La experiencia del tiempo. Ricardo Gibu Shimabukuro

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La experiencia del tiempo - Ricardo Gibu Shimabukuro Filosofía

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“Den Tod kann niemand an sich erfahren -aber wie erfährt er ihn an anderen? Der Leib stirbt, der Leib verändert sich körperlich so, daß er die Bedingungen der Möglichkeit der Einfühlung aufhebt. Was dazu gehört, daß er nicht mehr, selbst wenn er äußerlich noch wie ein Leib aussieht, nicht mehr <ein> seelisches Sein ausdrückt, davon weiß schon das alltägliche Leben einiges”.

      8. “…Körperlichkeit gewisser konkreter Struktur ist Bedingung für Leben, für Ichsein; aber ohne Leben, ohne Ichsein ist nicht Welt, ist nicht Körperlichkeit, ist nicht Raum- Zeitlichkeit, etc.”.

      9. Volveremos a tocar estos puntos sobre la intersubjetividad y la corporalidad en relación con la muerte más adelante.

      10. “Der Mensch kann nicht unsterblich sein. Der Mensch stirbt notwendig. Der Mensch hat keine Präexistenz, in der zeit-räumlichen Welt war er früher nichts, und wird er nachher nichts seins. Aber das transzendentale urtümliche Leben, das letztlich weltschaffende Leben und dessen letztes Ich kann nicht aus dem Nichts werden und ins Nichts übergehen, es ist «unsterblich», weil das Sterben dafür keinen Sinn hat, etc.”.

      11. Hua XIV: 154-158, citado por San Martín (1987: 178-183).

      12. “Aber ist das nicht paradox: lebend in strömender Gegenwart seiend, muss ich unweigerlich glauben, dass ich leben werde, wenn ich doch weiβ, dass mein Tod bevorsteht”.

      13. “El presente [vivo] perdurable cesa cada día cuando uno se duerme y nace de nuevo cuando uno despierta. Así que, por supuesto, el ego cesa. Lo que Husserl quiere decir es que el final del presente vivo no se puede experimentar ni siquiera imaginar como un fin, ni el despertar o el nacimiento como un principio” (“The enduring present ceases each day when one falls asleep, and is born again when one awakes. So of course the ego ceases. What Husserl means is that the end of the enduring present cannot be experienced or even imagined as an end, nor it’s waking or birth as a beginning”) (Sigrist, 2012: 129).

      14. “Der Tod für das transzendentale Ich kann bedeuten: Es verliert «Leiblichkeit», es verliert Weltbewusstsein, es tritt aus der Weltregelung heraus”.

      15. “In der transzendentalen Zeitlichkeitsstrecke meiner Primordialität, strömendes Jetzt, fortströmend; aber sie hat ein Ende. Was für ein Ende? Dieser Lebensstil mit diesem Aktstil und Vermögensstil endet. Ein Ende hat meine Bewusstseinshabe, «mein Leib»”.

      16. “Wie stirbt das Ich selbst? Also das Ich mit seinen erworbenen Habitualitäten ist nicht mehr – was setzt der Sinn eines Nichtmehrseins, eines Nichtseins überhaupt voraus? Was für Zeitlichkeit, was für Sein?”.

      17. “It’s a natural fact that I will die, but a transcendental fact that I will not experience my death”.

      Presente viviente, sueño y vigilia: el problema de la continuidad y de la ruptura de la predación del mundo en la fenomenología de Husserl

      Luis Ignacio Rojas Godina

      1. Introducción

      El sueño1 y la vigilia son dos fenómenos de la vida y no exclusivamente de la humana. Porque, en efecto, no solo la niña, el panadero, el viejo de la esquina y la reina en su palacio duermen y despiertan en su lecho cada mañana, sino que también el perro a mi lado, las gallinas, los delfines, los peces, las lagartijas, las víboras y, aparentemente, hasta las abejas, las cucarachas y las moscas de la fruta duermen y despiertan cíclicamente durante toda su vida. A su vez, se trata de eventos tan cotidianos (como el canto de las aves por la mañana, bañarse, comer o lavarse los dientes) que muchas veces pasan desapercibidos y solo les prestamos atención cuando se da una anomalía, por ejemplo, al sufrir insomnio por las noches o, al contrario, al tener un acceso de sueño durante una soporífera conferencia.

      Sin embargo, también podría decirse que el sueño y la vigilia han sido tomados por muchas de las grandes civilizaciones como fenómenos fundamentales de la vida que con frecuencia han sido asociados a otros fenómenos igualmente esenciales, como el nacimiento y la muerte. Por su parte, las ciencias modernas de la vida comprendida como un epifenómeno de la naturaleza (especialmente, la fisiología) nos han ayudado a entender que el sueño no es un mero accidente de la vida animal, sino que cumple una importante función de restauración tanto física como psíquica para la subsistencia de los organismos.

      Antes que nada, quisiera dejar claro que, si bien el estudio de, por ejemplo, la relación entre el funcionamiento del metabolismo y los ritmos circadianos o entre la actividad cerebral y las fases del sueño son útiles para explicar el sueño como un evento fisiológico y psíquico esencial de la vida animal, en realidad poco o nada pueden ayudarnos a comprender dichos eventos en cuanto fenómenos originarios de nuestra propia vida, esto es, en cuanto efectivamente experienciados, en cuanto vividos, por cada quien y desde la perspectiva en primera persona en la que aparecen desde el interior de su vida. En este sentido, no hay ciencia posible que enseñe en qué consiste dormir y estar despierto, y no por el simple hecho de que yo pueda constatar con mis propios ojos que, por ejemplo, Salamina duerme plácidamente en su cucha y que se despierta al salir el sol, sino porque yo he vivido y vivo en carne propia el quedarme dormido cada noche, el despertarme a la mañana siguiente y el permanecer en vigilia hasta el anochecer.

      ¿Cuál es pues el sentido de dichos fenómenos? y, ya entrando en materia, ¿cómo se constituye en mí la experiencia que tengo de ellos?, en fin, ¿qué papel poseen estos en la autoconstitución de mi propia vida? Como mostraré más adelante, estas son preguntas que el propio Husserl se formuló en el marco de su fenomenología trascendental y que implican cuestiones verdaderamente medulares para comprender nuestra vida concreta en el mundo. Justamente, y como objetivo principal del presente escrito, se hará patente que al situar el sueño y la vigilia en el centro de la problemática de la constitución de la predación del mundo surgirá un escollo nada sencillo de resolver en la comprensión del protofenómeno del presente viviente que define de un cabo a otro nuestra vida trascendental subjetiva. Pero antes permítaseme mostrar de qué manera Aristóteles nos puede encaminar hacia el abordaje fenomenológico de tales cuestiones.

      2. La teoría aristotélica del sueño y la vigilia

      En

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