Rodolfo Walsh en Cuba. Enrique Arrosagaray
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Lili Mazzaferro no anda bien de salud pero ese pesar no le impide siempre estar muy elegante. Tiene en su andar un aire aristocrático como Poupée, aunque putée en cada oración, también como Poupée. Hay, evidentemente, cierta matriz común con la Blanchard aunque haya abismos en las simpatías políticas. La Mazzaferro, cara afilada, voz ronca, cabellos cortos, se siente más cómoda en el campo que en la ciudad. Siente placer por estar con sus plantas y siempre que puede, aún hoy, se va de su casa capitalina en Colegiales. La política no le interesaba y menos la militancia, hasta que asesinaron a su hijo veinteañero en 1971. No mucho tiempo después de ese día se hizo militante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y luego montonera.
Ella recuerda las caras divertidas en aquellas reuniones del 58, tan informales y tan impredecibles y ratifica su desinterés por la política en aquellos días aunque sólo admite una excepción: “era tan fuerte lo que uno sentía por otras cosas, por Cuba por ejemplo”.
¿Lo de los cubanos en la sierra lo conocían y lo admiraban desde antes del triunfo de la revolución?
Mazzaferro: Sí, porque acá teníamos a un poeta, Córdova Iturburu, que estaba metido así…-traza una línea horizontal en su frente y se refiere al conocimiento del desarrollo de aquella guerra revolucionaria-, y las chicas de él iban a reuniones en lo de Pirí Lugones. Porque Pirí cuando se casa, va a vivir al Palacio 6de los Patos-Ugarteche 3050, barrio de Palermo en la Capital Federal- ¡y ahí hace unas fiestasss!
¡¡Pirí era una católica de mierda!! -lo enfatiza para duplicar la importancia del giro-. Cuando yo me separo, le pido a Pirí que me salga de testigo, y se negó -por sus prejuicios religiosos-. ¿Sabe quiénes fueron mis testigos de separación? Beatriz Guido y Leopoldo Torre Nilsson.
Susana “Pirí” Lugones nació el 30 de abril de 1925 y se casó el 5 de junio de 1948 con Carlos Peralta, quien firmaba sus textos como Carlos del Peral. Tuvieron tres hijos: Susana, a la que llamaban Tabita, en 1949; Alejandro en 1950 y Carlos, al que llamaban Carel, en 1952. Esta seguidilla de hijos fue una respuesta “a lo Pirí” a la recomendación médica de no tener hijos porque corría peligro su vida y la de las criaturas. Se separó de Peralta en 1958 aunque su relación de amigos, al parecer, siempre permaneció intacta. Haciendo un arco increíble con su vida, pasó de ser una hija de la aristocracia antiperonista a ser guerrillera peronista. No fue la única, claro. Ese “arco” incluyó un detalle generacional horriblemente único: inició su vida siendo la hija de un torturador histórico, Leopoldo Lugones (h) y la terminó torturada y asesinada en cautiverio por la dictadura del general Videla7.
Estaba contando algo de los Córdova Iturburu…
Mazzaferro: …le decía que a lo de Pirí iban las hijas de Córdova Iturburu. Ellas eran muy amigas del Che -en realidad eran primas y habían tenido un trato estrecho en la provincia de Córdoba cuando eran muchachitos-. Y en las reuniones en lo de Pirí ellas empiezan a contar -lo del Che en Cuba antes del triunfo de la revolución- y uno empezó a interesarse.
Iban además a las reuniones en el Palacio de los Patos, los hermanos Sanz, las hijas de Nalé Roxlo, amigos de Carlos y Pirí cuando eran jóvenes. Cuando Pirí se muda, las reuniones siguen pero cambian algunos de los personajes. Las reuniones en lo de Pirí comenzaron por el 48 y siguen en sus otros domicilios. Las de Poupée comienzan ya con Rodolfo.
Una de las hijas del poeta y periodista Cayetano Córdova Iturburu -nacido en 1902 y afiliado al Partido Comunista Argentino por lo menos hasta fines de la década del 40-, llamada Carmen, fue novia del Che Guevara cuando éste vivía en la provincia de Córdoba. Aunque también hubo encuentros de ellos en Buenos Aires8. El poeta y periodista Córdova Iturburu estaba casado con la hermana mayor de la madre del Che.
Un dato más: los poetas Conrado Nalé Roxlo y Cayetano Córdova Iturburu eran amigos desde la década del ‘20. Incluso fueron compañeros de trabajo en más de un proyecto y vecinos en el barrio cercano al Parque Rivadavia.
¿Usted iba seguido al Palacio de los Patos?
Mazzaferro: Sí, muchas veces. Se entraba y se cruzaba todo ese patio, se iba hasta el fondo y luego a mano izquierda; primero o segundo piso -el edificio está intacto-. Cuando Rodolfo y Poupée se fueron a Cuba se rompió un poco esa magia de las reuniones, aunque siguen en lo de Pirí y no sólo eso… (abre el espectro hacia sus días y sus relaciones, como si hubiera sido su “edad de oro”). En esa época yo iba todas las noches a las diez al Jockey Club, nos encontrábamos Vocos Lescano, sonetista cordobés; Girri, el poeta, y yo; tal vez caía algún otro9. Estábamos metidos con lo de la cultura nacional. David Viñas iba mucho a lo de Pirí; “siempre tenés cara de orto”, le decía yo. El que era la antítesis era su hermano Ismael, era un encanto.
¿Viñas era siempre de carácter difícil?
Mazzaferro: Síííííííí, todos decíamos eso…-se ríe pero deja traslucir que algo de cierto hay en lo que dice-. Yo cada vez que pienso que tarde por medio me iba a charlar con Macedonio Fernández y que una o dos veces por semana nos reuníamos en lo de Bioy, con Silvina, con Borges…, nos reíamos. Borges me acompañaba desde Ecuador y Santa Fe caminando hasta mi casa.
Se me hace difícil entender que esta mujer que está delante mío, en cama porque no se siente bien, es la misma que acompañaba Borges con su cortesía inglesa y que también es la que frecuentaba casas pobres de Florencio Varela y la que marchaba luego en las columnas montoneras intimidando incluso a Perón. De esta nebulosa me saca Timossi.
Usted Timossi, ¿recuerda que se hablara de política en las reuniones de los viernes?
Timossi: No, de política no se hablaba. Esas reuniones fueron durante el 57 y el 58. Hasta que alguna vez apareció el tema de Cuba. Ni sabíamos muy bien en dónde estaba ese país, y los barbudos de la sierra y Fidel.
¿Recuerda quién trajo el tema de Cuba?
Timossi: Era Rodolfo el que traía ese tema. Y me acuerdo que me iba de campamento10 con mi amigo Juan Fresán, queríamos recorrer América Latina. Gasté mi último sueldo como técnico químico; me compro un cuchillo, botas, sombrero de lluvia, mochila, tomamos un tren de segunda hasta Salta y atravesamos la frontera con Bolivia y ahí, por supuesto, se nos acabó el dinero, pero igual anduvimos mucho por las minas de Oruro… Pero antes de salir, Rodolfo me dice: “Mirá, te doy esta dirección en Río de Janeiro; lo que escribas, mandalo a esta dirección”.
¿Y le hiciste caso?
Timossi: Una de las primeras cosas que yo escribí fue un largo artículo que se llamó “Todavía existe la mita en Bolivia”, y le adjunté una primera foto que saqué en mi vida y salió una foto sensacional de unos mineros bajando en un winch…-Timossi no puede sujetar el relato y se le desboca hacia su experiencia personal-. Yo estuve con los mineros noventa metros bajo tierra. Salían de ahí como fantasmas, con pelotas verdes de humedad por todo el cuerpo. Claro, tenían que pasar una semana abajo para que sus familias, arriba, que vivían en la roca, como en cuevas, pudieran comer -Timossi frena, respira y retoma-. Ese artículo salió aquí, en el periódico Revolución, en julio del 59. Yo lo tengo todavía.
¿Se te dificultó trabajar de periodista sin serlo, en ese viaje?
Timossi: …-duda en contar, pero cuenta-. Es que Rodolfo nos había falsificado unas credenciales como si fuéramos periodistas del diario La Nación -y