¿Por qué siempre faltan dólares?. Группа авторов

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¿Por qué siempre faltan dólares? - Группа авторов Economía Política Argentina

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La fuga de capitales fue calculada a partir de la formación de activos externos descontada la variación en los saldos de los depósitos en moneda extranjera.

      Fuente: Elaboración propia sobre la base de información del BCRA.

      Sin duda, las mayores regulaciones a la venta de divisas para atesoramiento fueron el factor fundamental que explica el fuerte descenso que registró la fuga de capitales –por los canales legales– durante el último mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Tal como se puede observar en el gráfico 1.7, la fuga realizada a través de la adquisición de divisas y billetes en poder del Banco Central descendió de manera abrupta a partir de 2012. La relajación parcial de estos controles explica su leve incremento en 2014 y 2015.

      Sin embargo, el control de cambios se reveló insuficiente para resolver el deterioro en las cuentas externas, como quedó en evidencia con la devaluación de la moneda a comienzos de 2014 (gráfico 1.6). Las restricciones cambiarias, un mayor control al comercio exterior y la utilización de las reservas internacionales acumuladas en el período anterior permitieron sobrellevar la escasez de divisas sin que esta derivase en una crisis económica pronunciada, pero estuvieron lejos de resolver de manera sustentable la restricción externa que aquejaba a la economía argentina.

      El gobierno que asumió a fines de 2015 adjudicó el virtual estancamiento económico en el que se encontraba la economía argentina desde 2012 –alternando años de débil crecimiento con otros de moderadas contracciones (gráfico 1.1)– al excesivo intervencionismo estatal (tanto por el aumento del gasto público como por las mayores regulaciones económicas). Según su perspectiva, los incrementos salariales habían expandido el consumo privado por encima de sus capacidades, lo que había desincentivado la inversión y generado grandes desequilibrios macroeconómicos (déficit fiscal, inflación, distorsión de precios relativos, escasez de divisas).

      En este sentido, los pilares del nuevo modelo dejarían de ser el consumo (en especial el público) y pasarían a apoyarse en la inversión (sobre todo extranjera) y las exportaciones. En el terreno productivo se pretendía sintonizar con otras experiencias neoliberales de la región (Chile y Colombia, principalmente), aunque también se proponía seguir el “modelo australiano”. Al respecto, se consideraba que existían importantes sectores que debían ser reconvertidos, entre los cuales se encontraban aquellos “latentes” (automóviles, maquinaria agrícola, medicamentos) –que podrían volverse así competitivos–, en tanto la mayor parte del empleo en los sectores considerados “sensibles” (textiles, calzado, electrónica de consumo, muebles) debía mutar de manera paulatina hacia la prestación de servicios (idealmente aquellos basados en el “conocimiento”) (Ministerio de Producción, 2016).

      Las medidas de liberalización y de seducción al capital extranjero no derivaron en la esperada “lluvia de inversiones”; de hecho, las inversiones de las empresas transnacionales en el país en el período 2016-2019 se mantuvieron en niveles promedio inferiores a los registrados entre 2007 y 2013. Otra vez, el aporte neto de divisas de este tipo de inversiones fue exiguo, ya que la remisión de utilidades representó el 71% de los ingresos (cuadro 1.1). Si se compara con lo ocurrido en el período anterior (2012-2015), en el cual estuvieron vigentes las regulaciones cambiarias, se observa que las medidas de liberalización y desregulación tuvieron un impacto mayor en los egresos por remisión de utilidades que en incentivar el ingreso de nuevas inversiones extranjeras.

      Más allá del impacto negativo que tuvo la fuerte sequía de 2018 en las exportaciones agropecuarias, el escaso dinamismo que registraron las ventas externas argentinas durante el gobierno de Cambiemos demuestra el acotado alcance de las desregulaciones y devaluaciones para impulsar las exportaciones.

      Para peor, el magro desempeño que mostraron las exportaciones revistió un carácter cualitativamente regresivo, en tanto se acentuó su proceso de reprimarización. Si bien todas las ventas externas retrocedieron en términos absolutos en relación con el período 2007-2015, la retracción fue menor en productos primarios y manufacturas de origen agropecuario. Juntos, estos dos rubros representaron un 63,6% de las ventas externas del país entre 2016 y 2019, y ganaron una participación dentro de la canasta exportadora de 5,7 puntos porcentuales respecto del promedio 2007-2015 (cuadro 1.2).

      Cuadro 1.2. Estructura exportadora por grandes rubros y etapas, 2003-2019 (promedios anuales en porcentaje)

2003-20062007-20152016-2019
Productos primarios19,822,425,5
Manufacturas de origen agropecuario33,335,538,1
Manufacturas de origen industrial29,433,331,0
Combustibles y energía17,58,85,4
Total general100,0100,0100,0

      Fuente: Elaboración propia sobre la base de Intercambio Comercial Argentino Indec.

      Dado el pobre comportamiento de las exportaciones, el resultado comercial estuvo determinado sobre todo por lo ocurrido con las importaciones, que en los años con déficit aumentaron y en aquellos con

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