Escape hacia la utopía. Julián Schvindlerman

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Escape hacia la utopía - Julián Schvindlerman

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Lin Biao, instruyó al órgano de prensa del Ejército de Liberación del Pueblo (ELP) a publicar a diario una perla de sabiduría del camarada Mao. Estas citas se publicaron en color rojo para distinguirlas de otras noticias cotidianas. Los soldados tomaron el hábito de recortar esas frases y pegarlas en libretas personales, lo que llevó al Departamento Político del ELP a armar una compilación oficial de las reflexiones maoístas, en 1964. Inicialmente contenía alrededor de doscientos extractos de los ensayos del presidente chino a lo largo de veintitrés capítulos. Al cabo de unos meses, se expandió a trescientas veintiséis citas esparcidas en treinta capítulos. Se crearon dos versiones, una de tapa blanca, para los rangos bajos, y otra de tapa roja, para los mandos superiores. En agosto de 1965 se optó por editar una sola versión, con tapa impermeable roja para proteger su valioso contenido y en tamaño de bolsillo. Estaba diseñado para que la tropa pudiera cargarlo dentro de los bolsillos del uniforme militar. Esta versión definitiva contaba con 427 citas o extractos maoístas del período 1929-1964 y se extendía a lo largo de treinta y tres capítulos. El Libro Rojo había nacido. Su título oficial era Mao zhuxi yulu (Citas del presidente Mao) y el prefacio de Lin Biao lo presentaba así:

      Mao Tse-Tung es el más grande marxista-leninista de nuestra época. Ha heredado, defendido y desarrollado de manera genial y creadora y en todos sus aspectos el marxismo-leninismo, elevándolo a una etapa completamente nueva. El pensamiento de Mao Tse-Tung es […] una poderosa arma ideológica en la lucha contra el imperialismo […] la tarea más fundamental en el trabajo político-ideológico de nuestro partido es mantener siempre en alto la gran bandera roja del pensamiento de Mao Tse-Tung […] Para asimilar efectivamente el pensamiento de Mao Tse-Tung, es necesario estudiar una y otra vez los muchos conceptos fundamentales del presidente Mao; conviene aprender de memoria sus frases clave, estudiarlas y aplicarlas reiteradamente. En la prensa deben insertarse constantemente citas del presidente Mao de acuerdo con la realidad, para que la gente las estudie y aplique […] Una vez dominado por las vastas masas, el pensamiento de Mao Tse-Tung se convierte en una fuerza inagotable, en una bomba atómica espiritual de infinita potencia. La edición en gran cantidad de Citas del presidente Mao Tse-Tung constituye una importantísima medida para […] la revolucionarización de la mente de nuestro pueblo.

      Las antologías en China se remontan a la época de Confucio y tenían por objeto servir de guía espiritual o moral al pueblo. La antología maoísta tenía esa misma intención, aunque en términos modernos podemos considerarla una herramienta de propaganda política. Originalmente el Libro Rojo fue diseñado para soldados, quienes podían estudiar a Mao con el beneficio de la guía de sus superiores. Una vez que el compendio salió de las barracas hacia el gigantesco mercado chino, resultó difícil darle sentido a muchas de sus reflexiones. Las citas y los pensamientos de Mao son presentados sin contexto y de manera fragmentada, lo que no contribuye a su entendimiento cabal. Lo que sí queda en claro es que Mao odiaba a los capitalistas, a los imperialistas, a los nacionalistas, al feudalismo, a los intelectuales, a Japón y a Estados Unidos; y que amaba al campesinado, al proletariado lumpen, a la clase obrera, a los comunistas y la teoría marxista. Los ejes temáticos son muchos: la guerra y la paz, el patriotismo y el internacionalismo, el comunismo y el socialismo, las masas, la lucha de clases, la economía y la política, las relaciones entre el ejército y el pueblo, el estudio, la unidad, la disciplina, la crítica y la autocrítica, el arte y la cultura, la educación ideológica y… las mujeres.

      Aunque Mao fue un ensayista riguroso y un poeta de cierto talento, al amontonar sus hits en una sucesión interminable de citas, el Libro Rojo transforma a sus reflexiones en algo tedioso y poco atractivo. No es que, leídas en su totalidad, en sus fuentes originales o conociendo el contexto, su prosa o conclusiones sean una maravilla literaria o teórica. Pero al menos se puede entender la coyuntura en la que Mao dijo esas cosas y su expresión adquiere un mayor sentido. Al leerlas bien entrado el siglo XXI lucen terriblemente anacrónicas, y uno no puede menos que compadecer a los millones de chinos que se vieron forzados a aprenderlas, memorizarlas y recitarlas con pasión, real o fingida. Sus páginas ofrecen muchas de las reflexiones más famosas de Mao, citas clásicas y frases de alto impacto. También contienen elucubraciones confusas, una prosa marxista extenuante y pronunciamientos rimbombantes. No obstante algunas perlas de creatividad y bolsones de sagacidad aquí y allá, cuesta comprender que millones de seres humanos dentro y fuera de China hayan caído presas de la fascinación por este compendio ideológicamente pretensioso y literariamente aburrido.

      A continuación, unas pocas citas reflectoras de la sabiduría maoísta: “El viento del este prevalece sobre el viento del oeste”, “Todos los reaccionarios son tigres de papel”, “Todos los comunistas tienen que comprender esta verdad: el poder nace del fusil”, “Sin un ejército popular, nada tendrá el pueblo”, “El pueblo, y solo el pueblo, es la fuerza motriz que hace la historia mundial”, “Existe latente en las masas un entusiasmo inagotable por el socialismo”, “El Partido Comunista de China es el núcleo dirigente del pueblo chino. Sin este núcleo la causa del socialismo no puede triunfar”, “Toda acción de un partido revolucionario es la aplicación de su política. Si no aplica una política correcta, aplica una errónea; si no aplica determinada política de modo consciente, la aplica a ciegas”, “En la sociedad de clases, cada persona existe como miembro de determinada clase, y todas las ideas, sin excepción, llevan su sello de clase”, “En cuanto a los reaccionarios chinos, nos incumbe a nosotros organizar al pueblo para derribarlos. Con todo lo reaccionario ocurre igual: si no lo golpeas, no cae. Esto es como barrer el suelo: por regla general, donde no llega la escoba, el polvo no desaparece solo”, “Son nuestros enemigos todos aquellos que están confabulados con el imperialismo”, “Después de eliminados los enemigos con fusiles, quedarán aún los enemigos sin fusiles, quienes entablarán, inevitablemente, una lucha a muerte contra nosotros; jamás debemos subestimarlos”, “Los comunistas nunca ocultamos nuestras aspiraciones políticas… nuestra concepción marxista del mundo indica de manera inequívoca este supremo ideal para el futuro, infinitamente bello y luminoso”, “La pobreza impulsa el anhelo de cambio, de acción, de revolución. En una hoja de papel en blanco, desnuda, se pueden escribir las palabras más nuevas y hermosas y pintar los cuadros más originales y bellos”, “Nuestro Estado es una dictadura democrática popular dirigida por la clase obrera y basada en la alianza obrero-campesina. ¿Para qué esta dictadura? Su primera función es reprimir, dentro del país, a las clases y los elementos reaccionarios, a los explotadores que oponen resistencia a la revolución socialista y a los que sabotean nuestra construcción socialista”, “La guerra revolucionaria es una antitoxina, que no solo destruirá el veneno del enemigo, sino que también nos depurará de toda inmundicia”, “Sí, somos partidarios de la teoría de la omnipotencia de la guerra revolucionaria; eso no es malo; es bueno, marxista”.

      Las frases citadas están entre las más ilustrativas del canon maoísta. Pongamos atención ahora a las ideas expuestas en sus ensayos más notables.

      Reporte sobre una investigación acerca del movimiento campesino en Hunan es un texto que Mao escribió en 1927 en una coyuntura de revueltas rurales y de luchas entre nacionalistas y comunistas en China. De entrada, Mao vio en el campesinado la fuerza impulsora de la revolución social, a diferencia del marxismo estalinista que hacía hincapié en el poder revolucionario del proletariado industrial. Tras pasar más de un mes en la provincia de Hunan, apoyándose en evidencia anecdótica personal, Mao argumenta que serán los peones quienes derrocarán a los terratenientes feudales y mutilarán las tradiciones ancestrales: “Para dar crédito donde corresponde, si asignamos diez puntos a los logros de la revolución democrática, entonces los logros de los habitantes de las ciudades y los militares califican solo tres puntos, mientras que los siete puntos restantes deben ir a los campesinos en sus zonas rurales”. Con fervor, sintetizará este punto en el subtítulo de su tratado: “¡Abajo los tiranos locales y la malvada burguesía! ¡Todo el poder a las asociaciones campesinas!”. En esta, su primera obra política, Mao legará una de sus frases más potentes, la cual será posteriormente adoptada por grandes cantidades de grupos marxistas urbi et orbi: “Hacer la revolución no es ofrecer un banquete”. La cita entera es esta: “Hacer la

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