El socialismo y la cuestión obrera. Fernando Martínez López
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Desde comienzos de ese año, la mayor parte de las sociedades de resistencia de Almería se hallaban prácticamente disueltas, y las que subsistían atravesaban grandes dificultades debido a la reducción del número de afiliados. Las asociaciones afines al socialismo son pequeños grupos que aglutinan a un número reducido de afiliados. Según los datos ofrecidos por Antonio María Calero, en 1915 había 101 afiliados en Almería y en 1916 la cifra se reducía a 25.38
La crisis produjo una emigración masiva de obreros, de nuevo se repiten las salidas de barcos desde el puerto de Almería cargados de emigrantes que se dirigían sobre todo a países de América. Es por ello que el asociacionismo estaba en crisis, apenas quedaban obreros para integrarse en las sociedades, además su mayor preocupación era tener un trabajo y un plato de comida, no les importaba tanto sus condiciones laborales.
La situación para los que se quedan es tan dramática que las autoridades municipales han de habilitar comedores sociales para dar de comer a la gran cantidad de familias sin trabajo en la capital. Se crea una Junta de Defensa de intereses morales y materiales, presidida por el obispo, en la que reúnen todas las clases sociales para luchar contra la crisis, incluso los obreros, representados por la Federación Local de Sociedades, intentarán ayudar a los más desfavorecidos. El Partido Socialista, a través de la sociedad de obreros del puerto Matrícula Unida, velará por los intereses de estos e intentarán tener representación en la Junta de Defensa, para poder tomar decisiones.
En medio de esta situación, se produce una nueva visita de Pablo Iglesias a Almería, esta va a ser la última que haga el líder socialista a nuestra provincia. Vendrá acompañado del dirigente republicano Rodrigo Soriano. Su visita corresponde a una decisión del comité central de la Conjunción para llevar a cabo viajes de propaganda por las distintas ciudades españolas con idea de reactivar la alianza, una vez que el Partido Socialista había apostado por su continuidad en ella en el Congreso de 1915.
Los líderes madrileños fueron recibidos con gran entusiasmo por la población, y el concejal Fernández Burgos les preparó un carruaje para su traslado desde la estación hasta el hotel Simón, situado en el Paseo del Príncipe, y donde tenían preparadas sus habitaciones.
A su paso por las calles eran saludados por la gente que ocupaba los balcones. Tanto era el alboroto que no les quedó más remedio que dirigirse a los allí reunidos y, asomándose al balcón del hotel, agradecieron a los ciudadanos la calurosa acogida.39
El acto de propaganda se celebró la noche del día 31 de enero en el teatro Variedades. La mesa estaba presidida por el republicano José Jesús García, a cuya derecha se sentó Rodrigo Soriano y a la izquierda Pablo Iglesias. También asistirían otros destacados líderes locales como Ubaldo Abad y el periodista Rodolfo Viñas.
Esta visita se produce en un momento de importantes conflictos obreros en la ciudad; por una parte se estaba llevando a cabo una huelga de maquinistas y fogoneros de la Compañía del Sur, que eran apoyados por el resto de obreros de los diferentes gremios; y por otra había un movimiento ciudadano contra el caciquismo del ingeniero Sr. Cervantes, que había llevado a Rodolfo Viñas a la creación del movimiento Juventud Ciudadana.40
Por ello, los discursos vienen marcados por estos temas. El primero en tomar la palabra fue Rodolfo Viñas, que habló del despertar de la ciudad para luchar contra el caciquismo y alabó a los obreros que se habían solidarizado con los trabajadores de la Compañía del Sur, incitándoles a «seguir luchando para llegar al fin que se persigue».41 A continuación habló el diputado Rodrigo Soriano, que dedicó duras palabras a los caciques de la ciudad, y enumeró los abusos que se habían venido cometiendo contra los trabajadores de la Compañía de Ferrocarriles del Sur de España.
Cuando Pablo Iglesias tomó la palabra resaltó que contra el caciquismo solo había una alianza posible «los partidos progresivos: los republicanos y los socialistas».42 Esta afirmación se hacía en clara referencia a la candidatura que el movimiento Juventud Ciudadana había presentado para las elecciones de abril de ese año en el distrito de la Circunscripción, y de la que formaban parte el liberal José Espinar Garrido, el maurista Ulpiano García Blanes y el republicano José Jesús García.
En cuanto a la huelga, Pablo Iglesias culpa al gobernador civil de la situación que se vive en Almería y le advierte que para solucionar el conflicto «no se le ocurre otra cosa que sacar a la calle a la guardia civil, provocando de esa manera a la población».43 Pero sobre todo se hace hincapié en la necesidad de reorganizarse y en que «hay que ser consecuentes con las ideas de progreso y emancipación; hay que mostrarse dignos de ellas; hay que defenderlas con energía y perseverancia».44
Pablo Iglesias aprovecha también su intervención para dar consejos a los obreros sobre su comportamiento, incitándoles a «ser un luchador honrado sin vicios y a ser buen padre». Y recuerda que en otras visitas que realizó a Almería, existían más asociaciones obreras.45
La continua pérdida de poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores hace que estos reaccionen a través de manifestaciones de protestas y mítines, con el Partido Socialista organizando su propia campaña con el lema «Trabajo y subsistencia».
Estas movilizaciones eran fruto del «Pacto de Zaragoza» firmado por la UGT y la CNT, que tenía tres objetivos: la protesta contra la carestía de las subsistencias, la crisis de trabajo y la reclamación de una amplia amnistía que incluyese los delitos políticos y sociales. Aunque en Almería este pacto pasó casi desapercibido, pues no se organiza ningún mitin que atienda a estas causas.
En cuanto al paro general, los dirigentes ugeistas y cenetistas reunidos en Madrid fijan una huelga general para el día 18 de diciembre. La prensa de Almería se hará eco de esta convocatoria, en concreto el Diario de Almería publica un largo artículo en el que explica con todo detalle el motivo de la movilización anunciada:
La causa fundamental de dicha medida parece ser la tremenda crisis de trabajo que se nota en todo el país agravada por la carestía de todos o de los principales artículos de primera necesidad, así como de las primeras materias para la industria.46
Pero la huelga tampoco tuvo mucha repercusión en nuestra provincia, apenas pararon algunos talleres, y los gremios más importantes, como los trabajadores del puerto y los ferroviarios siguieron con sus trabajos como en un día normal. Sólo pararon los obreros que faenaban en el muelle de Alquife, los barrileros (aunque algunos creían que era por la falta de madera para hacer los barriles), los trabajadores de la Fundición Oliveros, y los cargadores de mineral de la estación de ferrocarril.47
A pesar de eso, las autoridades locales adoptaron las medidas de vigilancia habituales, con gran número de guardias civiles vigilando las principales calles de la ciudad. Por la noche se reunieron los obreros en el local de la Federación, y acordaron pedir al Gobierno que «alienten el abaratamiento de los artículos» y «trabajo para que se alivie la situación del proletariado almeriense».48
No era extraño este fracaso, los obreros estaban desmotivados, y aunque sentían una gran preocupación por el deterioro de su nivel de vida, no había en Almería ningún partido obrero que consiguiera conectar con ellos y movilizarlos. La reacción de la clase trabajadora almeriense ante tanta miseria y crisis volvió a tener un carácter espontáneo, sin organización de ningún tipo. No es raro encontrar en estos años multitud de algaradas callejeras dirigidas habitualmente contra las panaderías y tahonas, que estaban protagonizadas por mujeres y niños, y eran explosiones de violencia en momentos