Educación, arte y cultura. Juan Sebastián Ariza Martínez

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Educación, arte y cultura - Juan Sebastián Ariza Martínez Ciencias Humanas

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3 (2012): 5-26.

      13 Otros de los fundadores de este periódico fueron Juan Francisco Ortiz, Gregorio Tanco, José Eusebio, Francisco Javier y Antonio Caro. Ortiz, Reminiscencias…, 103.

      14 Flor María Rodríguez Arenas, “Los orígenes de la novela decimonónica colombiana: María Dolores o la historia de mi casamiento (1836) de José Joaquín Ortiz”, Literatura: teoría, historia, crítica 4 (2002).

      15 Luis Javier Ortiz Mesa, “Guerras civiles en Colombia entre 1830 y 1880”. En La República, 1819-1880, editado por Pablo Rodríguez (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2019), 155-68.

      16 Rafael Luis Díaz Lira, Don José Joaquín Ortiz (Santiago de Chile: Imprenta Barcelona, 1892), 11.

      17 Ortiz, Reminiscencias…, 127.

      18 El Cóndor, n.° 1 (11 de marzo de 1841): 3.

      19 Constitución Política de la República de la Nueva Granada, reformada por el Congreso en sus sesiones de 1842 y 1843 (Bogotá: Imprenta del Gobierno por J.A Cualla, 1843), 4.

      20 Cabe resaltar que otros factores decisivos dentro de la explosión de las guerras futuras también respondían a tensiones sociales, raciales y económicas; además, la exclusión de los grupos históricamente marginados del proyecto político de la nación —como campesinos, indígenas, pequeños propietarios de tierras y esclavos negros, entre otros— también se posicionó como otro de los motivos de descontento y lucha.

      21 Ortiz Mesa, “Guerras civiles en Colombia”.

      22 Ortiz, Reminiscencias…, 127.

      23 Ibíd.

      24 La obra contó con la recopilación de varias poetisas, como lo fueron Silveria Espinosa y Josefa Acevedo y Gómez. José Joaquín Ortiz, El Parnaso Granadino. Colección escojida de poesías nacionales (Bogotá: Imprenta de Ancízar, 1848).

      25 José Joaquín Ortiz, Programas de enseñanza del Instituto de Cristo, (Bogotá: Imprenta de Nicolás Gómez, 1853), V-VI.

      26 José David Cortés Guerrero, “La expulsión de los Jesuitas de la Nueva Granada como clave de lectura del ideario liberal colombiano de mediados del siglo XIX”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura n.° 30 (2003).

      27 Ortiz, Reminiscencias…, 234.

      28 Otros miembros del equipo editorial eran Francisco Javier Caro, Pastor Ospina, Mario Valenzuela, Lázaro María Pérez y Juan Francisco Ortiz. Este último sostuvo que para publicar noticias europeas se contrató, por 25 pesos mensuales, a un español apellidado Vilches, que residía en Londres, para que les enviara una revista quincenal de los sucesos más interesantes que ocurrieran en el Viejo Mundo. Ibíd.

      29 Cabe resaltar que Ortiz fue nombrado director del Colegio de Boyacá, en Tunja, para finales de los años cincuenta del siglo XIX.

      30 Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano en el siglo XIX (Bogotá: Editorial Temis, 1964).

      31 José Joaquín Ortiz, Las Sirenas: Discurso de José Joaquín Ortiz contra la moral sensualista de Jeremías Bentham (Bogotá: Imprenta de Ortiz Malo, 1868), 31.

      32 Jaramillo, El pensamiento colombiano....

      33 La obra principal de Bentham que se estipuló para la instrucción de los ciudadanos que estuviesen formándose en el seno de la Jurisprudencia fue Principios de legislación universal y de legislación civil y penal. Véase Germán Marquínez, “Benthamismo y antibenthamismo”. En La Filosofía en Colombia. Historia de las ideas (Bogotá: Editorial El Búho, 1988), 187-226.

      34 José Joaquín Ortiz, “La bandera colombiana”. En El Nuevo Tiempo Literario, Tomo 6 (Bogotá: Imprenta La Crónica, 1908): 468.

      35 Díaz Lira, Don José Joaquín Ortiz…, 54.

      36 José Joaquín Ortiz, Poesías de José Joaquín Ortiz (Bogotá: Imprenta de Echeverría Hermanos, 1880), 104.

       Francisco Eustaquio Álvarez y la enseñanza de la filosofía experimental en el siglo XIX colombiano

      El siglo XIX se caracterizó por ser un siglo de constantes disputas. Desde la configuración de los lenguajes republicanos que dieron sustento a los cuerpos políticos que se formaron desde 1810, Colombia pasó por múltiples procesos sociales, políticos y culturales a lo largo de dicha centuria. En apariencia, muchas de esas disputas corresponden a coyunturas políticas o a campos de saberes específicos; sin embargo, la urdimbre social del siglo XIX presenta una vasta densidad, que vale la pena revisar en sus propios términos. Siguiendo a Mauricio Tenorio Trillo, el siglo XIX es un río en el que convergieron múltiples corrientes, habitadas por varios personajes que nos permiten entender, desde localidades específicas, sucesos de escala global.1 Uno de los habitantes de la fauna decimonónica fue Francisco Eustaquio Álvarez (1827-1897), un intelectual y hombre público liberal que tomó parte en disputas jurídicas, políticas, filosóficas y pedagógicas.

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      Francisco Eustaquio Álvarez, c. 1866. Pintura: Autor desconocido. Óleo sobre tela, 85 × 74,5 cm. Colección del Museo de la Universidad del Rosario.

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      Declaración en la cual Francisco Álvarez aclara los hechos sucedidos en la noche del 29 de octubre, en la que un grupo de militares armados tomó rumbo hacia Usme, 1879. Autor: Francisco Eustaquio Álvarez, 1879. Imprenta de Gaitán. Bogotá. N.° topográfico: HSI 0531. Colección de la Biblioteca virtual del Banco de la República. Consultado el 30 de marzo de 2020. http://babel.banrepcultural.org/cdm/singleitem/collection/p17054coll10/id/740/rec/2

      Francisco Eustaquio Álvarez nació en Gigante (Huila) el 29 de septiembre de 1827. Su padre era Francisco Álvarez Inclán, un español recientemente migrado de Oviedo, y su madre, Irene Ribero, quien provenía de una familia de próceres americanos. No obstante ser una reconocida figura pública desde mediados del siglo XIX, la niñez de Álvarez y su época de estudiante son una incógnita. En algunos esbozos biográficos se señala que, al ser parte de una familia acomodada, Álvarez se trasladó en 1844 a Bogotá, donde ingresó a estudiar derecho en la Universidad del Primer Distrito, que para ese entonces funcionaba en las instalaciones del Colegio de San Bartolomé. Allí formó parte de la generación de Salvador Camacho Roldán, Miguel Samper y Manuel Pombo, que fue formada por importantes personajes de la élite nacional, como José Ignacio de Márquez.2

      No obstante lo anterior, el mismo Álvarez nos presenta otra perspectiva de su época estudiantil. De acuerdo con un corto relato autobiográfico,3 escrito en defensa de sus posturas políticas, y fiel a las narrativas de la época, en las cuales la educación es uno de los caminos del progreso, Álvarez cuenta que

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