El pueblo en movimiento. Gloria De La Fuente

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El pueblo en movimiento - Gloria De La Fuente

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con el proceso constituyente.

      MAG: Sí, si hubiera partido con el proceso constituyente.

       DMP: Estaríamos en otro pie.

       GDF: Probablemente habría sido otra cosa.

      MAG: ¿Por qué no lo hizo? Porque salvo el dictador Pinochet, en Chile ningún gobierno se preocupaba en primer lugar de asegurar el poder político para realizar su programa.

       GDF: Era imposible hacer las otras transformaciones estructurales de verdad, con un nivel de profundidad relevante, si no había un cambio en el fondo político.

      MAG: Claro, se te diluyen y empantanan los otros proyectos y termina realizando solo transformaciones parciales, que generará más contradicciones y profundizarán el malestar.

       GDF: Ahora, la Concertación fue presa de esa dinámica que se instaló con la transición, de avances paulatinos, pero sin demasiado ruido.

       DMP: Necesitábamos mayoría.

      MAG: La Nueva Mayoría no tuvo un proyecto, salvo lo que es el programa de Bachelet, pero que no es compartido plenamente por los partidos de gobierno. Pero además está la desconexión del sujeto político partidario con la base social.

       GDF: Es decir, la sociedad.

      MAG: Sí. El segundo problema que enfrentó el proyecto refundacional de Bachelet fue la brutal oposición de la derecha y sus medios de comunicación, como no se veía desde los años de la Unidad Popular, aunque esta vez no fuera golpista.

       DMP: Para que no llevara adelante los cambios.

      MAG: Pese a todo, el primer año de gobierno se había hecho gran parte de la reforma tributaria y educacional, con el fin del lucro, que iban al corazón del modelo neoliberal…

       DMP: Y el sistema electoral.

      MAG: Sí, el 31 de enero se termina con el binominal.

      Hasta que se hicieron públicos los problemas de corrupción que afectaron también su entorno familiar y ahí Bachelet, pienso yo, perdió fuerza y entusiasmo para seguir liderando el proceso de transformación. Además de los otros dos factores señalados.

       DMP: La oposición que tenía por parte de la derecha y dentro de la coalición con sectores de la DC.

      MAG: Para cerrar podemos decir: el modelo económico-social chileno, es un primer aspecto. Y el segundo aspecto, que ya lo analizamos, es la ruptura, o sea, la desaparición del sujeto político, social, que había caracterizado la historia chilena, cualquiera fuera su variante ideológica.

       GDF: Yendo ahora al estallido mismo, ¿por qué la gente tiende a empatizar con la movilización, con la demanda que hay detrás?

      MAG: La gente siente que es también su demanda. Están pidiendo —en el caso chileno— que no se pague el pasaje del metro, están pidiendo fin del abuso, y lo otro que están pidiendo, aunque no se diga “seamos realistas, pidamos lo imposible”: también mi vida puede cambiar con esto. No es solo empatizar, porque si usáramos solo la idea de empatizar, significa que hay un actor conductor, con el cual yo empatizo.

      Y este proceso de demanda de cambio fundamental de la sociedad se plantea claramente en las movilizaciones de 2011 y 2012. Entre paréntesis: a mí me parece que al 2011 y 2012 no se le ha dado la importancia que tiene en lo de hoy y yo creo que hay un mérito en el planteamiento de esta publicación de asumir ese punto de partida, lo que también ha hecho Mayol2 . Porque ustedes hablan del nuevo despertar y el movimiento, en la dimensión necesaria que tiene todo movimiento para existir y que consiste en identificarse y apropiarse de un momento histórico, hablaban del despertar de Chile: “Chile despertó”, incluso organizaciones que fueron centrales en el 2011-2012, hablaban de un despertar que parecería inédito.

       DMP: Es que todos creen que inventaron la rueda. ¿Con continuidad o sin continuidad?

       GDF: Esa es la pregunta, ¿es el mismo movimiento social o estamos hablando de un movimiento social distinto?

      MAG: Exactamente. Hay continuidad y cambio. En ambos casos el movimiento más profundo es el mismo, superación del orden económico, social y político llamado neoliberal, pero con actores y repertorios de acción muy diferentes, puesto que en 2011-2012 el actor principal era el movimiento y las organizaciones estudiantiles con las formas clásicas de acción de ese tipo de organización, y en el caso del estallido, los actores y sus repertorios de acción son mucho más variados y heterogéneos. Para analizar este último, en términos estrictos tenemos que diferenciar dos cosas: hay estallido y hay movimiento. Hay movilizaciones, esas movilizaciones fueron parte de un estallido, ese estallido puede ser un movimiento o no. Diría que el gran drama consiste en que el movimiento para transformarse en movimiento y no quedarse en el estallido, tiene que abandonar el estallido, y en la medida que lo abandona, tiene que mirar no hacia la base que lo produjo, sino hacia la salida, y no hay salida en el horizonte de los movimientos sociales que no pase por algo ontológicamente distinto que se llama política. Y eso significa entonces que cuando el movimiento logra separarse del estallido para tener proyección política ganó, pero vive ese momento como muerte.

       DMP: Ahí viene todo lo que se denomina la traición.

      MAG: Exactamente, pero el punto es que los movimientos, para continuar, para estar presentes, uno podría pensar en términos metafóricos: aspiran a una revolución permanente. O sea, si yo estoy en movilización permanente, yo soy el proyecto, el estallido es el movimiento, el movimiento es el proyecto, por lo tanto, no puedo dejar de estar en movimiento. Es posible que haya solo dos maneras que un movimiento se convierta realmente en el proyecto: una la movilización continua “sin parar” en que yo hago de la experiencia cotidiana de las movilizaciones lo permanente de la sociedad, como fue el caso argentino de los “piqueteros” durante varios años. Otros dirán que esto es también una ingobernabilidad permanente, hagan lo que hagan los políticos, mi vida y la sociedad consisten en el movimiento.

       DMP: Podríamos decir que es como la postura de Salazar que dice que el pueblo ya asumió la voz constituyente y en eso está.

       GDF: Hay un reemplazo de la elite política, de los mecanismos de representación tradicional. El constituyente constituido en la calle.

      MAG: Creo que la ilusión del movimiento es siempre esa. La ilusión del movimiento es que ellos sí representan y son el conjunto de la sociedad. Y si no tuvieran esa ilusión no habría movimiento, no habríamos avanzado todo lo que se ha avanzado, ni Francia del 68 habría cambiado, sin gente que decía: “seamos realistas, pidamos lo imposible”, y que vivía en las calles y en su vivencia cotidiana la experiencia de que la sociedad había cambiado o “despertado”. Entonces se apega a eso. La segunda manera de realizar el proyecto, más allá de la movilización permanente es la revolución. En ese momento el movimiento ganó, pero al mismo tiempo es la fuerza política que ha tomado el Estado la que se identifica con el movimiento y este pierde su autonomía y tiende a institucionalizarse y desaparecer como tal. Así, en ambos casos, movilización permanente o revolución, si no se constituye una instancia diferente al movimiento, que es la política con su propia lógica y dinámica, pero que busca la implementación de las propuestas movimientistas,

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