Sexo, violencia y castigo. Isabel Cristina Jaramillo Sierra

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del abuso de niños en los últimos treinta años; se ha producido una nueva constelación de lo que es la maldad moral absoluta: el abuso de niños. Los relativistas podrían argumentar que algunas de las cosas a las que se les llama abuso de niños solo son vistas de tal forma en una cultura como la nuestra. Pero nadie ha sugerido que nuestra aversión frente al abuso de niños sea “meramente relativa a nuestra cultura”. No obstante, hay tanta moralidad, tanta superioridad moral aquí que uno puede empezar a sospechar que una pseudomoralidad está infiltrándose.

      1.2. Feminismo

      1.3. Derechos

      Los derechos de los niños son nuevos. Surgen menos en términos de teoría moral que de precedente judicial y práctica del derecho. ¿Cuál es la relación entre los derechos de los padres, o tal vez los derechos de la familia, y los derechos de los niños? Si el abuso de niños no hubiera adquirido la importancia que tuvo durante la década de 1960, la cuestión de los derechos de los niños hoy sería casi desconocida. Esto lleva a otro tipo de reflexiones. Suponga que en nuestra sociedad los hombres tienden a pensar en resolver los problemas humanos en términos de derechos y obligaciones, mientras que las mujeres lo hacen en términos de necesidades y cuidado. Aquí se puede reconocer una manera en la que un tema que ha sido abanderado por las mujeres, se frena en la arena pública por los hombres y su entusiasmo por los derechos. Los niños no necesitan “derechos” creados para ellos por ingeniosas mentes legales. Necesitan que los cuiden.

      1.4. Jurados

      1.5. Causalidad

      Al pensar en una conexión más abstracta, la explicación tradicional y más bien positivista de los conceptos es la siguiente: formamos un concepto y escogemos la clase de objetos o eventos que entran dentro de tal concepto. Si nos importa, entonces nos preguntamos por las causas de los eventos y, también, por lo que deberíamos hacer si quisiéramos fortalecerlas o eliminarlas. Primero clasificar y luego encontrar conexiones de causalidad, porque ¿cómo podríamos encontrar conexiones causales si antes no tenemos clases bien definidas? Muchos filósofos dirían que esto es una visión demasiado simplista, pero en ningún caso es más sorprendente su fracaso que en el del abuso de niños. Si se exagera podría decirse que las ideas sobre las causas preceden las ideas sobre aquello de lo que son causas. Las personas tienen visiones distintas sobre las causas del abuso de niños: algunas enfatizan la pobreza, algunas la enfermedad, algunas la violencia endémica y algunas la crueldad patriarcal. Estas visiones sobre las causas y la prevención del abuso de niños han determinado, en una gran medida, los tipos de eventos que se etiquetan como maltrato.

      1.6. Múltiples personalidades

      1.7. Psicohistoria

      Un argumento causal todavía más sorprendente es histórico: La historia de la raza humana es la historia del abuso de niños y sus efectos. Cada generación maltrata a sus niños y de esta forma moldea las mentes de la próxima generación. La única forma de entender la historia del mundo es haciendo la historia de la infancia, que termina siendo la historia del maltrato. Esta es la magnífica tesis de Lloyd deMause (1974) y su escuela.

      1.8. El Estado

      Para volver sobre un tema histórico menos grandioso, recordamos que los derechos de los niños se han presentado como límites a los tradicionales derechos de los padres o la familia. Pero de pronto esta rivalidad esconde un tipo de confrontación distinto, no la de niños versus padres sino la de las familias versus el Estado. “La policía de las familias” de Jacques Donzelot (1979) es uno de muchos estudios sobre la manera en la que el emergente Estado de bienestar y la red de protección social aumentaron radicalmente el control del Estado sobre las familias en el siglo XIX. Podría argumentarse en este sentido que no ha habido un aumento mayor de la intervención del Estado que la que ha permitido la legislación, las ordenanzas y las agencias relacionadas con el abuso de niños en los últimos treinta años. El cínico diría que la “función” real de esta legislación y de estas agencias no es la protección de los niños, sino el incremento del poder estatal.

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