Rezar, soplar, cantar: etnografía de una lengua ritual. Omar Alberto Garzón Chiriví
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El conjunto de prácticas culturales de la sociedad caméntŝá descrito hasta este punto se puede caracterizar como un proceso de transculturación (Ortiz, 2002). Desde esta perspectiva, no se puede negar que la sociedad caméntŝá no sea poseedora de valores y creencias ancestrales propias, ni que tampoco sea devota fiel de los principios de la religión católica, sino que, en un proceso de acomodación y resistencia, acoge elementos de ambas fuentes y los amalgama para crear “un fenómeno nuevo, original e independiente” (Ortiz, 2002, p. 125).
Un día en un cerro [El Cedro], un indígena que se hallaba trabajando la tierra vio de pronto un hombre de cabellera y barba larga, de gran hermosura. Era el Señor de Sibundoy. Aquel hombre que vestía cusma le encomendó al indígena la construcción de una capilla donde debería encender todos los días un cirio. El indígena aceptó y construyó la capilla en donde permanecía el Señor de Sibundoy. Un día, el indígena llegó y lo encontró con su túnica mojada. “Señor”, le preguntó el indígena, “¿en dónde has estado?”, pero el Señor de Sibundoy no le respondió. Así, cada día que el indígena iba a encender el cirio, encontraba al señor de Sibundoy sentado en un lugar diferente, por lo cual decidieron darle varios azotes. Entonces, el Señor riéndose dijo: “para vosotros mismos estoy reconstruyendo el camino y por qué me vais a flagelar”. “Volveré al lugar del trabajo para continuar la reapertura del camino, a fin de que vosotros transitéis sin trabajo”. Efectivamente, cuando la persona encargada de encender la vela volvió a la capilla, no encontró al Señor. A los ocho días, estando el Señor en la capilla, por orden del alférez y del sacristán, se convino flagelar al Señor en el cabildo. No se sabe cuántas zurras de azotes le dieron. Después de la azotaina, el Señor de Sibundoy dijo a la comunidad: “si vosotros tenéis más que poder que yo, os abandonaré y os daré un castigo. Como yo tengo grey en otra parte, seguramente me tratarán allá con más respeto y delicadeza. Aquí no. Ya me hicieron sentir dolores intensos en mi cuerpo. Allá vosotros. Habrá castigo para los sembrados y también para vosotros”. A los ocho días desapareció el Señor de Sibundoy de la capilla. Ahora está en Pasto. Desde entonces, nosotros hablamos así. (Historia narrada por el taita Martín Agreda, en Sibundoy)
Para la tradición oral caméntŝá, muchos elementos de su cultura han sido resignificados a la luz de la religión católica, tal como ocurre con la explicación del origen del idioma propio. De acuerdo con el relato del taita Martín Agreda, el idioma resulta de un castigo por los azotes que los indígenas infringieron a Jesucristo, durante el tiempo en el que se estaba construyendo el camino entre Sibundoy y Mocoa.3
Aunque en algún momento —hacia los años cincuenta, con los estudios del padre Catellví— se clasificó la lengua caméntŝá como perteneciente al tronco lingüístico chibcha, posteriormente esto fue desvirtuado y aparece clasificada como una lengua independiente, tal como lo señala Romoli (1963, citado en Ramírez de Jara, 1990):
Según Castellví, todos los territorios que habitaban el territorio de Almaguer al tiempo de la conquista hablaban dialectos del idioma llamado por él caméntŝá y por otros, coche (Rocha, Ortíz); mocoa (Loukotka, Brinton); kotse (Rivet); sebondy (Buchwald) o alguna variante de estos nombres. Por razones geográficas, históricas y de nomenclatura, los expertos que se han ocupado de esa lengua son de opinión de que ella representa el idioma de los antiguos quillacingas, dueños de la parte oriental del actual departamento de Nariño al norte de Téllez […] el coche-sibundoy-caméntŝá es generalmente considerado como una familia lingüística independiente y en vista de esta peculiaridad, habría que concluir que si la extinta lengua de Almaguer era de la dicha familia, como lo afirma Castellví, los pueblos primitivos almaguereños pertenecían a la etnia de los quillacingas. (p. 263)
Esta referencia de Romoli, tomada por Ramírez de Jara para analizar la composición sociocultural de la región, permite mostrar las distintas denominaciones que ha tenido la lengua y, de manera particular, su relación con los quillacingas, antiguos pobladores de la región, según lo afirma Castellví. El intento de buscar relación lingüística y cultural entre los caméntŝás y los quillacingas no ha dejado de causar malestar al interior del pueblo caméntŝá, quienes, con todo derecho, no se reconocen como quillacingas. Tendría que agregar que el desconocimiento a las particularidades lingüísticas y culturales del pueblo caméntŝá no es más que un tratamiento propio del colonialismo.
Los primeros estudios llevados a cabo en descripción fonológica y gramatical de la lengua fueron adelantados por Linda Howard (1972), Robert Van Zyl (1980) y José Raúl Monguí (1981). En las investigaciones en el ámbito gramatical se reconocen los trabajos de Alberto Juajibioy (1962) y José Narciso Jamioy (1992), estos últimos, indígenas caméntŝás.
Estructura general de la lengua caméntŝá
La caméntŝá ha sido caracterizada como una lengua aglutinante. Lyons (1971) define una lengua aglutinante como “aquella en la cual las palabras se componen generalmente de una secuencia de morfos, de modo que cada uno de ellos representa un morfema” (p. 194). Para el caso de esta lengua, a partir de una raíz verbal se articulan prefijos y sufijos que cumplen la función de señalar el aspecto, el modo, el lugar y el nombre. Es importante anotar que en la lengua caméntŝá no se marca el tiempo, lo que le da un carácter aspectual.
De acuerdo con los cuadros consonánticos y vocálicos de Howard y Monguí —presentados por Meléndez (2000)—, en la lengua caméntŝá se identifican 6 fonemas vocálicos y 31 fonemas consonánticos; una particularidad que señalan estos autores sobre la estructura silábica, es que la unión de tres consonantes y dos vocales [cccvv] “no es un patrón usual en las lenguas de Suramérica” (p. 135). Por otra parte, el acento es una característica marcada, generalmente, en la última sílaba.
Estudios etnográficos de la lengua
En este aspecto es importante destacar los estudios del taita Alberto Juajibioy, quien desde la década de los sesenta adelantó trabajos de recuperación de tradición oral. El taita Alberto llevó a cabo estudios en la Universidad de Antioquia y en la Universidad de Austin (Texas) en Estados Unidos, donde amplió sus conocimientos lingüísticos, los cuales le permitieron reflexionar sobre el carácter descriptivo de su lengua. Algunos de ellos son “Breve estudio preliminar del grupo aborigen de Sibundoy y su lengua kamsá en el sur de Colombia” (Juajibioy, 1962), Bosquejo etnolingüístico del grupo kamsá de Sibundoy (Wheeler y Juajibioy, 1974) y Lenguaje ceremonial y narraciones tradicionales de la cultura kamënt
Aspectos sociolingüísticos de la lengua
Durante el tiempo en que se adelantó el trabajo de campo para esta investigación, se aplicaron encuestas sociolingüísticas con el fin de indagar por el uso de la lengua y su relación con elementos sociales y culturales