Escape hacia la utopía. Julián Schvindlerman

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Escape hacia la utopía - Julián Schvindlerman страница 7

Автор:
Серия:
Издательство:
Escape hacia la utopía - Julián Schvindlerman

Скачать книгу

      Cerramos esta selección de los muchos escritos del líder chino con el tomo III de las Obras escogidas, el cual contiene una ponderación de Mao de junio de 1945 que tipifica muy bien su fe en el esfuerzo de las masas, el triunfo del comunismo y el futuro de China. Se basa en una antigua fábula titulada “El Viejo Tonto que removió las montañas” y dice así:

      Hay una antigua fábula china llamada “El Viejo Tonto que removió las montañas”. Cuenta que hace mucho tiempo vivía en el norte de China un anciano conocido como el Viejo Tonto de las montañas del norte. Su casa miraba al sur y frente a ella, obstruyendo el paso, se alzaban dos grandes montañas: Taijang y Wangwu. El Viejo Tonto tomó la decisión de llevar a sus hijos a remover con azadones las dos montañas. Otro anciano, conocido como el Viejo Sabio, los vio y dijo riéndose: “¡Qué tontería! Es absolutamente imposible que vosotros, tan poca gente, logréis remover montañas tan grandes”. El Viejo Tonto respondió: “Después de que yo muera, seguirán mis hijos; cuando ellos mueran, quedarán mis nietos, y luego sus hijos y los hijos de sus hijos, y así indefinidamente. Aunque son muy altas, estas montañas no crecen y cada pedazo que les sacamos las hace más pequeñas. ¿Por qué no vamos a poder removerlas?”. Después de refutar la idea errónea del Viejo Sabio, siguió cavando día tras día, sin cejar en su decisión. Dios, conmovido ante esto, envió a la tierra dos ángeles, que se llevaron a cuestas ambas montañas. Hoy, sobre el pueblo chino pesan dos grandes montañas, una se llama imperialismo y la otra, feudalismo. El Partido Comunista de China hace tiempo que decidió eliminarlas. Debemos perseverar en nuestra decisión y trabajar sin cesar; también nosotros conmoveremos a Dios. Nuestro Dios no es otro que las masas populares de China. Si ellas se alzan y cavan junto con nosotros, ¿por qué no vamos a poder eliminar esas montañas?

      Al final, durante el gobierno maoísta las masas chinas cavaron y cavaron y cavaron hasta lograr dar forma al enorme agujero negro al que cayeron, empujadas por las ideas grandiosas de este visionario catastrófico.

      Coda

      Además de filosofar políticamente, Mao también incursionó en la poesía. En la mirada de Stuart Schram: “Sus poemas son particularmente reveladores con respecto a la síntesis entre el marxismo-leninismo y la tradición china que profesa Mao”. Por momentos compuso poemas de corte propagandístico, como se aprecia en “Inscripción de las mujeres milicianas en una fotografía”:

      Qué brillantes y valientes se ven, portando rifles de cinco pies / En el patio de armas iluminado por los primeros destellos del día / Las hijas de China tienen mentes muy aspirantes / Aman su gama de batalla, no sedas y satén.

      Joachim Schickel lo expresó así: “Sus propios poemas son la espada que usa para cortar el nudo gordiano entre tradición y revolución”. Un crítico en The Washington Post los tildó de “documentos políticos”.

      Según cuenta Jonah Raskin en la revista socialista Monthly Review, cuando el presidente anticomunista Richard Nixon visitó China en 1972 recitó la poesía de Mao ante el mismo Mao. Luego, Nixon y Zhou Enlai discutieron el significado de los poemas, “como si fueran dos estudiantes diligentes y Mao su maestro”. Mao escribió poesía durante toda su vida, aunque sus poemas reunidos fueron publicados a partir de 1965, en vísperas de la Revolución Cultural. Al año siguiente el gobierno publicó una colección de poemas inéditos de Mao y gracias a un artículo de Julian Baum publicado en The Christian Science Monitor sabemos acerca de un episodio oscuro que rodeó esa publicación.

      En junio de 1986, este periódico informó sobre un reporte publicado ese mismo mes en la revista oficial china Beijing Review que narraba las desventuras de un ciudadano que había protestado ante las autoridades por atribuir a Mao poemas inéditos suyos. Chen Mingyuan era un poeta, lingüista y matemático que trabajaba en la Academia China de Ciencias, quien al leer el volumen de poesía maoísta identificó doce poemas suyos jamás publicados que habían sido incorporados a la colección de poemas inéditos de Mao. Tras contactar a las autoridades, recibió una primera respuesta razonable del primer ministro Zhou Enlai, pero luego intervino la esposa de Mao, Jiang Qing, quien acusó a Chen de plagiar al presidente, lo tachó de contrarrevolucionario y lo hizo encarcelar por doce años (uno por cada poema litigado, parece) incluyendo cuatro años de trabajos forzados. Desde su liberación en 1978, Chen sostuvo que Mao no estuvo al tanto ni implicado en aquel plagio literario. Karl-Heinz Pohl aporta una aclaración pertinente. Este especialista en poesía maoísta argumenta que es aceptable para los poetas chinos no solo aludir a otros poetas, sino incluir poesía ajena dentro de sus propias composiciones. Esta forma específica de arte recibe el nombre de jiju. Si en el caso mencionado Mao hizo jiju o algún editor tomó poemas de terceros, por error o adrede, para agregarlos a los del líder chino, es casi imposible de determinar.

      Se atribuye a Mao haber creado alrededor de setenta poemas, e incluso puede que sean más. Algunos fueron removidos del canon por ser considerados inapropiados conforme cambiaron los vientos políticos, o por estar dedicados a figuras caídas en desgracia. A su vez, nuevos poemas han surgido. En 1994, al celebrarse los cien años de su nacimiento, apareció uno nuevo, por caso. El canon oficial cuenta cuarenta y dos poemas publicados. Fueron agrupados en una publicación de 1986 titulada Mao Tse-Tung shi ci xuan. Según el doctor Pohl, Mao compuso en dos períodos distintivos: entre 1923-1936, cuando tenía entre 20 y 43 años, y entre 1949-1965, cuando tenía entre 56 y 72 años. La poesía era además una forma de diálogo social, por ello muchos poemas fueron dedicados a alguien o compartidos con alguien, y reflejan la coyuntura de la época en que fueron escritos.

      En la introducción a su libro Los poemas de Mao Tse-Tung, Willis Barnstone –quien residió en China durante la Revolución Cultural, invitado por el gobierno chino– dijo que Mao “fue un gran poeta, un maestro original”. El orientalista inglés Arthur Waley caracterizó al estilo poético de Mao como “no tan malo como la pintura de Hitler, pero no tan bueno como la de Churchill”. El sinólogo belga Simon Leys lo encontró “bastante pedante y pedestre, logrando aunar oscuridad con vulgaridad; y sin embargo, dentro del marco de una forma obsoleta, se mantiene, en su propia torpeza, notablemente liberado de convenciones”. El profesor Paul Manfredi observó que “el poeta Mao escribe un trabajo que se bifurca constantemente, comunicándose simultáneamente en un nivel con las masas y ofreciendo en otro una capa esotérica de información a menudo conflictiva para ser comprendida solo por los verdaderamente dignos”. Jeremy Ingalls, autor de Dragón en emboscada: el arte de la guerra en los poemas de Mao Tse-Tung, opinó que el líder chino “fue cuidadoso y deliberado al emplear imágenes en su poesía para establecer procedimientos para la supremacía política en los que el impulso central era su voluntad de dominación psicológica”.

      Nunca alejado de la polémica, aun en su poesía Mao convulsiona. La revista literaria mexicana Círculo de Poesía ha posteado online algunos de sus poemas, traducidos al castellano por Luis Enrique Délano. A continuación se reproducen algunos de ellos, a modo de breve muestrario.

      CHANGSHA

      Me encuentro solo en el otoño frío, mientras miro las aguas del río Siang, que corren hacia el norte / Desde la isla Naranja veo a mi alrededor millares de colinas escarlata y el rojo de los bosques / En el intenso azul del ancho río cien barcas luchan contra la corriente / Las águilas golpean sus alas contra el cielo y en las aguas los peces cruzan como celajes / Bajo el gélido cielo, las criaturas todas rivalizan en el disfrute de su libertad / En esta inmensidad, profundamente absorto, pregunto a la gran tierra y al infinito cielo le pregunto: ¿Quiénes controlan la naturaleza?

      Antaño estuve aquí con multitud de compañeros míos / En esos meses densos, en esos años plenos de energía, éramos estudiantes llenos de juventud, gallardos, de talento floreciente / Exaltaba nuestro ánimo el espíritu puro del letrado / Justos y enhiestos,

Скачать книгу