Terapia craneosacra I. John E. Upledger
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3.Otras estructuras de tejido conectivo íntimamente relacionadas con las meninges.
4.El líquido cefalorraquídeo.
5.Todas las estructuras relacionadas con la producción, reabsorción y contención del líquido cefalorraquídeo.
El sistema craneosacro está íntimamente relacionado, influye y está influido por:
1.El sistema nervioso.
2.El sistema musculosquelético.
3.El sistema vascular.
4.El sistema linfático.
5.El sistema endocrino.
6.El sistema respiratorio.
Las anomalías en la estructura o función de cualquiera de estos sistemas influyen en el sistema craneosacro. Las anomalías en la estructura o función del sistema craneosacro tendrán necesariamente efectos profundos y con frecuencia perniciosos sobre el desarrollo o función del sistema nervioso, en especial el encéfalo.
El sistema craneosacro aporta el «medio interno» para el desarrollo, crecimiento y eficacia funcional del encéfalo y la médula espinal desde el momento de la formación embrionaria hasta la muerte.
¿QUÉ ES EL RITMO CRANEOSACRO?
El sistema craneosacro se caracteriza por una actividad móvil y rítmica que se mantiene de por vida. Este ritmo craneosacro se manifiesta en el hombre, en otros primates, cánidos, felinos y probablemente todos o casi todos los vertebrados. Se diferencia claramente de los movimientos fisiológicos relacionados con la respiración, y también de la actividad cardiovascular. Tal vez sea el mecanismo fundamental o relacionado con el fenómeno de Traube-Herring, que ha sido observado pero no explicado adecuadamente. El movimiento rítmico craneosacro se palpa directamente en la cabeza. Con práctica y el desarrollo de habilidades para la palpación, también se percibe en cualquier parte del cuerpo.
La frecuencia normal del ritmo craneosacro de los seres humanos es de 6 a 12 ciclos por minuto. (No debe confundirse con el ritmo alfa del encéfalo, que presenta entre 8 y 12 ciclos por segundo). En circunstancias patológicas, hemos observado frecuencias en el ritmo craneosacro de menos de 6 y más de 12 ciclos por minuto.
Durante el verano de 1979, uno de los autores (Upledger) tuvo el privilegio de examinar varios casos de coma profundo en el Instituto Loewenstein de Ra’-anana, Israel. No estábamos específicamente interesados en el ritmo craneosacro. En varios casos, el coma por anoxia y lesiones intracraneales que afectaba el encéfalo provocó en su mayoría una reducción del ritmo craneal hasta 3 ó 4 ciclos por minuto. Unos pocos casos de coma causados por sobredosis medicamentosa presentaron un ritmo craneal superior a 12 ciclos por minuto. Estos ritmos se tomaron mediante palpación de la cabeza de los pacientes.
OBSERVACIONES DEL RITMO CRANEOSACRO
Se ha observado que los niños hipercinéticos presentan frecuencias de ritmo craneosacro anormalmente rápidas, al igual que los pacientes que padecen enfermedades agudas con fiebre. Moribundos y pacientes con lesiones cerebrales suelen presentar frecuencias rítmicas anormalmente bajas. A medida que mejora el estado clínico, las frecuencias rítmicas se aproximan a la amplitud normal.
En circunstancias no patológicas, la frecuencia del ritmo craneosacro es muy estable. No fluctúa como lo hace la frecuencia del ritmo de los sistemas cardiovascular y respiratorio como respuesta al ejercicio, a las emociones, al descanso, etc. Por tanto, parece ser un criterio fiable para la evaluación de procesos patológicos.
En circunstancias razonablemente normales, esta actividad rítmica se manifiesta en el sacro como un balanceo sobre un eje transverso localizado aproximadamente 2,54 cm por delante del segundo segmento sacro. El balanceo del sacro mantiene una correlación rítmica con el ensanchamiento o estrechamiento del diámetro transversal de la cabeza. A medida que se ensancha la cabeza, el vértice del sacro se mueve en dirección anterior. Esta fase del movimiento se denomina flexión del sistema craneosacro. El movimiento correlativo a la flexión es la extensión. La base del sacro se mueve anteriormente mientras el vértice del sacro lo hace posteriormente.
Durante la fase de flexión del ritmo craneosacro, todo el cuerpo rota externamente y se ensancha. Durante la fase de extensión, el cuerpo rota internamente y parece estrecharse un poco. Un ciclo completo del ritmo craneosacro se compone de una fase de flexión y otra de extensión. Hay una zona neutra o de relajación entre el final de una fase y el inicio de la siguiente fase de cada ciclo. La zona neutra se percibe como una pausa breve que sigue a la vuelta de una amplitud extrema de una fase, y antes de que las fuerzas fisiológicas inicien la fase opuesta del movimiento (ILUSTRACIÓN 1.1A).
Ilustración 1.1A.
Representación del ritmo craneosacro normal.
Los terapeutas expertos son capaces de palpar el ritmo craneosacro en cualquier parte del cuerpo. Valiosa información diagnóstica y pronóstica puede reunirse con rapidez palpando la frecuencia, amplitud, simetría y calidad del ritmo craneosacro. Este potencial diagnóstico quedó probado en el Instituto Loewenstein cuando se examinaron pacientes neurológicos con las técnicas de evaluación del ritmo craneosacro, y se sugirieron diagnósticos sin más datos sobre los pacientes. Mediante la exploración directa de cambios en el ritmo craneosacro, pudimos localizar con precisión niveles de la médula espinal responsables de paraplejías y tetraplejías en casos de poliomielitis, síndrome de Guillain-Barré, tumor medular y sección de la médula espinal por traumatismo. También pudimos localizar problemas neurológicos en el cráneo que se debieron a hemorragia cerebral, trombosis y tumor.
Se observó que el ritmo craneosacro se situaba entre 20 y 30 ciclos por minuto en esas porciones del cuerpo que ya no estaban bajo la influencia de los centros superiores del sistema nervioso central. Por tanto, mediante la palpación para determinar el nivel vertebral del cambio del movimiento rítmico en la musculatura paravertebral, también se determina el nivel de lesión de la médula espinal. La función de la médula se ve interrumpida unos dos segmentos por encima del cambio palpable en el ritmo de los músculos paravertebrales.
Los músculos denervados se mueven rítmicamente entre 20 y 30 ciclos por minuto, mientras que los músculos inervados se mueven fisiológicamente en correspondencia con el ritmo craneosacro (6 a 12 ciclos por minuto es normal).
Un ritmo craneosacro de baja amplitud manifiesta una nivel bajo de vitalidad en el paciente; es decir, la resistencia del paciente es escasa, y de ahí que la susceptibilidad a sufrir enfermedades sea alta.
En ocasiones, la frecuencia craneosacra, palpada en la cabeza, es el doble de lo normal y la amplitud es baja, si bien la energía interna que mantiene el sistema craneosacro parece bastante alta. Interpretamos este dato como indicador de que el límite del sistema hidráulico, que son las meninges del sistema craneosacro, está restringido y no consigue acomodarse al ritmo craneosacro. Por tanto, la frecuencia se dobla mientras la amplitud se reduce aproximadamente un 50%. Esta situación mantiene una distancia normal de movimiento por minuto (ILUSTRACIÓN 1.1B). A menudo encontramos esta situación en casos de problemas inflamatorios que en la actualidad afectan, o lo hicieron en el pasado, las meninges y/o el sistema nervioso central. Con frecuencia también hallamos esta anomalía clínica en autistas.