Diseño de Políticas Públicas, 4.a edición. Julio Franco Corzo
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Mención especial es la propuesta inteligente y equilibrada que Julio nos presenta acerca del modo apropiado de evaluar la factibilidad de la política que está en diseño y en lista de espera de la decisión gubernamental. La factibilidad es el punto crucial del éxito de la política pública y es el caballo de batalla de los analistas y decisores de políticas, puesto que una política irrealizable, pese a la trascendencia de sus objetivos o la nobleza moral de sus preocupaciones por resolver los males sociales, es insignificante; además de injustificadamente costosa y, con frecuencia, empeora el problema que se quiere resolver, provocando desaliento o irritación entre los ciudadanos y afectando la legitimidad del gobierno, su credibilidad y confianza social.
La medición de la factibilidad es multidimensional y señala los factores o condiciones que deben ser tomados en cuenta en el diseño, porque son los que definen de antemano la probabilidad de que la política llegue a ser una realidad social y deje de ser un papel, una buena idea, una convicción o una promesa.
Metafóricamente pero sugerentemente, Julio Franco llama a estos factores “los filtros de la factibilidad” y los enlista. Son las condiciones financieras, legales, políticas, operativas, socieconómicas y técnicas que incluye toda política y determinan su probabilidad de ser o no, una acción de gobierno de resultados concretos.
La constante de la disciplina de política pública ha sido privilegiar la atención a la factibilidad socioeconómica, que tiene ver con la costoeficiencia de la política y con el análisis que identifica el balance entre sus costos y sus beneficios sociales. El análisis de factibilidad económica es obligado y es responsable, puesto que para existir y realizar sus objetivos, toda política requiere y consume recursos (particularmente abundantes en la política social), de modo que es necesario que cualquier diseño reconozca la escasez de los recursos públicos disponibles, los cuide y optimice, evite su desperdicio y los canalice eficientemente.
No obstante la corrección del énfasis socioeconómico, sobran evidencias que muestran que las políticas naufragan también por restricciones y obstáculos legales, políticos, culturales, y por las condiciones y dinámica del entorno social, que puede favorecer o dificultar el diseño y la ejecución de una determinada política.
Después de explicarnos los asuntos que contiene cada factor y las cuestiones que hay que saber resolver, el autor da un paso adicional de recapitulación y síntesis y nos muestra la conveniencia de integrar los resultados del análisis de factibilidad en una matriz de opciones de política pública, que ayuda tanto al analista como al gobernante a tener claro el mapa o el conjunto de las políticas posibles, a comparar sus pros y contras, sus ventajas y desventajas, y a tomar decisiones sensatas y responsables, sin dejar de advertir y anticipar las zonas de riesgo y los factores que muy probablemente podrían llevar la política al fracaso o la harán producir resultados distantes de los esperados.
El libro ofrece más conceptos, sugerencias metodológicas, cuadros, diagramas y propuestas prácticas de cómo desarrollar paso a paso y de manera correcta la política, así como propuestas de cómo comunicarla, promoverla, monitorearla, evaluarla y cómo aprender de los errores, corregirlos y mejorar el diseño en un nuevo intento.
Al terminar la lectura del libro, mi estado de ánimo ha sido de satisfacción intelectual y también cívica. Estoy seguro que compartirán conmigo el mismo estado de ánimo sus lectores, que muy probablemente serán profesionistas, consultores, funcionarios públicos, organizaciones ciudadanas, estudiantes. Es una obra que nos ayuda a entender el quehacer de los gobiernos, a mejorar sus decisiones, a contribuir a la construcción de una sociedad buena o, por lo menos, mejor a la que vivimos ahora.
Me complace ver que jóvenes colegas, como Julio Franco Corzo, están intelectualmente bien equipados, bien formados e informados, son talentosos, conocen las tendencias más avanzadas de la disciplina, se distinguen por ser rigurosos en su argumentación y claros en su exposición, pero sobre todo, tienen el deseo de compartir lo que saben en aras de abonar a un proyecto más grande.
Más allá de su fuerza y calidad intelectual, me complace y llena de esperanza reconocer que está en pie, una nueva generación proactiva de intelectuales y ciudadanos mexicanos a los que les importa el interés público, el beneficio general y duradero de la sociedad, y cuya vocación y compromiso de vida es contribuir a que los gobiernos gobiernen bien, a que la administración pública sea de calidad en la prestación de sus servicios y a que la política no sea un fastidioso juego de poder y de egos, sino la actividad de producción de una sociedad próspera, segura, libre y justa, en la que asociada y corresponsablemente participan y trabajan la autoridad pública y el público ciudadano.
Dr. Luis F. Aguilar Villanueva
“El producto del análisis de política pública es el consejo profesional.
No todo el consejo es análisis de política pública.”
David L. Weimer y Aidan R. Vining
Introducción
¿Cómo te puede ayudar este libro?
Diseñar políticas públicas es una tarea difícil. Requiere de conocimientos de economía, ciencia política, estadística, administración pública, derecho, sociología, antropología, psicología y comunicación. Por lo tanto, se necesita de un equipo de trabajo que domine las áreas mencionadas, de un líder que obtenga la información precisa de cada especialista, así como de tomar en cuenta la opinión de la ciudadanía, los expertos, los servidores públicos y los políticos. Este libro te mostrará cómo conseguirlo de manera efectiva.
El camino que recorrí para que este libro esté en tus manos fue muy largo. En el año 2001 me enfrenté al reto de diseñar e impartir un curso de Análisis y Diseño de Política Pública para servidores públicos. Al principio, la tarea me pareció sencilla puesto que un par de semanas antes me había graduado de una maestría en políticas públicas, pero estructurar un curso práctico me llevó un verano completo.
Debo confesar que me sentía muy confiado por la calidad del material, pero cuando llegó la hora de impartirlo, ¡fue un fracaso rotundo! Los funcionarios requerían de una metodología que les explicara, paso a paso, cómo diseñar una política pública que se aplicara a la realidad de América Latina y no una importada de los Estados Unidos.
Ese golpe al ego me incitó a revisar la literatura en español sobre diseño y análisis de políticas públicas que había disponible en Argentina, Chile, Colombia, México y Venezuela. La tarea me llevó un año. Existían muy pocos textos pero algunos artículos especializados. En general, los textos y los artículos describían el estado de la disciplina, hacían revisiones históricas y muy pocos tenían metodologías para la práctica.
Entonces, decidí adquirir textos de autores norteamericanos e ingleses, muchos de ellos muy prácticos y que prometían resolver mi problema. Esa revisión me llevó