Educación, arte y cultura. Juan Sebastián Ariza Martínez

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Educación, arte y cultura - Juan Sebastián Ariza Martínez страница 12

Educación, arte y cultura - Juan Sebastián Ariza Martínez Ciencias Humanas

Скачать книгу

por lo cual los estudios debían comenzar por un análisis sobre la forma como el sujeto conocía; esto es, sobre la psicología. Además de esto, Ancízar introdujo un argumento central a la disputa, y era que la escuela sensualista, al centrarse en los sentidos, no podía diferenciar las ideas subjetivas de las objetivas. Se lee en su informe:

image

      Vista de Bogotá, ca. 1900. Pintura: Jesús María Zamora (1871-1948). Óleo, papel, 21,5 × 25,6 cm. Colección del Museo Nacional de Colombia, reg. 2041. Fotografía: Samuel Monsalve Parra.

image

      Grabado de la ciudad de Santa Fé, publicado en la página 989 de un diccionario ilustrado alemán, aún sin identificar, 1866. Grabado: Autor desconocido. 15 × 10 cm. Colección de la Mapoteca de la Biblioteca Nacional de Colombia. Fondo Mapoteca 345, Fondo Garrido 47.

      De este estudio de sí mismo [que el hombre hace de sí] nace gran numero de ideas, cuyo oríjen no es posible confundir con el de las que nos vienen de la observación de los objetos exteriores, por lo que se las ha llamado sujetivas para distinguirlas de las objetivas, adquiridas mediante la sensación [sic].12

      Así las cosas, Ancízar señalaba que uno de los errores del sensualismo era suponer que el único camino para llegar a la verdad pasaba por la creación de ideas a través de los sentidos cuando, como parte de los estudios de la fisiología y la psicología, surgía la posibilidad de construir verdades a partir de ideas objetivas. La última postura era la del joven Miguel Antonio Caro, que, cercano al tradicionalismo católico, señaló las falencias de la escuela sensualista en términos pedagógicos, y específicamente, en nociones de construcción de la verdad, que habían sido cuestionadas por los métodos introducidos por la filología.

      Lejos de ser un debate saldado que terminó por dar un relevo en términos de escuelas filosóficas, la cuestión de textos generó una reorganización del campo científico en Colombia. Si bien la tradición sensualista se basaba en la propuesta de estudio de la ideología, la lógica y la metafísica, luego del debate de 1870 se abrieron nuevas posibilidades; en especial, a partir del establecimiento en el plan de estudios de la lógica, la psicología, la biología y la sociología. En esa dirección, Oscar Saldarriaga señala que, por ejemplo, el neotomismo tomó nueva fuerza y pudo solucionar, epistemológicamente hablando, la tensión ciencia-fe, para establecerse en los planes de estudio; sobre todo, en los construidos por Rafael María Carrasquilla en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.13

      Ahora bien, la filosofía sensualista no fue relegada, sino que se reestructuró a partir de nociones de “filosofía experimental”. En ese ejercicio de apropiación fueron centrales la figura y las propuestas de Álvarez. En 1883, el publicista y catedrático César Coronado Guzmán publicó el libro Curso de filosofía experimental; traducido en castellano por César C. Guzmán, que fue utilizado en diferentes cátedras de filosofía; entre ellas, las de lógica que regentó Francisco Eustaquio Álvarez en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. En este libro se aseguraba que todos los autores incluidos se basaban en la idea de que la sensación era el principio del pensamiento, y que este solo se lograba a partir de la “experimentación y la observación”. En ese orden de ideas, se comenzaba con la ideología, de Destutt de Tracy, al ser la más sencilla, y que “no ha sido desmentida por los adelantos posteriores, sino ampliado y profundizado”.14

      Esta misma postura es replicada por Álvarez siendo senador de la República en 1880. Luego de que Álvarez se opuso a comprar un libro de texto para la enseñanza de la moral para la educación básica, fue atacado en repetidas ocasiones por el redactor del periódico La Reforma. En una extensa respuesta, Álvarez argumentaba la necesidad, como en todas las ciencias, de enseñar la moral a partir de la verdad, “i la verdad se conoce aplicando a los hechos de ese orden los mismos procedimientos filosóficos con que la inteligencia ha formado i hecho progresar todas las ciencias i ha adquirido todas las verdades de que indisputablemente se halla en posesión [sic]”.15 Esta postura se hacía evidente cuando Álvarez afirmaba:

      Volviendo al libro de la cuestión repito que no lo conozco. Apenas tengo noticia de que está sacado de las doctrinas de la escuela ecléctica; escuela a la cual nada deben las ciencias; la filosofía solo le debe lucubraciones abstrusas, contradicciones i confusión; la humanidad le debe el haber formado la vanguardia en la reacción ultramontana de la Santa Alianza contra la revolución moderna; pero el ultramontanismo se ha encargado de hacer justicia a su aliado oficioso, aceptando el servicio i despreciando al servidor [sic].16

      Entonces, a pesar de la disputa sostenida una década antes, el catedrático seguía teniendo una posición contra el eclecticismo, pero había adoptado elementos de la propuesta experimental traída a colación por Ancízar en la cuestión de textos. Así, para la década de 1880, lejos de pensarse como una ruptura, se forjaba una continuidad entre la doctrina sensualista y la doctrina experimental.

      Después de ser catedrático y rector del Colegio Mayor del Rosario durante varios años, Francisco Eustaquio Álvarez publicó el que se convertiría, ya para comienzos del siglo XX, en el libro guía de muchas cátedras de filosofía: el Manual de Lógica. Extractos de autores de la escuela experimental por Francisco Eustaquio Álvarez, ex catedrático de filosofía en la Universidad Nacional y en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Este manual operaba a partir de la continuidad de la filosofía experimental, de base sensualista, y se organizaba, de manera progresiva, en tres partes: 1) origen y modo de formación de las ideas (ideología), 2) de la expresión de las ideas (gramática general) y 3) de la inducción y la deducción de las ideas (lógica general). Se hace evidente, entonces, que a pesar de las disputas sostenidas décadas atrás, Álvarez propuso una continuación de la filosofía sensualista con ciertos refinamientos producto de la apropiación de la propuesta experimental. Se afirma en una de las lecciones del manual:

      El estudio que emprendemos de las formas de conocer que tiene el hombre, justifica, como veremos al fin, la doctrina de la escuela experimental. Demasiado justificada está ella por el asombroso progreso que exhiben las ciencias que la han tomado por guía, y a las cuales ha servido para que den a la humanidad tantos bienes y produzcan el grandioso espectáculo de la civilización moderna, hija de esa filosofía.17

image

      Firma manuscrita de Francisco Eustaquio Álvarez en documento para la Sociedad Estrella del Tequendama el 9 de septiembre de 1864. Plancha de arquitectura trazada por el h. orador de la R. L. “Estrella del Tequendama N.° 11”. En la tenida del 9 de septiembre de 1864, con motivo de la iniciación de un profano, 1864. Impresión, 33 cm. Colección de la Biblioteca Digital de la Biblioteca Nacional de Colombia. Fondo Pineda 824.

      En la fauna del siglo XIX, a Francisco Eustaquio Álvarez se lo puede definir bajo el rótulo de intelectual o, tal vez, de hombre público. A lo largo de su trayectoria vital, Álvarez formó parte de disputas en muy distintos campos. Una de esas disputas, que perseguía nociones de verdad a partir de posturas filosóficas, terminó por dar forma a las nociones de filosofía moderna en Colombia. Si realizamos una lectura a la ligera, parece que cada uno de los frentes en los cuales Francisco Eustaquio Álvarez sostuvo posturas y generó debates parecen estar desarticulados; sin embargo, para los intelectuales decimonónicos la cátedra y la tribuna eran aristas de una misma figura. Como afirma Álvarez en su defensa sobre la enseñanza de la moral:

      No comprendo como usted admite como bueno para dicho en una cátedra o que es malo en la tribuna lejislativa. Yo entiendo que si lo dicho es erróneo, es malo en todas partes i mucho más donde se hable a la juventud cuya inteligencia es preciso preservar hasta donde sea humanamente posible

Скачать книгу