La sociedad de castas. Agustín Pániker Vilaplana

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La sociedad de castas - Agustín Pániker Vilaplana Ensayo

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suele ser mayoritariamente por elección personal.

      En comunidades como la jāṭ del norte de India o Pakistán tampoco ha sido raro que una viuda despose por segunda vez al hermano (o a algún primo) de su difunto marido. De hecho, en estados como Punjab o Haryana se ha tornado perversamente popular el llamado “síndrome Draupadī”, es decir, compartir una misma esposa entre hermanos para mantener la propiedad (ya que entre los jāṭs las tierras sólo pasan a hijos varones), si bien públicamente muchas familias no admiten la poliandria.

      Precisamente, en los aspectos más crudos de la patriarquía vamos a centrar nuestra atención en el próximo capítulo.

      2. LA FAMILIA PATRIARCAL

      La familia es la institución central de la sociedad india, por encima de la casta, la religión, la lengua o la nación. En un país donde la seguridad social es muy débil, la familia suple al Estado “asegurando” a sus miembros. Es a la familia a donde uno recurre cuando le van mal las cosas, ya sea por desempleo, por una sequía o por el simple hecho de envejecer.

      La India es bien conocida por haber desarrollado un modelo peculiar de familia: la llamada “familia extensa” (joint family) patriarcal; o sea, un hogar multigeneracional (donde conviven tres o cuatro generaciones), patrilineal (contempla la herencia y la descendencia sólo a través de los varones) y patrifocal (los varones de cada familia permanecen en el hogar paterno y traen a las esposas a vivir consigo). El eje de la patriarquía es, por tanto, la transferencia de las mujeres y la incorporación de niños varones a la patrilínea. La familia está gobernada por las nociones de obediencia filial y lealtad fraternal. La autoridad recae en los varones y en los mayores, mientras que el honor de la familia reside, en parte, en el comportamiento de las mujeres.

      Si bien este es el modelo preponderante en el Sur de Asia, convendría realizar alguna aclaración preliminar.

      En pleno paradigma evolucionista, sir Henry Maine planteó que la familia extensa constituía una de las formas más arcaicas de organización familiar. La llamó “patriarcal” dado que se basaría en la patria potestas o absoluto poder del patriarca. (Aún más prehistórico habría sido el modelo “matriarcal”.) A medida que las sociedades evolucionan, esta vieja forma de organización pasaría por diferentes etapas hasta ser reemplazada por un modelo “contractual”, basado en la familia conyugal monogámica. La teoría de Maine sería “confirmada” en las décadas de los 1950s y 1960s, que veían en el modelo familiar norteamericano el futuro de la familia de otras sociedades.

      De ahí proceden dos estereotipos todavía vigentes. Aquel que dice que la familia nuclear o conyugal (pareja y su prole) sólo ha existido en el moderno Occidente; imagen desmentida por los historiadores y los antropólogos, que han demostrado que en numerosas sociedades no capitalistas, no industriales y no modernas, han existido familias nucleares (siendo precisamente la India un buen ejemplo). Y otro que dice que si una sociedad toma la vía del desarrollo, automáticamente sus familias tenderán al modelo nuclear (una generación) y conyugal (autoridad en la pareja). Pero lo cierto es que, como ya mostró Milton Singer, en la India el modelo de la familia extensa no cede el paso al de la nuclear.1

      En realidad, como Patricia Uberoi ha aclarado, en este debate se están mezclando los conceptos de hogar y familia,2 que son distintos. Cuando los sociólogos hablan de la “familia” india muchas veces se refieren al “hogar”.

      Aunque los censos británicos ya mostraron que el hogar “extenso” era menos prevalente de lo que se suponía, la inmensa mayoría de los sociólogos –indios o no indios– que ha estudiado la India ha dado por supuesto el carácter atemporal y hegemónico de este modelo. Así, las formas de parentesco que no se ajustan a este patrón, que son legión, han quedado relegadas a meras notas al pie.

      Hay zonas del sur de la India, por ejemplo, donde se ha seguido un modelo de familia extensa matrilineal y matrifocal. Se calculó que todavía a principios de siglo XX un 70% de los keralitas seguía ese sistema matrilineal (marumakkattāyam).3 En zonas del Punjab, la poliandria fraternal (una esposa para dos o más hermanos) ha sido relativamente común entre castas agrícolas. Entre las castas más bajas, la familia extensa es incluso rara; lo normal es la pequeña familia nuclear.

      Hoy, la estadística demuestra (aunque ojo con su uso)a que el hogar extenso no es el formato dominante en la India. De hecho, los hogares nucleares los superan en número, aunque no en porcentaje de la población (ya que en un hogar extenso vive mayor cantidad de personas). Así, el tópico de que la familia extensa es mayoritaria en la India sale mal parado. La segunda sorpresa viene al comprobar que la proporción de hogares extensos se mantiene estable y no decae. (Hogares nucleares que resultan de una “partición” de una familia extensa se transforman, a su vez, en extensos en una generación.) Como concluye Patricia Uberoi, estos resultados no reflejan que la urbanización conlleve la nuclearización.4

      Es más, en ciertas zonas rurales se ha registrado un incremento proporcional tanto de hogares extensos como de nucleares (en detrimento de otros modelos, que retroceden). Otro patrón que crece es el de la stem familiy (los padres con un hijo casado). Nótese, sin embargo, la escasísima proporción de hogares en la India donde únicamente reside una persona mayor de 65 años: 4% (contra un 30% en los Estados Unidos).

      Lo que sí revelan los estudios sociológicos es que en la India existen muchas obligaciones hacia los valores y las normas de parentesco de la familia extensa, aun cuando se habite en un hogar nuclear. En la aldea, varios hogares nucleares de una familia pueden vivir unos contiguos a los otros. Las propiedades también pueden ser comunitarias. Esta siempre ha sido una de las ventajas de la familia extensa. Todo el mundo contribuye con sus ingresos y comparte los gastos. Sólo el cabeza de familia sabe lo que aporta cada cual y lo redistribuye comunitaria y equitativamente.

      Los códigos de conducta en un hogar nuclear pueden seguir el mismo patrón que en un hogar extenso. Asimismo, aunque las parejas de una familia extensa puedan no compartir una misma cocina (es decir, vivan en casas adyacentes o en pisos distintos del bloque), la unidad social o psicológica de la familia extensa continua. Sudhir y Katharina Kakar remarcan que esta «posee una realidad psíquica independiente de su factualidad».5 Es esta realidad psíquica la que autoriza que alguien pueda visitar a un pariente lejano y se quede a vivir allí meses con absoluta naturalidad.

      Por tanto, aun sin pretensión de pintar el modelo de la familia india, y sabiendo que no podemos proyectar el formato de familia extensa patrilineal del norte de la India sobre todo el Sur de Asia, vamos a profundizar en la patriarquía y el género según se desprende de ese importante modelo familiar [FIG. 8]. Aunque pueda parecer que en este extenso capítulo nos alejamos de nuestro discurso sobre la casta, hay que señalar que las castas de la India comparten un mismo tipo de patriarquía: la llamada “patriarquía brahmánica”. Las castas están entrelazadas tanto por relaciones rituales o económicas como por la fuerza de dicha patriarquía. Opera incluso entre los grupos más alejados del brahmanismo, como los dalits.6 Muchos reformadores sociales indios (Phule, Ambedkar, Periyar, etcétera) notaron la complementariedad entre las jerarquías de casta y las de género, y la dificultad en destruir una sin destruir la otra. Para más inri, desde finales del siglo XIX –y de forma muy acelerada a partir de los 1990s– ha ido superponiéndose una “patriarquía capitalista”, asimismo implacable con todas las castas.

      LA PATRIFOCALIDAD

      La primera regla de la patriarquía indobrahmánica es la patrifocalidad: al casarse, las mujeres transitan de su familia natal a la del marido.

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