Corazones rotos. Amy Chan
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Corazones rotos - Amy Chan страница 7
La montaña rusa del pensamiento obsesivo
En primer lugar, el pensamiento obsesivo es una tendencia humana natural, sobre todo después de las rupturas. Por lo tanto, no seas tan dura contigo si te ocurre un par de veces. Pero aprende a redirigir tus pensamientos para no exagerar y convertirlo en una técnica.
La doctora Elaina Zendegui, psicóloga clínica que se especializa en terapia cognitivo-conductual y terapia conductual dialéctica, enseña a las mujeres de Renew que el primer paso para cambiar nuestros patrones de pensamiento obsesivo es identificar el ciclo cuando está sucediendo. Debes captar las primeras señales, como sentir la primera gota de lluvia antes de la tormenta.
Según la doctora Zendegui: “Las emociones angustiantes (como la vergüenza, la tristeza y la ansiedad) o las sensaciones corporales asociadas a ellas pueden ser pistas de que estás atrapada en el pensamiento obsesivo. Una vez que te des cuenta de ello, devuelve suavemente tu atención al momento presente. Con gentileza, centra tu atención otra vez en tus experiencias sensoriales o tu respiración. Cuando el ciclo se reinicie (y tal vez así será), trae tu atención de regreso. Si necesitas más práctica, como muchas de nosotras, puedes comenzar una meditación de atención plena diaria, para desarrollar habilidades en torno a la conciencia de los patrones del pensamiento obsesivo y traer tu atención de regreso al momento presente”.
En las siguientes secciones repasaremos métodos comprobados que pueden ayudarte a detener en seco el pensamiento obsesivo y mover las emociones a través y fuera del cuerpo. Pero, primero, veamos cómo tus pensamientos e historias obsesivas podrían volver a traumatizarte.
¿Te estás retraumatizándote tú misma?
¿Cuántas veces has contado tu historia sobre la terrible ruptura? Mientras cuentas la historia con lujo de detalle, es posible que tus amigos y tu familia hayan intentado mostrar su apoyo haciendo eco de tus sentimientos: Vaya perdedor. ¡Es todo un narcisista!¡No puedo creer que esto te haya pasado!
Tus amigos bien intencionados piensan que es empático usar el dolor como una forma de conectar. Pero eso sólo alimenta la carga emocional. La historia misma comienza a transformarse y va tomando formas ligeramente diferentes cada vez que es contada. Como los mensajes en un juego de teléfono descompuesto, nuestros recuerdos no son sucesos definitivos y cambian, así sea levemente, cada vez que los traemos a la mente.
Las investigaciones realizadas sobre el mecanismo molecular de la memoria y el aprendizaje revelan que cada vez que recordamos una escena —o recuperamos un recuerdo de nuestra mente consciente—, la alteramos y, al hacerlo, la modificamos para siempre.
Amir Levine y Rachel S. F. Heller11
Cuando añades victimización y agregas interpretaciones y suposiciones a tu historia ésta se distorsiona hasta convertirse en algo mucho más doloroso. Ya no es una historia sobre tu ruptura, ahora se trata de cómo le entregaste los mejores años de tu vida, cómo no existen buenos hombres en el mundo y cómo te quedarás sola para siempre. Al fusionar realidad y ficción, creas dramáticas historias que acechan tu presente y tu futuro.
Y al volver a contar esa historia una y otra vez, vuelves a traumatizarte.
Nuestro cuerpo no puede diferenciar los eventos del pasado, el presente y el futuro.12 Cuando revivimos nuestra historia una y otra vez, cada que contamos nuestros recuerdos con minucioso detalle, nuestro cuerpo está creando una respuesta al estrés. ¿Alguna vez rompiste a llorar mientras hablabas de algo traumático aunque hubiera sucedido años atrás? Eso es porque tu cuerpo cree que la escena que estás recordando está sucediendo en tiempo real.
EJERCICIO 1: ¿Cuál es tu versión de la historia?
Cada vez que vilipendiamos a alguien, asumimos de manera automática el papel de víctima. Eso no te ayuda a sanar ni a seguir adelante. A lo largo de este libro, replantearemos activamente tu historia. Para comenzar, toma tu diario y un bolígrafo. En diez puntos, escribe tu historia sobre lo que pasó entre tú y tu ex. Puedes comenzar en cualquier lugar que desees, sólo apégate a los diez puntos. Aquí tienes la oportunidad de hacer trampa: puedes hacer que cada punto abarque todo el tiempo que tú quieras. Redáctala como si le estuvieras contando la historia a un amigo. Usaremos esta historia de diez puntos para el próximo ejercicio.
¿Enganchada en una trampa del pensamiento?
Tu cerebro puede ser un astuto hijo de puta. Después de todo, fue diseñado hace más de doscientos mil años para lograr que sobrevivieras a las duras condiciones del medio ambiente, y los cazadores-recolectores que eran más sensibles a cualquier riesgo o señal de peligro tenían las mejores posibilidades de sobrevivir. Además, la exclusión social de la tribu era cuestión de vida o muerte. Aunque hoy en día no enfrentamos las mismas amenazas, nuestros cerebros todavía tienen que adaptarse. Siguen siendo máquinas de supervivencia, tienen un sesgo de negatividad innato y son extremadamente sensibles al rechazo social. La razón por la que puedes entrar en las espirales del pensamiento obsesivo negativo no es porque estés loca, sino porque tu cerebro está haciendo su trabajo, tratando de mantenerte a salvo.
¡Pero ese modus operandi puede mantenernos también en la trampa del pensamiento negativo! La doctora Naomi Arbit, científica del comportamiento y estratega del cambio positivo, explica: “Los neurocientíficos han identificado un área del hemisferio cerebral izquierdo, comúnmente referida como ‘el intérprete’. Esta parte de nuestro cerebro está constantemente tejiendo narrativas para ayudarnos a mantener nuestro sentido de identidad, nuestra narrativa personal. Este intérprete filtra la información y las experiencias entrantes y les da su propio giro. Pero las narrativas fabricadas por esta parte del cerebro no se corresponden con la verdad forzosamente. Esto se ve agravado por nuestra tendencia a creer estas narrativas y aceptarlas como un hecho”.
Nuestro cerebro teje sus propias narrativas y eso puede provocar que creemos distorsiones cognitivas, también conocidas como “trampas del pensamiento”; se trata de formas irracionales de pensar que refuerzan el pensamiento negativo, perpetuando a menudo estados psicológicos como la depresión y la ansiedad.13
EJERCICIO 2: Separa la realidad de la ficción
Repasa tu historia de diez puntos y separa los hechos de la ficción. Comienza identificando y encerrando en un círculo cualquiera de las trampas comunes del pensamiento. Fíjate si hay alguna a la que seas más propensa. Una vez que hayas hecho esto, escribe tu historia de nuevo, pero esta vez usa sólo cinco puntos y cíñete a los hechos.
Filtrado: centrarte sólo en lo negativo y dejar fuera lo positivo. También se conoce como sesgo de negatividad (por ejemplo: Toda la relación fue una mentira).
Convertir en catástrofe: irte a los extremos e imaginar el peor de los escenarios (por ejemplo: Estaré sola para siempre).
Sobreestimación: exagerar