Ciudadanía digital y desarrollo local. Francisco Sierra Caballero

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Ciudadanía digital y desarrollo local - Francisco Sierra Caballero monografías

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estudios de caso para sistematizar y dar forma al conocimiento concreto sobre las nuevas formas de construcción de la ciudadanía en los procesos de desarrollo urbano a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. En congruencia con esta idea, desde 2008, venimos tratando de procurar aportar tanto nuevos conocimientos sobre las estrategias y diseños de las políticas públicas de comunicación de las entidades locales, arrojando luz sobre los factores y elementos de innovación que contribuyen de forma determinante a la planificación de la comunicación para el desarrollo con las nuevas tecnologías, como información empírica sobre las lógicas democratizadoras de la sociedad de la información en el ámbito local, analizando las formas de autonomía y apropiación de las nuevas tecnologías en la promoción comunitaria y el desarrollo endógeno, surgidas con la estructuración y promoción pública de los sistemas de información y comunicación digital. En esta línea, por ejemplo, en el proyecto de I+D «Nuevas tecnologías de la información y participación ciudadana. Formas de mediacion local y desarrollo comunitario de la ciudadanía digital» (CSO2008-02206) se procuró diseñar una muestra teórica significativa para tratar de explorar las experiencias locales, mediante estudios de caso que permitan contribuir a una formulación teórica útil en la evaluación de las redes comunitarias, por medio del análisis empírico de diferentes tipos de apropiación social que hayan contribuido a revitalizar el gobierno y desarrollo local con metodologías participativas. De este modo se trataba, en definitiva, de describir y, tentativamente, explicar la nueva configuración sociopolítica de la era digital desde el punto de vista de su función estratégica de mediación económica y cultural que, hoy por hoy, recorre y determina transversalmente todos los órdenes y dimensiones de la vida social y cotidiana de la población.

      Si con la implantación de nuevos equipamientos y soportes tecnológicos como los telecentros, las dinámicas de reproducción y desarrollo cultural están siendo radicalmente modificadas, alterando las relaciones sociales y las formas de organización, el estudio de los cambios que acompañan a este proceso de innovación social constituye un objeto material de investigación particularmente relevante. Más aún cuando son visibles, en los procesos de desarrollo y gobierno locales, nuevas desigualdades y formas persistentes de exclusión de los bienes y servicios avanzados de información pública entre diferentes segmentos de la población, poniendo en evidencia la necesidad de pensar nuevas lógicas de participación y desarrollo sostenible, a fin de generar formas de confiabilidad y buen gobierno basados en la creatividad social y la inclusión de la ciudadanía.

      Sabemos que las transformaciones experimentadas en el campo de la comunicación están incidiendo en la recomposición de las esferas públicas y privadas, con la crisis del concepto de servicio público y la progresiva individualización y vaciamiento de los vínculos comunitarios, al tiempo que se observa:

      a) La multiplicación de foros de discusión y el desarrollo de espacios de expresión y visibilidad social de grupos de población tradicionalmente excluidos de los medios convencionales de información.

      b) La proliferación de grupos y colectivos sociales de movilización e intervención política.

      c) El desarrollo de experiencias participativas de creatividad social en el uso y apropiación de las nuevas tecnologías para el desarrollo comunitario.

      Se da, sin embargo, la paradoja de que, ante la crisis de representación y gobernanza al calor de los procesos intensivos de transformación global del capitalismo, las autoridades locales, y en general la Administración Pública, apenas han explorado las potencialidades de transformación social que permitirían reinventar, desde la cibercultura, la democracia local y la representación de lo público y lo común. Como veremos en el presente libro, los resultados arrojados indican que, frente al Uso Avanzado de los Sistemas de Información y Representación Social, las autoridades locales siguen ancladas en el Uso Subdesarrollado de las Tecnologías Desarrolladas, reeditando la idea republicana y conservadora de Madison cuando la democracia más requiere innovación, una nueva ciencia basada en la participación creativa, en la autonomía social, sin la mediación instrumental y limitada de la comunicación como dominio que restringe, de acuerdo al paradigma de la representación, las formas de acceso y control social de la mediación. En el contenido y tensión de la que es portadora esta paradoja podemos situar la crítica a las deficiencias del modelo dominante, observadas durante el trabajo de campo, ante la intensificación a escala geométrica de los procesos de globalización y sus efectos colaterales en el plano local, entre ellos la susodicha desconexión de los ciudadanos, la falta de compromiso cívico o la negación directa a participar de los tradicionales modelos de mediación, claramente inadecuados en la cultura y las formas interactivas contemporáneas de la era digital. La prevalencia del modelo o paradigma informacional de gestión y organización de la comunicación pública moderna está siendo, no obstante, reemplazada paulatinamente por prácticas sociales y actividades de interacción política lábiles, fluidas, empoderadas, por lógicas de construcción y cooperación social colectivas como, por ejemplo, la conectividad y el activismo de los nuevos movimientos sociales, que utilizan dichas herramientas como recursos de información y organización interna, o, por poner otro ejemplo, la conexión entre asociaciones civiles y grupos específicos de población lideradas por el denominado Tercer Sector, que contribuyen a trazar nodos y macro-redes conectadas incluso a escala internacional, y/o experiencias surgidas, como Anonymous, del propio ciberespacio. «Los media interactivos, las comunidades virtuales desterritorializadas y el auge de la libertad de expresión que permite Internet abren [en este sentido] un novedoso espacio de comunicación, inclusivo, transparente y universal, llamado a renovar profundamente los diversos aspectos de la vida pública en el sentido de un mayor incremento de la libertad y la responsabilidad de los ciudadanos» (Lévy, 2002, pág. 9).

      La constatación del hecho práctico, concreto y material de la ciberdemocracia plantea a este respecto, de acuerdo con Lévy, la necesidad de trascender la clásica noción de participación individual y/o comunitaria sostenida por algunos estudios sobre Capital Social y Desarrollo. Las complejas tramas de sentido y conformación de la subjetividad contemporánea apuntan, al contrario que la mayoría de los estudios auspiciados por la Comisión Europea y la investigación administrativa, la clara y potente emergencia de un nuevo modelo de la mediación compleja y solidaria, que promueve la apertura de espacios públicos locales, y una formación ética de la ciudadanía orientada al empoderamiento social y colectivo desde una concepción praxiológica y construccionista de la intervención con los nuevos dispositivos tecnológicos.

      Afirmábamos, por lo mismo, al inicio de esta introducción, que si algún sentido tiene apostar por la participación como principio rector de la democracia y el desarrollo local, es porque se concibe la comunicación como contexto y horizonte de progreso para favorecer las relaciones anticipatorias y liberadoras, porque se aspira a promover relaciones de cooperación y formas de ciudadanía activa, porque, en suma, se apuesta por activar las relaciones de confianza y el interés público a partir de los contextos locales y los mundos de vida. El desarrollo social de las NTIC debe, en este sentido, ajustarse a los procesos de apropiación social por la comunidad, a las necesidades radicales de expresión y desarrollo cultural de la ciudadanía, así como a los retos económicos-políticos de interés público de la localidad, pensando la participación y las posibilidades abiertas por los nuevos medios digitales como un proceso de construcción colectiva del desarrollo basado en la cooperación, la organización de redes cívicas democráticas y proactivas y el diseño de los planes de cambio social a partir de la creatividad individual y colectiva de los propios actores locales.

      Por supuesto, este empeño, cuando pensamos en nuestro objeto de estudio, significa ir mucho más allá que simplemente, como observamos en las políticas locales, propiciar el acceso a la red mediante la gratuidad de servicios municipales o autonómicos de infraestructuras públicas como los telecentros. Antes bien, conceptualmente, se trata más bien de procurar experimentar con la creación y autoorganización de la ciudadanía de acuerdo a los principios de la democracia participativa. Pero en nuestro ámbito observamos que la participación política y la ciberdemocracia

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