¡Colombia a la vista!. Francisco Leal Quevedo

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¡Colombia a la vista! - Francisco Leal Quevedo

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      »Cuando miren el cielo y vean cuerpos que se desplazan, las “estrellas fugaces”, recuerden que se tra­ta de meteoritos que están ingresando a nuestra atmósfera, que pueden traer vida y muerte, pero son ante todo un bello momento fugaz en esta eternidad del cosmos. Y que nuestro destino es igual de bello y efímero. Por hoy la clase ha terminado.

      §

      Había previsto lo que pasaría. Durante la cena me preguntaron de nuevo:

      —¿Qué tal la clase de hoy?

      Se veía que tenían curiosidad y algo de preocu­pación. Dudaba si aliviarlos, pero aún no era tiempo. En ese momento pensé: “Está claro que ya no me quejaré en un ministerio sobre la violación de mis derechos, ni haré un escándalo en una emisora. Además, ya no sigo buscando en los Derechos del Niño una frase específica sobre el descanso en va­caciones”. Habíamos convenido que después de la tercera clase tomaría una decisión, entonces no de­bía apresurarme.

      —No sé. Un poco extraña… pero interesante —les respondí.

      6

      El fósil

      «§»

      Allí estábamos todos muy puntuales aquella fría mañana de miércoles, frente al teatrino.

      El sol peleaba sin fuerzas con las nubes. El cielo se parecía mucho a una panza de burro, gris y sucia. No tenía frío dentro de mi chaquetón. Eran las 8:00 a.m. cuando entró Teruel.

      —Hoy sí vamos a utilizar el TET. Todos listos, en sus puestos. Los cinturones de seguridad abrochados. Vamos a recorrer 166 km en un abrir y cerrar de ojos. He puesto en los comandos de esta nave las siguientes coordenadas: 5° 37’ 59” Norte, 73° 31’ 59” Oeste. Vamos en tiempo real, rumbo a Villa de Leyva, estamos sobrevolando la plaza prin­cipal, es una de las más grandes del país; luego tomaremos dirección hacia el Monasterio de Santo Eccehomo. Luego desviaremos hacia el fósil. Volamos ya muy bajo.

      Aunque está prohibido hacerlo, algunos niños en la vía nos ofrecen amonites, esos pequeños fósiles, como caracoles prehistóricos. Abundan en estas tierras que, al parecer, fueron hace millones de años un mar interior que se secó.

      —Miren la que está sobre la mesita de observación, bajo los reflectores. —Era pequeña, negra y lustrosa, en perfecto estado de conservación—. Los amonites eran seres vivos que tenían una concha protectora en forma de espiral. Son similares a los moluscos actuales con caparazón. Ahora son fósiles comunes, pues eran abundantes en los mares; se hallan dentro de las rocas del período Jurásico. Del interior de la concha salía un animal muy parecido a los pulpos. Algunos amonites son brillantes, de visos metálicos, otros pueden tener colores marmóreos, pues se pueden petrificar en diferentes minerales como la calcita o la pirita.

      »Villa de Leyva es tierra de fósiles pequeños y grandes. La palabra fósil en latín significa “aquello que es excavado”, se refiere a restos de organismos antiguos que se conservan petrificados en rocas sedimentarias de la corteza terrestre. ¿Recuerdan cómo se formaron?

      »Por lo general, los fósiles preservan la porción del organismo que estaba mineralizada, co­­mo los dientes y huesos de los vertebrados y los exoesqueletos de los invertebrados. El proceso más común de formación de fósiles es el de mineralización, en el que los minerales de aguas subterráneas se filtran en las partes duras del organismo, como huesos y conchas, y los petrifican, los convierten en piedra.

      »Hay otros métodos, aunque menos comunes, capaces de crear fósiles. Algunos son fascinantes: ¿alguna vez han visto un mosquito atrapado en ámbar? ¿Recuerdan que el ámbar es una piedra semipreciosa de origen vegetal, fosilizada, proveniente principalmente de coníferas?

      —Claro que sí, tengo un prendedor comprado en Lituania con un insecto adentro —dijo Mabel—. Si quieren, puedo traerlo para la próxima clase.

      El profesor le hizo un gesto para decirle que lo hiciera, que la clase contaba con ello.

      —Y además así empieza la película Jurassic Park, un mosquito atrapado en la resina tiene adentro sangre de dinosaurio con su ADN intacto —agregué yo.

      Mis compañeros y el profesor se rieron al verme tan entusiasmado. Me puse colorado. Lo que pasa es que este tema de los animales extintos me apasiona. Cuando las risas se callaron, Teruel me agrade­ció la participación.

      —Hemos aterrizado en la vereda Monquirá, donde alguien hace unos años hizo un gran hallazgo. En junio de 1977, un campesino del lugar que estaba haciendo un canal en su predio, al cavar, detectó y cortó los restos de lo que posiblemente era una de las aletas posteriores del animal fosilizado. Ahora, el fósil se encuentra exhibido en unas instalaciones adecuadas para protegerlo de la lluvia y el viento y evitar su deterioro.

      En ese momento nos proyectó un video, el pliosaurio se veía en una reconstrucción 3D imponente, con sus casi diez metros.

      —Al parecer hay en el mundo muy pocos ejemplares de ese período específico y este es el mejor conservado, lo cual lo hace aún más valioso. Verán aquí toda la línea taxonómica de nuestro espécimen:

      Reino: Animalia

      Filo: Chordata

      Clase: Sauropsida

      Orden: Plesiosauria

      Suborden: Pliosauroidea

      Familia: Pliosauridae

      Género: Kronosaurus

      —¿Alguno de ustedes conoce bien este sistema de clasificación taxonómica? Se usa desde Linneo…

      Me hubiera gustado lucirme y dejarlos impresionados, pero debía ser prudente, algo sabía pero aún no estaba listo.

      —Carlos Linneo (Råshult, 1707 - Upsala, 1778) fue un científico, naturalista, botánico y zoólogo sueco. Fue el creador de la actual clasificación de los seres vivos o taxonomía. Él desarrolló un sistema de nomenclatura binomial (1731), que se convertiría desde entonces en clásico, basado en la utilización de un primer término, con una letra inicial mayúscula que indica el género, y un segundo término que corresponde a la especie, escrita en letra minúscula. Además, agrupó los géneros en familias, las familias en clases, las clases en tipos (fila) y los tipos en reinos. Se le considera uno de los pioneros de la ecología.

      »Usando esta taxonomía, nuestro ejemplar se conoce como Kronosaurus boyacensis, pues así lo denominó Hampe en 1992.

      Pronto llegamos a un cobertizo que tiene en el centro un enorme fósil muy bien conservado.

      —Se calcula que este espécimen, llamado el Fósil de Villa de Leyva, tiene cerca de 110 millones de años y corresponde a los vestigios de un reptil marino. Según los expertos, es un Kronosaurus (“lagarto de Cronos”). Su nombre hace referencia a Kronos, el líder de los Titanes. Es un género extinto de pliosaurios, de cuello corto y cabeza grande, con cuatro aletas. Estos animales tenían grandes dientes cónicos de unos 25 cm y se alimentaban de otros reptiles marinos, peces y moluscos. Vivieron

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