La tonificación muscular. Nati García Vilanova
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу La tonificación muscular - Nati García Vilanova страница 6
a) Glucólisis aeróbica
b) Glucólisis anaeróbica
La molécula de glucosa puede oxidarse completamente si las circunstancias lo requieren y siempre que haya un buen nivel de oxigenación, de no ser así (falta de oxígeno) el proceso sería de glucólisis anaerobia produciéndose ácido láctico.
a) Glucólisis aeróbica
La degradación de la molécula de glucosa en presencia de O2 permite un rendimiento de entre 36 y 38 ATP dependiendo del proceso que siga. La reacción química que genera dicha reacción puede expresarse del siguiente modo:
Esta reacción no es reversible.
b) Glucólisis anaeróbica
Ofrece un rendimiento mucho menor puesto que el residuo final es ácido láctico y el nivel de oxidación que genera no es aprovechado del todo. Aunque su rendimiento energético es bajo, puede ser reciclado de nuevo en la gluconeogénesis hepática para volverse a convertir en glucógeno hepático. La reacción química que permite su aprovechamiento energético puede expresarse del siguiente modo:
Este sistema de obtención de energía presenta unas características diferenciales que lo caracterizan:
• Se realiza en ausencia de oxígeno.
• Libera ácido láctico como producto final.
• Los sustratos energéticos que utiliza son glícidos, glucosa y glucógeno principalmente.
• Es una vía rápida de suministro de energía (el proceso es relativamente importante y corto).
• El rendimiento energético que ofrece es bajo comparado con las vías aeróbicas de obtención de energía.
Los ácidos grasos como sustrato energético
La oxidación de los ácidos grasos por la fibra muscular se produce únicamente en condiciones aeróbicas por medio de la β-oxidación que tiene lugar en la cadena respiratoria mitocondrial.
En función de la longitud de la cadena del ácido graso (número de carbonos que la componen) y el grado de saturación, el rendimiento energético de la oxidación de un ácido graso libre es variable, pero en cualquier caso muy superior al de la oxidación aeróbica de la glucosa. El ejemplo más utilizado para ilustrarlo lo constituye el del ácido palmítico (C16H32O2):
Las proteínas como sustrato energético
Contribuyen de manera muy insignificante a la producción de ATP durante el ejercicio, a menos que la persona que se ejercita esté hambrienta (Åstrand y Rodahl, 1970). En reposo, esta contribución puede alcanzar alrededor de un 5 o 10 % de la energía corporal. Básicamente se utilizan para la construcción de tejido magro y son la base estructural de la musculatura.
Utilización de las vías
Como hemos podido ver, el organismo dispone de diferentes sustratos energéticos para proveerse de la energía necesaria para la contracción muscular y el movimiento. Los mecanismos naturales de selección del sustrato energético son muy acertados y se adaptan a las necesidades de cada momento según sea el caso, sintetizando ATP a través de uno u otro sustrato energético y por mecanismos aeróbicos o anaeróbicos según convenga. Observemos la siguiente tabla:
ADAPTACIONES MUSCULARES AL EJERCICIO
La repetición sistemática de determinados ejercicios físicos permite al organismo adaptarse generando modificaciones de tipo estructural a diferentes niveles: metabólico, neurológico, respiratorio, cardiovascular y también, como no, a nivel muscular. Por el contenido de este libro sólo nos ocuparemos y de forma breve de las adaptaciones musculares al ejercicio.
Distinguiremos las adaptaciones musculares según sean sometidas a entrenamientos en los que la vía principal de obtención de energía sea anaeróbica o aeróbica, de este modo deberemos diferenciar entre:
a) Adaptaciones al entrenamiento anaeróbico
En el entrenamiento anaeróbico destacan dos principales tipos de adaptación: la hipertrofia muscular y el aumento de las reservas de fosfágenos (ATP y fosfocreatina) en el músculo.
La mayor parte de los ejercicios de tonificación muscular que se realizan en una clase de aeróbic, de acondicionamiento físico y en la sala de pesas son ejercicios que por sus características de intensidad y duración utilizan vías anaeróbicas para la obtención de energía. Este tipo de ejercicios favorecen el crecimiento de la musculatura (hipertrofia muscular) haciendo de ella una musculatura más tonificada y definida. Por otro lado, el tipo de esfuerzo que se realiza (cortos, de alta intensidad y con recuperaciones completas) permite una adaptación fisiológica que repercute en una mayor capacidad en el almacenamiento de ATP y CP (fosfocreatina) en las fibras musculares.
b) Adaptaciones musculares al entrenamiento aeróbico
Las adaptaciones musculares al entrenamiento aeróbico son múltiples; destacaremos aquí sólo las más importantes:
Aumento del número de mitocondrias en la célula muscular, lo cual permite una importante mejora de la fibra muscular para utilizar oxígeno en la obtención de energía durante el ejercicio. Se incrementan también el número de enzimas responsables de poner en marcha las reacciones químicas del metabolismo muscular. Aumenta el número de capilares que irrigan el músculo, lo que repercute en un mayor y más efectivo intercambio de gases y metabolitos entre la fibra muscular y la sangre. También aumentan en gran capacidad las reservas de glucógeno en la fibra muscular.
BASES TEÓRICO-PRÁCTICAS DEL ENTRENAMIENTO DE LA FUERZA
SÍNDROME GENERAL DE ADAPTACIÓN
La teoría del estrés o Síndrome General de Adaptación fue desarrollada por el endocrinólogo canadiense Hans Selye en 1956 quien, partiendo de la idea de que toda situación de estrés provoca una alteración en el organismo, intentó explicar por qué el cuerpo se adapta a un entrenamiento sistemático. Dicha alteración desencadena una serie de reacciones fisiológicas que tienden a alterar el equilibrio homeostático según sea el estímulo que lo provoque. De este modo, la presencia continuada de estímulos que provoquen estrés al organismo hace que éste responda de manera adaptativa y no específica para conseguir de nuevo el equilibrio de homeostasis de una situación normal.
Una situación de estrés (estímulo) pone en marcha una serie de mecanismos que producen un determinado desgaste en el organismo hasta llegar a un estado de “shock” o fatiga al cual le sigue un estado de contrashock que puede provocar dos situaciones: una recuperación y adaptación o bien llevar al individuo a un estado irrecuperable si el estímulo ha sido excesivo.