Conflicto armado en Siria. Janiel Melamed Visbal

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Conflicto armado en Siria - Janiel Melamed Visbal

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2012). Esta circunstancia determinó la fundamentación de un Estado sirio sobre fronteras territoriales absolutamente artificiales y arbitrarias, las cuales encapsularon a diversos grupos étnicos y religiosos, entre los cuales destacan musulmanes suníes, alauitas, kurdos, drusos y cristianos, muchos de ellos con graves antecedentes de rivalidad y conflictividad.

      Casi un siglo después, muchas de las motivaciones alrededor de algunos de los conflictos que se desarrollan sobre este territorio en parte reclaman la cohesión y unidad árabe, fracturada a partir de la creación de estos países inventados y la consolidación en el poder de regímenes dictatoriales (Gil, James y Lorca, 2012). Por ello, se logra comprender la manera como, luego de su independencia, el país confrontó una dura realidad caracterizada por la imperante crisis de gobernabilidad, producto de la debilidad estatal en materia de control y presencia efectiva sobre el territorio, por una parte, y debido a profundas diferencias sociales y económicas entre las zonas urbanas y las rurales, por la otra. Esta circunstancia nos lleva a otro común denominador de la realidad política en Siria con distintos actores regionales, el gran número de golpes de Estado sufridos desde su independencia política de Francia el 17 de abril de 1946 y la consolidación en el poder de Hafez al-Assad como uno de los personajes dictatoriales más emblemáticos de la región16.

      Cuando Hafez al-Assad obtuvo el poder, Siria dejó atrás ese lastre característico de gobiernos débiles y propensos a ser frecuentemente depuestos por fuerzas opositoras. Bajo su dirección, el país se adoptó a un régimen autocrático, con altos niveles de resiliencia y estabilidad durante sus 30 años de mandato. Sin embargo, al pasar el legado de poder a su hijo Bashar al-Assad, estas circunstancias de estabilidad ya no pudieron ser garantizadas (Bar, 2006). Se puede incluso pensar que cuando Bashar al-Assad asumió el liderazgo del país no estaba preparado para el ejercicio del poder, pues quien realmente había sido designado para reemplazar a Hafez al-Assad era Bassel al-Assad, el primogénito del dictador y hermano mayor de Bashar.

      Mientras Bassel al-Assad había sido formado a la imagen y semejanza de su padre, contaba con una larga y prestigiosa carrera militar, y era además miembro de las fuerzas especiales del Ejército en Siria, su her mano Bashar al-Assad había sido una figura mucho más introvertida que estudió medicina en la Universidad de Damasco para después especializarse en oftalmología, trabajar en el hospital militar sirio y luego irse a vivir a Londres para una pasantía de entrenamiento en el Western Eye Hospital.

      Inesperadamente, Bassel al-Assad murió en un accidente automovilístico a las afueras de Damasco en 1994, dejando un vacío que debía ser llenado rápidamente y que ocasionó el improvisado retorno de su hermano Bashar a Siria. La tarea del régimen frente a estas circunstancias excepcionales era compleja. Consistía en convertir de manera express a Bashar al-Assad en un próximo dictador en ejercicio, debido a los acumulados problemas de salud de su padre, quien sabía que estaban contra el tiempo para asegurar una tranquila transición de poder en su ausencia (Hof y Simon, 2013).

      Para este momento, en aras de asegurar este tipo de sucesión propia de un inusual modelo de monarquía republicana, Bashar inició apresuradamente tanto su entrenamiento militar como su inducción al complejo mundo de toma de decisiones políticas a la sombra de su padre. Finalmente, Hafez al-Assad moriría en junio del año 2000 y su hijo Bashar asumiría el control del país con tan solo 35 años de edad.

      Este proceso de transformación extrema es detallado de manera clara por Hemmer (2003). El autor lo describe en los siguientes términos:

      A los pocos días de la muerte de su padre, Bashar rápidamente asumió posiciones de liderazgo en 3 de las más importantes instituciones formales de gobierno en Siria: las fuerzas armadas, el Partido Baaz y el Gobierno central [...] A su regreso a casa Bashar era un capitán, al año fue ascendido a mayor, al año siguiente a teniente coronel, en el año 2000 a coronel y luego de la muerte de su padre a general de tres estrellas y Comandante en jefe de las fuerzas armadas. [...] Adicionalmente, fue seleccionado para reemplazar a su padre como secretario general del Partido Baaz. Al mismo tiempo, el Parlamento sirio modificó la Constitución del país para rebajar la edad mínima para ejercer la Presidencia de 40 a 34, en una conveniente y oportuna buena fortuna, pues resultaba ser la edad que tenía Bashar en aquel momento. El Comando regional del Partido Baaz posteriormente nominó a Bashar a la presidencia, siendo secundada por el Parlamento. Un mes después de la muerte de su padre, el pueblo sirio hizo lo suyo en el referéndum presidencial en el cual se aprobó la nominación de Bashar [...] Mientras alguno podría considerar el resultado con 97.29 % de los votos a favor como un hecho emblemático, representa una precipitosa caída del 99.98 % obtenido por Hafez en su anterior nominación presidencial. (pp. 222-223) (Traducción propia)

      Por supuesto, este acelerado proceso de preparación política y militar ha sido desde entonces objeto de múltiples críticas. Muchos detractores de Bashar al-Assad veían en el nuevo liderazgo de Siria a un dirigente joven, inseguro e inexperto. Me explico: Hafez al-Assad era identificado al mismo tiempo como un líder político astuto y un sagaz comandante militar con un profundo sentido de la estrategia y la historia. Sus cualidades dentro y fuera del campo de batalla eran asociadas a una enorme capacidad de gestión, en donde no se dejaba absolutamente nada al azar ni a la improvisación, pues antes de tomar cualquier decisión calculaba profundamente sus repercusiones y requerimientos a largo plazo. Por el contrario, el gobierno de Bashar se caracterizaba por la toma de decisiones de manera impulsiva, y adolecía de la adecuada valoración y preparación para sus repercusiones inmediatas y futuras (Bar, 2006).

       ESTADOS UNIDOS

       En qué clase de mundo viviremos si los Estados Unidos de América ven a un dictador que descaradamente viola las normas internacionales con gas venenoso y decidimos mirar hacia otra dirección.

      Barack Obama

       INTRODUCCIÓN

      Estados Unidos es el único país que ha experimentado una abrupta modificación de su política interna y exterior a partir del cambio de gobierno y las discrepancias existentes entre el actual mandatario Donald Trump con las bases de diplomacia establecidas por Barack Obama. Esta circunstancia ha generado una profunda grieta en lo que para muchos es el evidente retroceso de los Estados Unidos como actor hegemónico a nivel global. Ello, sumado a una serie de acciones a lo largo de la guerra, han generado un justificado cuestionamiento del papel estabilizador que puede desarrollar en la zona y la efectiva capacidad de hacer cumplir la palabra empeñada con tantos actores regionales que acuden a su órbita de influencia a partir de la promesa de protección.

      De acuerdo con Pollack (2014), si bien se podría afirmar que Estados Unidos no tiene per se unos objetivos estratégicos en Siria es adecuado concluir que sí los tiene alrededor de Siria, en varios de sus Estados vecinos, por lo cual su participación en la contienda se entiende más que justificada. En este sentido, el autor mantiene que existen al menos 3 circunstancias fundamentales que explican la participación de los Estados Unidos en la guerra. Primero, una de carácter humanitario frente al elevado número de víctimas fatales, desplazados y refugiados que ha dejado la confrontación. Segunda, una de carácter estratégico, pues, por ejemplo, Turquía es un Estado miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), mientras que Iraq, un miembro destacado de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y un Estado muy proclive a replicar la violencia siria, lo cual generaría una desbordada inestabilidad proyectada adicionalmente hacia el golfo Pérsico. Por su parte, con Israel mantiene la alianza estratégica más cercana de la región y muchos intereses comunes. Finalmente, Jordania es un aliado norteamericano militarmente débil, expuesto a la onda expansiva

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