Entre narcos y policías. Javier Auyero

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Entre narcos y policías - Javier Auyero Sociología y Política

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arreglo de un policía con un narcotraficante (lo que muchos manuales de sociología política llamarían “sociedad” y “Estado”).

      ¿Por qué una persona sin mayor interés en la política argentina ni en la relación del Estado con los ciudadanos pobres querría leer este libro? ¿Qué podemos decirles a los lectores acerca de este tema, sin duda mucho más amplio? Estas preguntas recurrentes atormentan a los investigadores que, al igual que nosotros, residen y trabajan en los Estados Unidos, pero escriben sobre otras áreas del mundo. Para nosotros este libro es producto de un esfuerzo colectivo por develar y analizar interacciones y resoluciones encubiertas que nadie quiere que sean vistas, leídas o analizadas. Si bien los programas de televisión populares, el cine y los documentales a veces recurren al “detrás de escena” para mostrar el crimen y el castigo, los académicos que estudian la pobreza, el Estado y la violencia rara vez se orientan en esa dirección. Este libro presta atención analítica no solo a la dimensión clandestina de las interacciones entre Estado y sociedad, sino también a las maneras en que estas configuran la vida cotidiana de los ciudadanos pobres. En vez de ofrecer un postulado teórico, queremos mostrar cómo funciona la colusión.

      En las páginas que siguen, incursionamos en diferentes tipos de estudios académicos. Algunos fueron producidos por sociólogos y antropólogos en la Argentina sobre la realidad argentina; otros, por sociólogos, politólogos y antropólogos que residen y trabajan en los Estados Unidos y se dedican a examinar las condiciones, problemas y dinámicas en América Latina y otras partes del mundo; y otros producidos por sociólogos residentes en los Estados Unidos sobre temas específicamente estadounidenses. Y aquí aparece otra de las lecciones de nuestro estudio. Nos apoyamos en diversas literaturas, no por afán academicista, sino porque necesitamos dar sentido al material empírico que encontramos. Los académicos, y en particular los sociólogos urbanos, podrían acompañar este intento y proponer un análisis que trascienda las fronteras disciplinarias y nacionales para acabar con el parroquialismo que todavía caracteriza a buena parte de nuestro campo. Creemos que los sociólogos urbanos en los Estados Unidos tienen mucho que aprender de lo que se escribe en otras partes del mundo. Este libro, creemos, ofrece una demostración empírica de qué tipo de estudios académicos es posible producir desde una perspectiva transdisciplinaria y transnacional.

      La tercera lección de este libro está relacionada con los métodos. El trabajo etnográfico expone las virtudes de capturar la naturaleza relacional de un fenómeno determinado desde diversas posiciones: por ejemplo, entender un desalojo en Milwaukee desde los puntos de vista del desalojado y del propietario del inmueble (Desmond, 2016), o cuestionar el patrullaje policial en Los Ángeles estudiando a los policías y a los sin techo (Stuart, 2016). A veces esto puede hacerse con trabajo de campo etnográfico multisituado. Otras, dado el carácter ilícito de la actividad que se investiga (y los riesgos que conlleva investigarla), se hace necesario implementar otros métodos. Nuestro estudio muestra cómo pueden combinarse diferentes formas de recolección de datos –en este caso, trabajo de campo etnográfico e investigación de archivo– de una manera productiva.

       * * *

      Nuestro libro procede como detallaremos a continuación. El primer capítulo sitúa este trabajo en el marco de los estudios académicos sobre redes ilícitas entre funcionarios del Estado y organizaciones de narcotráfico. Aquí utilizamos la noción de intreccio que emplean los italianos para referirse a las conexiones entre miembros de la mafia y funcionarios estatales, con el objetivo de comprender el surgimiento y el funcionamiento interno de las “redes de extorsión apoyadas por el Estado” (Snyder y Durán-Martínez, 2009). Ambos conceptos ilustran con claridad la existencia de conexiones clandestinas entre participantes en actividades criminales y miembros del aparato represivo del Estado, conexiones a las que nuestros entrevistados denominaban, en buen criollo, arreglo.

      Si bien los especialistas destacan la importancia de estas conexiones clandestinas, muy pocos trabajos académicos han analizado con minuciosidad el contenido real de estas relaciones encubiertas. Este libro no solo cubre esta importante brecha, sino que trasciende la descripción para conectar el contenido de la colusión policial-criminal con las respuestas reales de los actores involucrados y las experiencias vividas por las personas afectadas por estas relaciones. A esto le sumamos un breve contexto histórico del narcotráfico y la corrupción policial en la Argentina.

      A partir de estos fundamentos teóricos y contextuales, comenzamos nuestro análisis empírico de las conexiones clandestinas desde abajo hacia arriba. Los capítulos 2 y 3 se basan primordialmente en datos etnográficos y tomados de entrevistas para detallar los encuentros cotidianos con el crimen y la violencia en las calles y los hogares de Arquitecto Tucci. En el capítulo 2 describimos las experiencias diarias de los vecinos con esta violencia y documentamos los caminos que utiliza la violencia relacionada con las drogas para entrar en sus hogares. Al igual que Carolina –cuya historia dio comienzo a esta introducción–, la mayoría de los vecinos con quienes hablamos tenían experiencias personales con la violencia, opiniones fuertes sobre la policía en el barrio, y sospechas de extorsión y complicidad policial con los traficantes. Todo esto generaba una desconfianza generalizada hacia las fuerzas de seguridad locales, como describimos en el capítulo 3.

      Los tres capítulos siguientes abandonan el campo (Arquitecto Tucci) y se desplazan hacia donde está la colusión. A través de un detallado análisis de procesos judiciales que implican a participantes en el narcotráfico y miembros de las fuerzas de seguridad, nos enfocamos en las relaciones de colusión existentes a lo largo y ancho de la Argentina. Estos capítulos se trasladan desde los suburbios de Buenos Aires en el capítulo 4 –donde analizamos las relaciones clandestinas entre un grupo al que llamamos Los Vagones y miembros de la policía local– hasta los barrios pobres que rodean la ciudad de Rosario, en el capítulo 5 –donde los integrantes de Los Monos confiaban en sus estrechas conexiones con diversas fuerzas de seguridad–. En el capítulo 6 viajamos a la frontera noreste del país para estudiar una organización de narcos bien conectada a la que llamamos Los Pescadores, y después retornamos al Conurbano bonaerense para conocer el funcionamiento interno de La Banda de Raúl. En conjunto, estos tres capítulos presentan evidencia del contenido real de la colusión y muestran los importantes intercambios de material y recursos informativos que acompañan a la provisión de “protección”.

      En el capítulo 7 abandonamos los casos específicos para teorizar la colusión mediante un examen detallado de los recursos, prácticas y procesos relacionales que la componen. Y señalamos que el arreglo profundo y rutinario entre narcotraficantes y miembros de las fuerzas de seguridad estudiado en este libro no es una característica perenne del sistema de gobierno en la Argentina o, para el caso, en América Latina. El cambio es posible. Conscientes de lo perniciosa que es la colusión para las instituciones democráticas, concluimos con una reafirmación del valor y la importancia de las ciencias sociales públicas y con una especulación empírica sobre maneras posibles de erradicar la colusión. La ambivalencia del Estado aquí develada no hace que las tribulaciones, la frustración y la impotencia de Carolina sean menos dolorosas. Pero tenemos la esperanza de que, al menos, las vuelvan más comprensibles.

      [2] A menos que se explicite otra cosa, todos los nombres de personas y lugares fueron cambiados para proteger su anonimato. Arquitecto Tucci es el mismo barrio donde uno de nosotros realizó trabajo de campo para un proyecto anterior (Auyero y Berti, 2015).

      [3] Conocido como bazuco en Colombia, baserolo en Ecuador y mono en Chile, el paco es una forma barata y sumamente adictiva de la cocaína. Acerca de cómo la propagación del paco se relaciona con la transformación de la Argentina de un país de tránsito en un país de consumo y producción de cocaína, véase el interesante informe de Taylor (2008).

      [4] Nombre

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