Rodolfo Walsh en Cuba. Enrique Arrosagaray
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¿Es en esas reuniones después de trabajar que se entera del proyecto de la agencia cubana?
Muñoz Unsaín: Masetti había estado dos veces en Sierra Maestra. Era cronista de radio El Mundo. Y Carlitos Aguirre era amigo de él y era amigo mío. Cuando Masetti volvió a Buenos Aires le contó a Carlitos del proyecto de que si la guerrilla triunfaba, el Che estaba dispuesto a apoyar la creación de una agencia latinoamericana de noticias. Habrá sido por octubre del 58. O antes. En ese momento Carlitos y yo trabajábamos en el diario El Nacional17. Me preguntó si me interesaría. “¡Sí, cómo no!” De repente llega la noticia de que Fidel toma el poder. Masetti viene con la famosa “Operación Verdad”. Y se concreta la idea de formar esa agencia.
Usted, García Lupo, ¿recuerda esos espacios en común con Walsh y con el Chango Muñoz Unsaín?
García Lupo: Sí, sí, lo del restaurante de la calle Carabelas es así. El Chango estaba casado con una mujer encantadora, creo que médica. Yo con mi primera esposa, Elsa y Rodolfo con Poupée.
No voy a presentar a Rogelio García Lupo porque él mismo contará muchos datos de su historia profesional en varios momentos de nuestra charla. Sólo decimos que sigue trabajando en el diario Clarín, que no se siente viejo a pesar de que los años también pasan para él y que nuestra conversación tuvo el escenario que él eligió: la confitería del Hotel Castelar, en la Avenida de Mayo, en donde siempre vaga el comentario de que allí se hospedó Federico García Lorca por el 30 y pico, cuando a una cuadra, en el Teatro Avenida, se presentaba su obra La zapatera prodigiosa en la que él mismo actuaba haciendo el “prólogo” que iniciaba la puesta. Poco después, al inicio de la guerra civil en la península, Francisco Franco lo fusilaría y haría desaparecer su cadáver.
¿Hacía tiempo que conocía a Muñoz Unsaín?
García Lupo: El Chango Muñoz Unsaín pertenece a una familia de periodistas muy conocidos en su época, José María Fernández Unsaín, director del diario Tribuna, que salió en el 46, continuador del diario Cabildo. Fernández Unsaín se casó con la hija de Lautaro Durañona y Vedia, que era del nacionalismo de derecha. Fernández Unsaín emigró y falleció en México hace dos o tres años.
¿El Chango venía entonces de ese tronco nacionalista?
García Lupo: El Chango también venía del nacionalismo. Creo que lo conocí en Buenos Aires ya incorporándose a Prensa Latina. En la oficina de Buenos Aires primero, porque luego fue a Montevideo.
¿Dónde estaba la oficina de la Agencia en Buenos Aires?
García Lupo: En la calle 25 de Mayo entre Sarmiento y Cangallo. Luego estaría en Bernardo de Irigoyen al 400. Se abre en Junio del 59, era una vieja oficina en un viejo edificio…
¿Quiénes formaban parte de ese primer elenco de periodistas en Buenos Aires?
García Lupo: Luis González O´Donnell era el secretario de redacción, luego estaba Santiago Pinetta, que vive en Buenos Aires, el Chango Muñoz Unsaín, Luis Bergonzelli, militante socialista como O´Donnell, éste venía de La Razón y era un periodista muy destacado. Estaba yo y Pirí Lugones haciendo los servicios especiales y saliendo a vender. El contador era otro socialista Roberto Pastorino.
Viéndolo desde hoy ¿Qué características tenía ese tronco nacionalista?
García Lupo: Era un nacionalismo antiimperialista. Esa era nuestra base ideológica en común. Ya en el 58 con Frondizi como presidente, yo hice una personal campaña de radio en favor de la revolución cubana, en las radios Belgrano y Argentina, de la que conservo la mayor parte de los textos y podía hacer eso por una sencilla razón: los textos se aprobaban o no, luego de pasar por una especie de censura a cargo de la Comisión Administradora de Radio y Televisión que la presidía Isidro Odena, viejo periodista internacional. Él tenía dos hombres de confianza a su lado. Uno era yo. Por lo tanto yo me autoaprobaba, me los autoautorizaba -se ríe sin control-. Así fue que hice esa campaña personal en favor de los rebeldes de la Sierra durante el 58, con el resultado insólito de que el embajador cubano del gobierno de Batista, se quejó; pero en medio de ese quilombo tanto allá como acá, seguí adelante. Pero ahora, releyendo mis textos me doy cuenta de que lo mío era nacionalismo antiimperialista.
Esta definición política tiene gusto a poco y creemos que García Lupo tiene la misma sensación, por eso abre otra puerta, sin pausa, e incorpora a este breve análisis otra definición de la época, indispensable a tener en cuenta porque ayuda a entender la coyuntura y el perfil de estos periodistas nacionalistas en el que queda incluido Rodolfo Walsh.
García Lupo: Hay que recordar que en ese mismo momento la prensa comunista se encargaba de producir desconfianza sobre quién era Fidel Castro.
¿Se refiere a la prensa oficial del PC argentino?
García Lupo: Sí. La prensa comunista sugería las peores cosas sobre los objetivos de Castro. Y el diario La Prensa defendía a Castro. Era una situación muy curiosa -abre los ojos como reviviendo la sorpresa, pero él tiene respuestas.
¿Nuestro diario La Prensa hablaba bien de Castro?
García Lupo: Este es un tema que me interesó y que después estuve revisando. ¿De dónde venía esta expectativa positiva de La Prensa ya en el 57? ¿Por qué La Prensa jugaba a favor de Fidel Castro?
¿Usted tiene alguna respuesta por lo menos provisoria?
García Lupo: Había una base informativa que servía a La Prensa, que era la Marina. El almirante Rojas en particular, tenía una postura prorrevolucionaria cubana. Yo hice una investigación sobre este tema que no he escrito, pero le cuento: ¿Quién era el que le daba elementos e información a la Marina, al almirante Rojas? ¿Quién le daba ese panorama positivo de los revolucionarios cubanos? Era el embajador argentino en La Habana, el contralmirante Raúl Lynch, que era primo hermano del padre del Che Guevara. Recuerdo que una vez hablando con Celia de la Serna de Guevara, la madre del Che, me contó que ellos siempre tenían alguna forma de saber qué pasaba con su hijo Ernesto a través del almirante argentino que era primo de su marido. Es decir que había un canal gorila de la Marina de Guerra, que funcionaba como canal de comunicación indirecto del Che con su familia y que además había influido en la posición del contralmirante Rojas y de la Marina en relación con los revolucionarios cubanos.
Canal de comunicación y de apoyo…
García Lupo: Yo diría canal de comunicación familiar y de influencia política porque el almirante Lynch daba informes favorables a los revolucionarios de Castro, a los que era imposible ver como comunistas porque no lo eran. El Movimiento 26 de Julio no era comunista. Los comunistas -es decir el PSP- se resistían de abandonarle la mano a Fulgencio Batista. En 1958 la revolución cubana no era anticomunista pero los comunistas cubanos estaban en contra de la revolución cubana. Esto es real.
Es incómodo de digerir que el PSP se resistía a “abandonarle la mano a Fulgencio Batista”. Casi de casualidad llegó a mis manos un ejemplar de la revista Monthly Review en la que hay un artículo que, haciendo referencia al secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba Revolucionaria (CTC-R), elegido en 1961, dice: “Era muy difícil que Lázaro Peña contara con el apoyo obrero, pues su historia como dirigente sindical en Cuba tiene muchos pasajes que hoy no se pueden recordar. Por ejemplo, fue dirigente de la CTC desde 1939, en la época de la alianza de