La experiencia del tiempo. Ricardo Gibu Shimabukuro
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El morir exhibe esta idea de dejar de ser con un carácter absoluto, el yo que soy dejará de ser en el mundo “¿Cómo muere el yo? De modo que el ego con sus habitualidades adquiridas ya no es – ¿cuál es el significado de un no ser más, un no ser? ¿Qué temporalidad, qué ser?”16 (Hua XLII: 22). El dejar ser de la muerte implica la pérdida de la propia autoobjetivación del hombre en el mundo. El sujeto empírico puede saberse a sí mismo como finito gracias a que esta noción se desarrolla a la par de su propio mundo intersubjetivo hasta el punto en el que la noción de su propia muerte es asumida como una verdad apodíctica. La muerte conlleva una actitud que se encuentra definida en buena medida por las tradiciones que se han desarrollado a lo largo de la historia de la humanidad y que le son instruidas al sujeto de empírico. Por otra parte, el yo trascendental no puede concebir su propio término, su muerte, en una experiencia originaria; la dimensión temporal de la conciencia no reconoce comienzo ni fin. La subjetividad constituye el sentido del mundo y a su vez esta es asumida como existiendo en él. El hombre es consciente de su muerte, pero el sujeto trascendental no la podrá constituir; “es un hecho natural que voy a morir, pero es un hecho trascendental que no experimentaré mi muerte”17 (Sigrist, 2012: 129).
La pregunta por la constitución temporal de las vivencias lleva al planteamiento de la propia temporalidad de la propia conciencia. El ahondar en la temporalidad de la conciencia supone un análisis detenido y cuidado de los niveles constituyentes de la conciencia que no pueden ser objetivados; la propia temporalidad de la conciencia encuadra sus límites y la posibilidad de ahondar en sus vivencias (Vecino, 2018: 77). El saberse finito toma como punto de partida la duración de los caracteres inmanentes de las vivencias, pero no puede posicionarse sobre el flujo de conciencia que constituye el mundo. Un flujo que se caracteriza únicamente por pervivir en el instante del ahora, un instante que no reconoce principio o fin, sino que simplemente fluye. En el flujo de este hay ciertos puntos que señalan una especie de alteración, vivencias que no son capaces de ser representadas, el sueño profundo, la pérdida de conciencia, lo fundante en estos posibles ejemplos es que no son aprehendidos por el sujeto trascendental; son vividos por el empírico. Esta clase de intervalos son conocidos bajo el título de “fenómenos de transición y de inconsistencia” y marcarán la pauta para estudiar el caso de la muerte; su peculiar condición de posibilidad de acontecimiento impide que pueda ser tematizada en primera persona, únicamente será posible de acceder a ella mediante representaciones de terceros.
El yo trascendental es capaz de hacerse de su conciencia de finitud a través de la duración de sus vivencias y de los objetos que aprehende, pero será imposible que aprehenda su finitud en tanto que sujeto trascendental; únicamente puede acceder a su reconocimiento de finitud, y no de su muerte, al autoobjetivarse como hombre de carne y hueso que habita este mundo. Hombre y sujeto trascendental no son sinónimos; el hombre es capaz de enfermar y caer en coma, de entrar en una etapa de sueño profundo, mientras que el yo trascendental puede asumirse como eterno. ¿Qué posición toma el sujeto trascendental frente a este tipo de vivencias? En futuros trabajos se dará una tentativa de respuesta, por ahora basta comentar que el morir para el sujeto trascendental únicamente lo concibe como la pérdida de su corporalidad y de toda posibilidad por participar y vivir en el mundo en común. La muerte como fin le es inescrutable al sujeto trascendental.
Referencias bibliográficas
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– (2013b) (Hua XLII), Grenzprobleme der Phänomenologie. Analisen des Unbewusstseins und der Instinkte. Metaphisik. Späte Ethik. Texe aus dem Nachlass (1908-1937), ed. R. Sowa y T. Vongehr, Dordrecht, Springer.
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VECINO, M. C. (2018), “Muerte y metodología en la fenomenología husserliana”, Ideas y valores, 67 (166): 75-91.
1. Escrito en el diario personal de Husserl pocos meses antes de morir en 1937.
2. “Das Universum der Möglichkeiten meines Andersseins deckt sich mit dem Universum der Möglichkeiten eines Ich überhaupt. Das Ich kann nicht entstehen und vergehen”, apéndice XX, citado por San Martín (1987: 178).
3. “In der transzendentalen Zeitlichkeitsstrecke meiner Primordialität, strömendes Jetzt, fortströmend; aber sie hat ein Ende. Was für ein Ende? Dieser Lebensstil mit diesem Aktstil und Vermögensstil endet. Ein Ende hat meine Bewusstseinshabe, «mein Leib»” (la traducción es mía, al igual que todas las siguientes citas cuyo original en alemán se cite a pie de página).
4. “Körperlichkeit gewisser konkreter Struktur ist Bedingung für Leben, für Ichsein; aber ohne Leben, ohne Ichsein ist nicht Welt, ist nicht Körperlichkeit, ist nicht Raum- Zeitlichkeit etc.”.
5. “Der Mensch kann nicht unsterblich sein. Der Mensch stirbt notwendig. Der Mensch hat keine Präexistenz, in der zeit-räumlichen Welt war er früher nichts, und wird er nachher nichts seins. Aber das transzendentale urtümliche Leben, das letztlich weltschaffende Leben und dessen letztes Ich kann nicht aus dem Nichts werden und ins Nichts übergehen, es ist «unsterblich», weil das Sterben dafür keinen Sinn hat etc.”.
6. “…ist der Tod das Ausscheiden des transzendentalen Ego aus der Selbstobjektivation