero decir es que, si la acepta, tendrá que verse enfrentado al dilema de conceder y negociar, lo que es más la lógica de la política que de los movimientos sociales. En este sentido, la novedad de estas movilizaciones respecto de todas las grandes movilizaciones de la historia chilena es que hay una movilización no desencadenada ni conducida o, vinculada a los partidos políticos, o a las organizaciones sociales, como fueron las del 2011 o 2012. Las grandes movilizaciones fueron siempre movilizaciones en que participaban los partidos, excepto las de 2011, pero ellas fueron dirigidas por organizaciones sociales.

      Pero, si los partidos eran actores predominantes en las movilizaciones en Chile, incluidas aquellas bajo la dictadura, y con la excepción señalada, aquellos eran mucho más que partidos, eran movimiento, eran identidades, eran subculturas en que quienes participaban tenían incluso formas de vida diferentes según su adscripción. Eso hace que no se pueda hablar de manipulación en esa época ni por parte de los partidos ni por parte de los actores sociales vinculados o identificados con ellos. El fenómeno era lo que hemos llamado de imbricación entre ambos.

       DMP: Era parte del trabajo político.

      MAG: Ni las organizaciones sociales ni los partidos políticos eran totalmente independientes, ni el movimiento social era totalmente independiente, había una autonomía relativa, pero había imbricación, entrelazamiento y ese yo creo que es el punto clave en ese periodo. Y eso es válido aun en dictadura, con todas las dificultades de la persecución y la represión. Y en el desencadenamiento de la transición, ¿qué más vinculación entre partidos, clases, sociedad civil —como quieran llamarle— que el plebiscito del 88? La gente no quería al comienzo participar, porque no creía, porque los partidos habían dicho que no había que creer nada de lo que hubiera hecho Pinochet, si lo está diciendo Pinochet es mentira, y fueron los partidos los que tuvieron que convencer y la gente creyó y forzó en su movilización a que terminara la dictadura, entonces uno dice: ¿quién fue el que ganó? Este sujeto político social que a la vez era sistema de partidos, pero a la vez imbricación con la sociedad y movimientos sociales. Eso se va erosionando a lo largo de los llamados treinta años siguientes.

       GDF: ¿Usted reconoce en ese periodo el momento en que esa ruptura se hace inevitable? Porque evidentemente los partidos políticos, o la ausencia de estos, es clave para entender lo que ha ido pasando en estos años, pero esa erosión tiene que haber encontrado un punto de no retorno en algún minuto. ¿Usted reconoce en algún minuto el punto de no retorno? ¿Cuál es?

      MAG: No diría en qué momento comenzó, porque es muy complejo, porque la manera en que se rearticula el movimiento social o actores sociales o sociedad civil con partidos en el plebiscito del 88, tiene algo de precario. Porque después ocurre una cosa que no había ocurrido nunca, que todos los actores de la conflictividad chilena, los actores centrales, que son los partidos de centro y los partidos de izquierda, excepto uno que es el PC que va a intentar capitalizar el descontento potencial, todos entraron a manejar el Estado. No estoy diciendo que ello fuera negativo, si no, no habría habido término de la dictadura, pero ¿qué le pasa al movimiento social? Si es que es cierta la hipótesis que estoy planteando de esta imbricación, lo que ocurre es que queda por primera vez sin el instrumento de organización, de movilización, de creación de identidades más allá de las dimensiones corporativas, de proyectos que tenían los partidos. Entonces eso va a hacer que poco a poco se vaya produciendo esta elitización, por un lado, y una gran desmovilización por otro, que después va a ser un intento de removilización que va a encontrar un solo partido, el PC, que de algún modo lo expresa pero que electoralmente significa muy poco en el ámbito de la política institucional predominante y legitimada. Esto es lo que se va a tratar de resolver después del hito que marcó la ruptura definitiva, el punto de quiebre, de no retorno de esta relación que es el 2011 y 2012.

       DMP: ¿Por qué en el 2011 y 2012?

      MAG: Porque recuerde usted que un representante del movimiento social se para arriba de la mesa del Senado y dice lo que se le ocurre y se va; porque los partidos le habían pedido a Piñera una entrevista para discutir la ley educacional, la solución a los problemas educacionales que estaba planteando el movimiento estudiantil, y los dirigentes estudiantiles le hacen ver a los dirigentes de la Concertación que no vayan a esa entrevista, y, entonces, ocurre el hecho inédito que un conjunto de partidos que pidió una entrevista con el presidente de la república dicen: me pidieron que no fuera así que cancelo la entrevista. Después vinieron los tiempos presupuestarios, pero en ese momento que era, a mi juicio, el momento en que partido y movimiento podían reencontrarse, el movimiento estudiantil no está dispuesto a negociar nada con los partidos políticos por el recuerdo —y esto es una cosa que es muy importante— de las negociaciones del año 2006 que terminan con los políticos de gobierno y oposición de derecha tomados de las manos. Entonces el 2011 y 2012 es un punto de quiebre entre lo político institucional y el movimiento social. Esta era una movilización inédita porque venía del movimiento social sin preguntarle a los partidos. En este sentido, era inédita, no hay otra en la historia, por supuesto tampoco se reencuentra con los partidos; más bien si uno quiere simplificar las cosas, ese movimiento va a crear su propio partido.

       GDF: Nace el Frente Amplio, se institucionaliza.

      MAG: Claro.

       DMP: El Partido Comunista que estaba ahí presente.

      MAG: Pero ahí la novedad de la convocatoria a las movilizaciones es que no son los partidos, no es el sistema de partidos, no es la relación de partidos, pero sí son organizaciones sociales —en este caso estudiantiles— y esa es la diferencia con el 2019. Se puede decir que en 2011 y 2013 comienza un ciclo, se puede ver como continuidad, eso es cierto. Pero hay una cosa que es diferente, es que el 2011 y 2012 no es en términos estrictos un estallido, es un movimiento casi sin estallido, con movilización por supuesto, pero no es un estallido. Si uno lee el discurso de Camila Vallejo cuando asume la presidencia de la FECH,

Скачать книгу