El socialismo y la cuestión obrera. Fernando Martínez López
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Desde el primer momento el interés de los socialistas se centró en potenciar la creación de sociedades de resistencia. Para ello tendrán que disputar con los republicanos por hacerse un hueco entre la clase obrera. Poco a poco se van convirtiendo en referentes políticos entre los obreros y los elementos más radicales del republicanismo, incluso algunos de los dirigentes republicanos cercanos al federalismo como Tomás Alonso y Antonio Marín Durán, ingresarán en las filas socialistas.
En estos años de efervescencia societaria, el semanario El Socialista tendrá una amplia difusión entre los obreros almerienses, en el que aparecerán noticias de la provincia en una sección denominada «Ecos de Almería».
1. LOS PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XX
Los inicios del siglo XX van a ser difíciles para el despegue del partido en la capital. Esta dificultad se debe a la confrontación con los republicanos, sobre todo a raíz de la creación de la Unión Republicana en 1903; a la propuesta de una coalición con estos, los socialistas almerienses votarán en contra siguiendo la opinión de Pablo Iglesias.
Esta decisión les llevará a un enfrentamiento continuo durante los primeros años del siglo que se reflejará tanto en la vida de las sociedades, como en la prensa local y en los actos organizados por unos y otros; y que no acabarán hasta la creación de la conjunción republicano-socialista.
El enfrentamiento será muy evidente en la celebración de las elecciones de la junta directiva de la Federación Local de Sociedades Obrera en la primavera de 1903. Esta agrupaba a las sociedades más importantes de la capital y había sido creada a instancias de los socialistas en 1899. En esta ocasión los republicanos y anarquistas se hacen con la dirección de la Federación y los socialistas quedan relegados de los cargos que habían ostentado hasta ahora. El nuevo presidente será Cesáreo Úbeda, un ex germinalista republicano; la vicepresidencia estará a cargo de Tomas Alonso, que había abandonado las filas socialistas por la oposición de estos a colaborar con los republicanos.1
La desmovilización obrera que afecta a otras zonas del país, también se hace evidente en la provincia de Almería. La crisis económica por la que está pasando el país, hace que se produzca un retroceso asociativo ya que las familias obreras pasan por una precaria situación.
El Partido Socialista no escapa a esta situación que viene acompañada por un acercamiento de los obreros al republicanismo, tal como hemos visto que ocurrió con la Federación Local. Por ello los socialistas tendrán que desarrollar sus actividades en un ambiente poco favorable, ante la indiferencia de la mayor parte de los obreros, la hostilidad de los republicanos y la desmoralización entre sus propias filas; de tal forma que aquellos que permanecen fieles al partido, verán reducida su actividad a veladas y mítines de carácter íntimo.
A pesar de todo vamos a asistir en estos primeros años del siglo XX a la creación de las Juventudes Socialistas en 1904, y a la expansión del socialismo por la provincia de Almería.
Estos primeros años significarán también un cambio en los intereses del Partido Socialista, al mostrarse más interesados por los obreros campesinos. Hasta ahora habían centrado sus esfuerzos en las zonas urbanas, reclutando a sus efectivos entre los industriales y artesanos, mientras que mostraban un gran desconocimiento de la situación de los obreros agrícolas. Fue a partir de una huelga llevada a cabo por los agricultores de Teba, un pequeño pueblo de la provincia de Málaga en 1902, cuando los socialistas toman conciencia de su situación e intentarán incorporar a los campesinos en sus filas.
Esta nueva situación justifica el viaje de propaganda que realizará Pablo Iglesias por diversas ciudades andaluzas, y que le traerán a Almería en marzo de 1904, en el que será su tercer viaje a la provincia.
A su llegada a la ciudad en tren el día 19 de marzo, fue recibido por un gran número de adeptos que le esperaban en la estación. Al día siguiente acudió a visitar algunas sociedades como la de carpinteros La Solidaridad y la de agricultores La Aurora.
El día 21 ofreció un mitin en el teatro Variedades, presidido por Antonio Hernández. Junto a Pablo Iglesias intervienen Francisco Álvarez y Mariano Pérez de la Agrupación Socialista de Almería, y Tomás Alonso como representante del Centro Obrero.
En este mitin animó a todos los obreros a afiliarse al partido, enumerando las conquistas que estos han conseguido gracias a la predicación de los socialistas, y demostró que los republicanos no pueden ofrecer soluciones que mejoraran la situación económica de los trabajadores. El corresponsal que recoge la crónica en el periódico El Socialista termina esta con la esperanza de que en muy breve tiempo el socialismo almeriense cuente con nuevos correligionarios.2
Este encuentro, que contó con numeroso público, servirá para sentar las bases que ayuden a afrontar la nueva etapa del socialismo almeriense. La nueva táctica consiste en acercarse a los círculos obreros para hacer propaganda. Comienzan por la capital y poco a poco se extienden por las cuencas mineras de la provincia.
Una de las consecuencias más significativas será la reactivación de la sociedad de obreros agrícolas de la capital La Aurora. Esta sociedad, creada en agosto de 1903 agrupa a los jornaleros del barrio del Zapillo, Barrio Alto y los Molinos de Viento. Tras la visita de Pablo Iglesias el número de socios se incrementará hasta alcanzar los 600 en marzo de 1904. Además tendrá un importante papel en la introducción de las ideas socialistas por los pueblos del Bajo Andarax, creándose sociedades de resistencia como La Redención en Huércal de Almería en 1904.
También la sociedad de obreros carpinteros La Solidaridad se reagrupa tras esta visita, y surgen algunas nuevas como la denominada El Trabajo en la localidad de Pechina, o La Constancia que agrupaba a los obreros esparteros de la capital y La Lucha de capataces del puerto de Almería.
Alentados por la expansión que iba alcanzando el partido entre los obreros, la Agrupación intenta acceder a la Junta de Reformas Sociales. Este organismo les ofrecía la posibilidad de actuar como representantes legítimos de las clases trabajadoras ante los poderes públicos y, por lo tanto, susceptibles de convertirse en instrumento de acción y plataforma para la consolidación del núcleo socialista.
Esta tentativa ha de encuadrarse en el proceso de configuración de una política social por parte del Estado, caracterizada por potenciar el papel de los poderes públicos en la regulación de las relaciones laborales, proceso que tuvo una de sus principales manifestaciones en la creación del Instituto de Reformas Sociales.3
La iniciativa contó con un decidido apoyo del Partido Socialista que desde un primer momento, mostró intención de participar en el nuevo organismo. La Agrupación almeriense, acorde con las directrices del Comité Nacional, acogió con gran entusiasmo la convocatoria de las primeras elecciones para la constitución de las juntas locales y provinciales de Reformas Sociales, que aunque ya existían, ahora se reorganizan para acomodarse a las nuevas competencias del IRS.
El resultado de estas elecciones fue muy satisfactorio para el Partido Socialista, ya que la mayoría de los vocales obreros que se eligieron pertenecen a esta agrupación: Tomás Alonso fue elegido secretario por unanimidad de patronos y obreros; Juan Ruescas y Francisco Ruiz Ruano, pertenecientes a la sociedad de barrileros El Progreso; Miguel Cruz, presidente de la sociedad de obreros de hierro La Buena Opinión; y Juan Rubira, de la sociedad de agricultores La Aurora. Como delegado para la Junta Provincial se eligió a Tomás Alonso.4
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