Terapia craneosacra I. John E. Upledger

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Terapia craneosacra I - John E. Upledger Fisioterapia y Rehabilitación

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de la bóveda del cráneo, la duramadre aporta una capa de endostio que se inserta con firmeza y por muchos puntos, a través del periostio, en los huesos de la bóveda del cráneo. Al contrario de lo que suele creerse, los huesos de la bóveda del cráneo están en constante movimiento al acomodarse a la dinámica cambiante del LCR y las tensiones de la membrana dural dentro del sistema craneosacro. Las suturas o articulaciones donde se encuentran los huesos del cráneo entre sí no se fusionan en circunstancias normales, sin importar la edad que tenga la persona. Aunque esto entre en contradicción con los dogmas anatómicos angloamericanos tradicionales, concuerda con las enseñanzas anatómicas del ámbito mediterráneo. Nuestros datos muestran con claridad la movilidad continuada de las suturas de por vida.

      BASE DEL CRÁNEO

      La base del cráneo está formada por la porción horizontal del hueso frontal y la participación del etmoides al entrar en la escotadura situada en el hueso frontal (ILUSTRACIÓN 2.1). Comprende el cuerpo del esfenoides, la porción petrosa de los temporales y la base de las porciones condíleas del occipital. Esta serie de porciones óseas forman un suelo para la bóveda del cráneo. La articulación en el suelo entre la porción anterior del occipital y la porción posterior del cuerpo del esfenoides se denomina articulación esfenobasilar. Es una sincondrosis, lo que significa que presenta una lengua de hueso cartilaginoso un tanto flexible entre el esfenoides y el occipital. Esta sincondrosis flexible acomoda la actividad flexora y extensora de la base del cráneo que se produce de por vida.

      VÍNCULO CENTRAL

      Se aplica este nombre a la membrana dural entre el agujero magno y el sacro. El nombre en sí sugiere la función de este tracto de membrana. El vínculo central de la duramadre espinal tiene relativa libertad dentro del conducto vertebral. Por tanto, en condiciones de reposo y con la columna en una posición relativamente neutra, los movimientos del occipital y el sacro reproducen el de uno y otro. A menos que haya una restricción anormal de la movilidad dentro del vínculo central, la membrana transmite tensiones impuestas sobre uno de estos huesos directamente al otro.

       Ilustración 2.1.

      Base del cráneo.

      COMPLEJO SACROCOXÍGEO

      Comprende la unidad funcional de estos dos huesos. Las meninges entran en el sacro con la cola de caballo. Las tres meninges se mezclan, y dentro del conducto sacro hay una inserción ósea firme sólo a nivel del segundo segmento. Probablemente por esto el sacro parece girar sobre un eje a este nivel al adaptarse al movimiento del sistema craneosacro. En el conducto sacro, la duramadre se mezcla con la capa final de la piamadre, el filum terminale. Éste sale del conducto sacro por el hiato del sacro, que suele estar a nivel del IV segmento del sacro. Las meninges son ahora muy fibrosas, duras y se mezclan entre sí. Emergen por abajo con el periostio y contribuyen a formar el periostio del coxis. Desde el punto de vista de la Terapia craneosacra, resulta ventajoso considerar el sacro y el coxis como una unidad funcional.

      SISTEMA VENTRICULAR DEL ENCÉFALO

      Este sistema se compone de cuatro espacios ventriculares, dos de los cuales son laterales, y el tercero y el cuarto se sitúan en la línea media (ILUSTRACIÓN 2.2). Los ventrículos laterales son cavidades dentro de los hemisferios cerebrales. El tercero está conectado a ellos por el agujero interventricular; la comunicación entre el III y IV ventrículos corresponde al acueducto cerebral. Los agujeros de Lushka y el agujero de Magendie conectan el cuarto ventrículo con la cavidad subaracnoidea. El líquido cefalorraquídeo se forma en los plexos coroideos del sistema ventricular. El líquido entra en el reservorio de LCR a través del sistema de conductos. La atresia del conducto entre los ventrículos tercero y cuarto con la resistencia resultante al retorno del líquido es una causa corriente de hidrocefalia congénita.

       Ilustración 2.2.

      Ventrículos.

      MOVIMIENTO

      El movimiento tiene un significado especial para los que practican la terapia craneosacra. En este libro, el ritmo craneosacro es aquel que realiza todo el cuerpo de modo rítmico como respuesta a la actividad del sistema craneosacro. Este movimiento es muy sutil y de amplitud corta. Consideramos el ritmo craneosacro como fisiológico porque es inconsciente e involuntario; es inherente al sistema biológico del individuo. Aquellos movimientos que son fisiológicos e inherentes son necesarios para la continuación de la vida.

      Por movimiento no fisiológico se entiende un movimiento inherente anormal que es el resultado de una adaptación a un obstáculo o restricción que interfiere el movimiento fisiológico inherente y normal. Es un patrón de movimiento alterado producto de la restricción. El movimiento no fisiológico también se usa a veces para describir de modo extrínseco el movimiento inducido; sin embargo, este uso es menos habitual y no se ha previsto su aparición en este libro, ya que usamos la palabra movimiento para los que son extrínsecamente inducidos. Hay movimiento pasivo cuando el terapeuta ejecuta el movimiento y el paciente no interviene con esfuerzo alguno. El movimiento activo es, por supuesto, lo contrario e implica un esfuerzo por parte del paciente.

      Una restricción es un deterioro del movimiento fisiológico normal del cuerpo. La energía inherente que genera el movimiento fisiológico está presente, pero actúa contra la restricción. Por lo general, las restricciones se producen en el tejido conjuntivo y la fascia. Son producto de una inflamación, de una adherencia, una disfunción somática o neurorrefleja. Cuando una restricción desaparece, se denomina liberación. Se manifiesta la liberación como el alivio del obstáculo o restricción contra el cual luchaba el movimiento fisiológico inherente. La resistencia se disipa y se aprecia una relajación palpable de los tejidos. La liberación es siempre un proceso terapéuticamente positivo.

      El sistema craneosacro actúa mediante flexión y extensión cíclicas a un ritmo de unos 6 a 12 ciclos por minuto en circunstancias normales. La flexión es una amplitud extrema de movimiento durante la cual la cabeza se ensancha transversalmente y se acorta en su dimensión anteroposterior. Durante la flexión, el cuerpo entero gira externamente y se ensancha. Después de la flexión, el movimiento fisiológico pasa por una zona neutra en su curso a la extensión, fase durante la cual la cabeza se estrecha y elonga. Todo el cuerpo gira un poco internamente. Un ciclo completo que pase de flexión a una posición neutra y luego a extensión, y vuelta a una posición neutra y de nuevo a flexión, requiere unos 6 segundos.

      Una vez que seas consciente de estos movimientos, podrás percibir cómo tu cuerpo realiza los ciclos de flexión-extensión estando de pie o caminando. Con un poco de tiempo aprenderás a sintonizar a voluntad con este movimiento fisiológico del cuerpo.

      Desde el punto de vista diagnóstico, pronóstico y terapéutico, estamos interesados en el cálculo cualitativo de la fuerza de la energía inherente que genera el movimiento fisiológico, la simetría de la respuesta al movimiento del cuerpo (del sistema craneosacro y de los tejidos conjuntivos extrínsecos del cuerpo), y la amplitud y calidad de cada movimiento cíclico. ¿Se aprecia alguna barrera de resistencia?

      Una barrera de resistencia es un punto perceptible durante el curso de un ciclo de movimiento normal en que el cuerpo duda o ejerce un esfuerzo adicional para seguir, o no seguir. Las restricciones del movimiento y las barreras de movimiento se caracterizan por ser rígidas o elásticas. Las barreras y restricciones rígidas

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