El cerebro XX. Lisa Mosconi
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Contrariamente a la creencia popular, la depresión clínica no es una “parte normal de ser mujer” ni una “debilidad femenina”. Las enfermedades depresivas son problemas médicos serios que afectan cada año a más de 19 millones de adultos estadunidenses de dieciocho años y mayores (de los cuales 12 millones son mujeres).21 La depresión puede ocurrir en cualquier mujer, en cualquier momento y por diversas razones, como factores de desarrollo, reproductivos, hormonales y sociales, incluyendo el estrés laboral, las responsabilidades familiares, los problemas económicos y, por supuesto, los múltiples roles y expectativas que deben cumplir.
El resultado es que las mujeres tienen el doble de posibilidades de desarrollar depresión que los hombres, una diferencia que surge en la pubertad y empeora durante la menopausia.22 Aunque la menopausia no causa depresión, muchas mujeres, incluso aquellas que nunca en su vida la han padecido, experimentan síntomas depresivos y fragilidad emocional durante la transición. Esto es preocupante porque la depresión en la mediana edad también es un factor de riesgo para desarrollar alzhéimer. Aunque esto aplica para ambos sexos, el riesgo parece ser mayor en las mujeres. Por ejemplo, en una evaluación a 6,000 mujeres, muchas de las cuales estaban en edad menopáusica, los síntomas depresivos fueron asociados con un riesgo doble de desarrollar deterioro cognitivo leve y demencia en el futuro.23
De manera importante, la depresión es una enfermedad médica perfectamente tratable. Desde la terapia psicológica, medicamentos o un estilo de vida más saludable, existen muchas opciones disponibles. Así como la depresión afecta a cada persona de manera distinta, no existe un tratamiento “único” para curar a todos. Lo que funciona para una persona podría no funcionar para otra. Al informarte lo mejor posible, podrás encontrar tratamientos que te ayuden a superar la depresión, sentirte feliz y recuperar la esperanza. Más adelante ahondaremos en ello.
RIESGOS HORMONALES
Enfermedad tiroidea
La tiroides es una pequeña glándula con un gran trabajo: libera las hormonas llamadas triyodotironina (T3) y tiroxina (T4), que controlan el metabolismo del cuerpo. A veces, la tiroides produce estas hormonas en exceso (hipertiroidismo), provocando síntomas como pérdida de peso, taquicardias y temblores en las manos; a veces no las produce en cantidad suficiente (hipotiroidismo), causando los síntomas opuestos: aumento de peso, frío en exceso y baja frecuencia cardiaca, entre otros.
Resulta que las mujeres son más propensas que los hombres a tener problemas con la tiroides. Una de cada ocho mujeres experimentará estos problemas en su vida.24 Los padecimientos tiroideos también pueden interferir con los ciclos menstruales, ocasionando dificultades durante el embarazo y la menopausia. Asimismo, la enfermedad tiroidea puede ocasionar problemas cognitivos que imitan los síntomas de la demencia leve, razón por la cual, como veremos más adelante, la función tiroidea se monitorea rutinariamente durante la evaluación clínica de la demencia.
Embarazo y menopausia
Como hemos mencionado a lo largo de este libro, nuestras hormonas influyen en la salud y el bienestar de nuestro cerebro todos los días. Por lo general, estos efectos son sutiles y difíciles de precisar, excepto durante la ovulación o justo antes de la menstruación. Si eres como yo, seguro tienes una estrategia personal cuando llega ese momento del mes (en mi caso, se trata de una reserva de emergencia de chocolate). Sin embargo, este libro pretende ayudar a las mujeres a desarrollar estrategias a lo largo de toda su vida (y eso también incluye chocolate).
Esto es crucial, dado que existe evidencia creciente de que exponerse al estrógeno de por vida podría ser un indicador importante de salud cognitiva de largo plazo en las mujeres. En otras palabras, cuanto más tiempo circule el estrógeno en el cuerpo de una mujer y más duren sus años fértiles, tanto ella como su cerebro parecen conservarse25 más jóvenes y sanos.
El lapso de vida fértil de la mayoría de las mujeres suele durar cuarenta años. Algunas mujeres tienen lapsos más largos, lo cual por lo general significa que desarrollaron su ciclo a una edad temprana, antes de los trece años, y atraviesan la menopausia más tarde de lo normal, en sus cincuenta medios o altos. En el otro lado del espectro están las mujeres que tienen lapsos fértiles relativamente cortos, en algunos casos tan cortos como quince años. Los lapsos más breves pueden deberse al inicio de la menstruación más tarde de lo normal y llegar a la menopausia más pronto (ya sea de forma natural o debido a una cirugía). Entonces resulta que cuanto más tiempo sea fértil una mujer, su riesgo de padecer enfermedades relacionadas con la edad será menor (mientras que un lapso fértil más corto está asociado con un riesgo potencialmente mayor de padecer deterioro cognitivo26 e incluso demencia).
En los siguientes capítulos dedicaremos tiempo a revisar los factores que pueden fortalecer tu salud hormonal, retrasando así la menopausia. También analizaremos algunos factores negativos a tener en cuenta, sobre todo aquellos relacionados con la menopausia precoz.
Por último, los dos momentos más sobresalientes en la vida reproductiva de la mujer, el embarazo y la menopausia, están acompañados de enormes cambios hormonales que pueden tener efectos igual de grandes en el cerebro. Dada la importancia que tienen el embarazo y la menopausia en la salud de una mujer, y el gran estigma que aún existe en torno a sus efectos sobre la mente femenina, el capítulo 4 está dedicado en su totalidad a estos estados (¡porque seguro pasarás por uno de ellos!).
RIESGOS RELACIONADOS CON EL ENTORNO
Y EL ESTILO DE VIDA
Nuestro cuerpo posee una capacidad notable para recuperarse de los agravios, siempre y cuando no debilitemos sus defensas constantemente al introducir nuevos agresores provenientes del exterior. Es aquí donde nuestro entorno y estilo de vida entran en juego. Un ambiente contaminado y un estilo de vida poco saludable son una fuente incesante de problemas con los cuales el cuerpo tiene que lidiar, y ambos tienen un impacto concreto sobre la salud cognitiva. Su impacto en las mujeres es notablemente distinto al que tiene sobre los hombres. He aquí un adelanto.
Por principio, una alimentación saludable es crucial para proteger nuestro cerebro sin importar nuestro sexo (pero resulta que las mujeres requieren una dieta más específica y, en algunos casos, suplementos especiales. Por otro lado, la falta de actividad física ha sido fuertemente asociada con un mayor riesgo de deterioro cognitivo en ambos sexos), pero las mujeres suelen ser menos activas físicamente que los hombres, lo cual puede llevarlas a padecer aún más las consecuencias de un estilo de vida sedentario.
Otro factor del estilo de vida que puede aumentar el riesgo de alzhéimer en mujeres y hombres es un menor grado de educación y la falta de logros ocupacionales. Sin embargo, históricamente las mujeres han tenido menos oportunidades de acceder a la educación superior y al mercado laboral, lo cual actualmente contribuye a la mayor prevalencia de alzhéimer en mujeres. Por supuesto, las cosas están cambiando en casi todo el mundo, y con suerte ayudará a proteger a las nuevas generaciones de mujeres contra esta gran desventaja. Por otro lado, la estimulación intelectual es igual de crucial para mantener nuestro cerebro activo y una poderosa herramienta preventiva para el deterioro cognitivo. Todos estos factores pueden ajustarse y corregirse, sobre todo porque puedes controlarlos tú misma. Más adelante veremos exactamente cómo hacerlo.
También hablaremos acerca del estrés, el sueño, las interacciones sociales, el tabaquismo, la exposición a toxinas y las reacciones a medicamentos, así como sobre los múltiples factores culturales y sociales que terminan por impactar más a las mujeres. Un ejemplo obvio de esto es la “carga de