Álvaro d'Ors. Gabriel Pérez Gómez

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Álvaro d'Ors - Gabriel Pérez Gómez

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discurso ciceroniano «Pro Caecina» (para la colección de Clásicos Emerita) que solo años más tarde pudo realizar.

      Asimismo trabaja en el Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, y especialmente en la redacción del Anuario de Historia del Derecho, de cuyo consejo directivo formó parte hasta 1984. Tanto en uno como en el otro de estos dos centros de Madrid tomó parte muy activa en la formación de sus respectivas bibliotecas.

      Durante estos años de docencia en Madrid trabaja asiduamente en el Instituto Nebrija de Estudios Clásicos, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y concretamente en la redacción de la revista Emerita, en cuyo consejo de dirección sigue figurando. En estos años, y estimulado por el tema de su tesis doctoral, se dedicó con interés a la Papirología, en la que es reconocido como un precursor dentro del ámbito español. Con ocasión de poder estudiar y publicar los nuevos fragmentos de El Rubio, de la Ley colonial de Osuna, se adentró en el campo de la Epigrafía.

      En 1940 se trasladó a Roma para ampliar estudios de Derecho Romano bajo la dirección de Emilio Albertario. Allí elaboró en gran parte la tesis doctoral sobre la Constitutio Antoniniana que fue presentada en Madrid en 1941, cuando había reanudado su labor docente en aquella Universidad. Obtuvo entonces el premio extraordinario del Doctorado en unión de Amadeo de Fuenmayor, Hernández Gil y Fenech, todos ellos profesores de la Facultad, que habían de ser catedráticos poco después.

      En diciembre de 1943 ganó por oposición la cátedra de Derecho Romano de Granada, pero ya en el verano de 1944 se trasladó por permuta a la de Santiago de Compostela.

      En Santiago vivió los diecisiete años centrales de su vida. Allí contrajo matrimonio con Palmira Lois, en 1945, de cuyo matrimonio nacieron once hijos.

      En los veinte años siguientes, su vinculación a aquella Universidad habría de seguir, incluso después del traslado a Pamplona, y por ello leyó allí, el 12 de abril de 1985, su última lección oficial.

      A los cursos ordinarios de Derecho Romano se unieron de 1947 a 1952 los de una de las cátedras de Derecho Civil, y en los dos cursos siguientes los de la cátedra de Historia del Derecho. Al mismo tiempo tuvo a su cargo la dirección de la Biblioteca de la Facultad de Derecho.

      Desde Santiago acudió regularmente, hasta 1948, a la Universidad de Coímbra, para impartir allí seminarios romanísticos con el fin de suscitar la vocación de un romanista que la Facultad de Derecho de Coímbra deseaba conseguir. Esa fue, en efecto, la de su discípulo Sebastián Cruz, luego catedrático de Derecho Romano de aquella Facultad. Esta reiterada colaboración con la Universidad portuguesa culminó años más tarde con el doctorado honoris causa, poco después de que igual distinción le hubiera sido concedida por la Universidad de Toulouse.

      La mencionada docencia en Historia del Derecho le impulsó al estudio de las fuentes jurídicas visigóticas, que concluyó con su libro, en 1960, sobre El Código de Eurico.

      Desde 1953 en que se creó el Istituto Giuridico Spagnolo en la Delegación romana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas fue encargado de su dirección. Durante los veinte años que retuvo este encargo, sin dejar la cátedra, viajaba con regularidad a Roma con el fin de atender la supervisión de los trabajos que allí hacían los pensionados. Con este motivo se intensificaron también sus relaciones con los romanistas italianos que habían empezado ya el año 1940 en que él había sido pensionado en Roma. A esta época corresponde el aumento de su colaboración con la revista del Laterano Studia et Documenta Historiae et Iuris, especialmente por la crónica de Epigrafía jurídica griega y romana que, durante esos veinte años, publicaba trienalmente en esa revista. Por ese Instituto Jurídico Español pasaron como becarios pensionados muchos jóvenes juristas españoles, buena parte de los cuales fueron accediendo después a cátedras de las más variadas especialidades jurídicas.

      Desde el curso 1961-1962 profesó en la Universidad de Navarra, en la que continúa actualmente como profesor emérito, tras su jubilación oficial en 1985. Durante los diez primeros años de Pamplona estuvo encargado de la organización de las nuevas bibliotecas de esta Universidad, culminando así lo que había sido un quehacer constante de toda su vida académica.

      Sus servicios como universitario fueron oficialmente reconocidos con la concesión de la Cruz de Alfonso X el Sabio al mérito docente, y los de la Universidad de Navarra con la Medalla de Plata por los XXV años de servicio.

      [1] Mis Catalipómenos metaescolásticos (Sinfonía de una vida) no sé si se llegarán a publicar. Son una serie de estampas distribuidas en cuatro tiempos sinfónicos y vienen a sustituir a las memorias habituales pero que yo no escribiré, pues mi vida de catedrático en provincias no tiene tanto interés. Epistolario A. F., Pontevedra, 24-IX-1997.

      1.

      ADAGIO DE JUVENTUD (1915-1936. INFANCIA Y JUVENTUD)

      BARCELONA, PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

      El 14 de abril de 1915, en plena guerra europea, nace en Barcelona el último de los hijos de Eugenio d’Ors Rovira y María Pérez Peix. El nacimiento de Álvaro Jordi tuvo lugar en el mismo domicilio familar, un sexto piso de la conocida como Casa de les Punxes, en la Avenida Diagonal.

      El embarazo y, sobre todo, el parto de una criatura con semejante peso debieron de ser difíciles para una mujer menuda, como era su madre, que, siete y cinco años antes, ya había dado a luz a otros dos hijos: Víctor y Juan Pablo.

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