La escritura del destierro. Michelle Evans Restrepo

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La escritura del destierro - Michelle Evans Restrepo Ciencias Humanas

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de carácter formativo tras la historia ficcionada del joven Emilio y su tutor. La última parte del libro V que lleva por nombre “De los viajes” trata del bildungsreise, o el viaje educativo y útil, que culmina la preparación del discípulo antes de su emancipación de la casa familiar. El Emilio está en la base de la formación de Bolívar, que fue educado en sus principios de la mano de Simón Rodríguez, maestro de primeras letras del Libertador. Por influencia de Bolívar, o simplemente porque para los independentistas Rousseau era una referencia ideológica fundamental, Santander también tenía un ejemplar del Emilio entre sus libros.82 La impronta de “De los viajes” en el viaje de Santander no parece tan clara como en el viaje de Francisco de Miranda, según mostró Joselyn M. Almeida,83 o incluso como lo fue en el segundo viaje de Bolívar a Europa.84 Para comenzar, Santander no era un joven noble en etapa de instrucción y su viaje no era ni siquiera voluntario. Sin embargo, algo hay en sus preocupaciones que recuerda las palabras que tuvo Rousseau para el viajero típico español, quien, a diferencia de la futilidad de ingleses, franceses y alemanes, “estudia en silencio el gobierno, las costumbres, la policía, y es el único de los cuatro que de regreso a casa saca de lo que ha visto alguna observación útil para su país”.85

      Queda claro hasta aquí que Santander era un consumidor de literatura de viajes; que su incursión en el género estuvo precedida por la lectura de viajeros extranjeros cuya forma de aproximación a la realidad era más ilustrada que romántica; que probablemente la influencia de esas lecturas marcó el tono concreto de su propia narrativa; que era consciente de la capacidad del relato de viaje de poner a circular una visión del mundo que podía ser favorable o no a sus intereses; y que, sabedor de ese poder, cuidó la forma en que sería representado tanto en los relatos ajenos como en el suyo propio, es decir, como viajado y viajero.86

      ***

      En conclusión, el modelo de escritura que inspira a Santander puede rastrearse en varias fuentes. Si bien no se puede hablar de un piloto que guía su discurso, lo que sí hay son varios paradigmas que ejercen influencia sobre su forma de narrar. El primero y de mayor arraigo viene de la tradición hispánica y se expresa en la capacidad de Santander para inventariar lo visible en toda su complejidad, pero con el discernimiento de quien sabe distinguir lo útil de lo innecesario. Es un tipo de inteligencia “inoculada” por el sistema administrativo español después de varios siglos de práctica burocrática y que debió desarrollar Santander a lo largo de su entrenamiento como aspirante a funcionario colonial. El segundo fue un fenómeno de su tiempo, un movimiento de personas que imbuidas del espíritu de la Ilustración encontraron en los informes de los exploradores europeos una lección sobre cómo hacer del viaje espacio de conocimiento. Impregnados de esa atmósfera cientificista, los iluminados criollos popularizaron un tipo de lenguaje neutro que reñía con la expresión afectada de la subjetividad. Sin ser un “sabio”, es posible que Santander hubiera encontrado en la literatura naturalista el tono exacto para contar su viaje sin revelar su intimidad. Y, finalmente, el último ascendiente es electivo en la medida en que deriva del criterio caprichoso de quien forma una colección. La serie viática de la biblioteca personal de Santander es representativa de ese momento de la historia en el que aventureros extranjeros se lanzaron al encuentro de mundos que, aunque ya habían sido descubiertos, estaban a la espera de revelar su potencial mercantil. Pese a que en la época circulaban relatos de viaje románticos, la preferencia de Santander por los viajes de exploración refleja la inclinación del autor del Diario por las empresas productivas, incluso si el viaje a Europa le reportó más réditos personales que materiales. El canon de la literatura de exploración planea sobre el viaje de Santander, pero también la pregunta por lo que reporta utilidad de los protocolos administrativos españoles y el lenguaje objetivo de las ciencias naturales. Bajo ese techo de referencias no es raro que Santander hiciera de su viaje un catálogo de cosas, personas y lugares, sin mayor espacio de introspección.

      Una vez delineado el marco discursivo en el que se inscribe el Diario, lo que sigue es el análisis del hecho que lo determina: el viaje, desde la expulsión de Colombia hasta el regreso triunfante cargado de ideas, hábitos, bienes y relaciones.

      Notas

      1 Carlos Alberto González, Homo viator, Homo scribens. Cultura gráfica, información y gobierno en la expansión atlántica (siglos XV-XVII) (Madrid: Marcial Pons Historia, 2007), 128.

      2 Joaquín Francisco Pacheco, Francisco de Cárdenas y Luis Torres de Mendoza (dirs.), “Ordenanzas sobre descubrimiento nuevo y población (13 de julio de 1563)”, en Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y colonización de las posesiones españolas en América y Oceanía, sacados, en su mayor parte del Real Archivo de Indias. T. VIII (Madrid: Imprenta de Frías y Compañía, 1867), 493.

      3 A Felipe II se debe la orden de diligenciar los cuestionarios del periodo 1579-1585 en América y la España peninsular.

      4 Elena Altuna, El discurso colonialista de los caminantes, siglos XVII-XVIII (Berkeley: Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar/Latinoamericana, 2002), 50, 223.

      5 Sebastián Díaz Ángel, Santiago Muñoz Arbeláez y Mauricio Nieto Olarte, “¿Cómo se hace un mapa? El caso del Atlas de José Manuel Restrepo”, en Ensamblando heteroglosías, editado por Olga Restrepo Forero. V. 2 (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2013), 304, nota de pie de página n.° 13.

      6 Gaceta de Colombia, n.° 112 (7 de diciembre de 1823): [s.p.].

      7 José Manuel Restrepo, “Ensayo sobre la geografía, producciones, industria y poblacion de la provincia de Antioquia en el Nuevo Reino de Granada”, en Semanario de la Nueva Granada, dirigido por Francisco José de Caldas (París: Librería Castellana, 1849), 194-228; Joaquín Camacho, “Relacion territorial de la provincia de Pamplona”, en Semanario de la Nueva Granada, dirigido por Francisco José de Caldas (París: Librería Castellana, 1849), 229-242; José María Salazar, “Memoria descriptiva del pais de Santa Fé de Bogotá”, en Semanario de la Nueva Granada, dirigido por Francisco José de Caldas, 384-410 (París: Librería Castellana, 1849).

      8 Hans-Joachim König, En el camino hacia la nación, nacionalismo en el proceso de formación del Estado y de la Nación de la Nueva Granada, 1750-1856 (Bogotá: Banco de la República, 1994), 92.

      9 Francisco de Paula Santander, Diario del General Francisco de Paula Santander en Europa y los EE. UU. 1829-1832 (Bogotá: Banco de la República, 1963), 346.

      10 Francisco de Solano (ed.), “Formación de noticias geográficas, demográficas, económicas, mineras, así como de la flora y fauna del Nuevo Reino de Granada”, en Cuestionarios para la formación de las Relaciones Geográficas de Indias, siglos XVI/XIX (Madrid: CSIC, 1988).

      11 Víctor Manuel Patiño (recopilación, selección, proemio, notas y edición), Relaciones geográficas de la Nueva Granada (siglos XVI a XIX) (Cali: Imprenta Departamental, 1983), 513.

      12 Juan Cristóbal Calvete de Estrella, El felicísimo viaje del muy alto y muy poderoso príncipe Don Felipe (Amberes: Martin Nucio, 1552).

      13 Ana María Sierra, “La corografía en las relaciones de entradas, El felicísimo viaje de Juan Cristóbal Calvete de Estrella”, en Del libro de emblemas a la ciudad simbólica, editado por Víctor Mínguez. V. 2 (Castelló de la Plana: Publicacions de la Universitat Jaume, 2000), 723.

      14 Francisco de Paula Santander, “Escrito sobre los sucesos políticos de Colombia desde 1826 hasta 1830”, en Santander en sus escritos, compilado por Manuel José Forero

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